Review | Queer Eye, cambios de imagen y mariconsejos para la vida moderna

Título original: Queer Eye
País: EE.UU.
Año: 2018
Número de temporadas: 3 (17 episodios)
Duración: 45 minutos
Dirección: David Collins (no tengo claro)
Productora: Scout Productions | ITV Studios | ITV Entertainment
Disponible en: Netflix
Puntuación pandástica:
puntuacion_blog_4



Esta review es gracias a la pantalla inicial de destacados de Netflix y su uso (y abuso) de los autoplays. La realidad es que empecé a ver esta serie por la temporada 3 sin darme ni cuenta, solo a mitad del segundo episodio (o así, que no lo apunté) me dí cuenta de que me faltaba información esencial; aún así, decidí seguir viéndola y fue un descubrimiento. Obviamente la terminé y actualmente sigo viéndola en sentido contrario (voy por la temporada 2).

Vale, vamos al lío. Queer Eye va sobre cinco expertos en moda y estilo que ayudan a personas con sus problemas. Los presentamos, ellos son los Fab Five (así se hacen llamar): Antoni Porowski – Gastronomía, Tan France – Moda, Karamo Brown – Cultura, Bobby Berk – Diseño y Jonathan Van Ness – Estética.

La serie es un reboot o remake (como quieras llamarlo, yo ya no sé ni qué significan estas palabras) de Queer Eye for the Straight Guy, el boom del 2003 del canal de televisión por cable y satélite estadounidense Bravo (propiedad de NBCUniversal). Tiene un cambio sustancial con su predecesor y es que en la original iban solo a casa de hombres heterosexuales. También han cambiado a los Fab Five (porque claro, han pasado 15 años).

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En general, esta serie se basa en cambios de imagen (makeovers, si quieres) a personas de lo más heterogéneas y diversas; y todos los programas, por lo general, cuentan con una cantidad mínima de drama del 25% (así, a ojo). No, en serio, según avanzaba en la temporada iba aumentando mi dosis de llanto con la serie (en uno de los capítulos especialmente). Para que os hagáis una idea tu empiezas con una señora que caza ardillas y luego se las come y terminas con un viudo y sus dos hijos de 2 y 4 años (tampoco me apunté las edades de los niños, perdón si están mal). Todo bien.

En cuanto a mis momentos favoritos, sin duda, los mariconsejos del final. No tengo claro si porque se llaman mariconsejos o porque son útiles Al menos todos ellos son positivos. Eso es algo de agradecer en este tipo de programas (que en general, el tono sea positivo) pero a su vez, es de las cosas más desagradables que todo sea super optimista; aquí es cuando llegan los realistas a decir que soy una escepticista (ya se que es escéptica, pero así me rimaba). Siguiendo con el tema, en general me han resultado útiles la mayoría de sus consejos, que a veces eran solo sentido común y otras trataban problemas más complejos que habitualmente se tiende a pensar que nadie más tiene pero que mira, así te enteras de que no eres el único. Lo mejor y más creíble es que los cinco han pasado por su drama personal que los capacita para ayudar a los demás: soy adoptado, he sido alcohólico, drogadicto, he sufrido ansiedad, bullying ¡de todo! Yo esto lo atribuyo a un buen guión o al casting, os dejo decidir.

Mi personaje favorito es sin duda Jonathan, ¡tan maravilloso con su pelo largo, su bigote perfecto, sus taconazos y su increíble preocupación por el cuidado de la piel! Error mio por verlo en castellano, pero ¿a qué viene su voz? Es hiper exagerado todo. Acabé poniéndomelo en inglés.

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Me gustan bastante sus cambios de imagen, su pack de ropa + pelo suele ir muy bien junto. Los problemas psicológicos ya hemos comentado que los abordan bien, de una manera sosa pero respetuosa y tolerante (¿como debe ser?, dejo la pregunta en el aire). Lo de la decoración es lo más. Yo participaría en un programa de estos solo para que venga alguien a cambiar mi nevera de hace 20 años; aunque me enfadaría cuando viese que también se han llevado mi tele, qué no sé porque no existen para los decoradores. La comida igual es lo que más me flojea: hacen una recetita sin más y ya. Lo acepto porque Antoni, el de gastro, es super guapo, pero vaya

Para ir terminando, les pasa un poco como a la Mari (Marie Kondo) y es que Netflix quiere ser políticamente correcto, hacer un programa de cambios de imagen, ayudar a la mejora personal, meter drama por el morbo… y claro, todo eso en 40 minutos no les cabe. Meten bien de relleno con imágenes de los cinco haciendo el chorra. El momento final en el que ven cómo su asesorado se enfrenta a un evento (organizado por él mismo) tras la transformación suele ser graciosete. Hago spoiler y os cuento que uno se echa crema hidratante pensando que es cera para el pelo. Bien me reí. La recomiendo.

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Etiquetas: Series

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