Andrea Rodríguez
Querido diario:
Te presento mi apuesta de "no ficción" para este febrero que ya casi termina, visitando la web de Planeta de libros me llamó la atención esta portada, leí la sinopsis que te dejaré más abajo en cursiva y...
La emotiva historia de Pablo Ráez, el héroe que luchó contra la leucemia, contada por su compañera, Andrea Rodríguez. Este es el romance más real que leerás jamás.
Él tenía 19 años cuando le diagnosticaron leucemia. Le plantó cara a la enfermedad, vivió cada día como si fuera el último y batió un récord al conseguir un máximo histórico de donantes de médula al movilizar a miles de personas con sus redes sociales. Él miró de frente a la muerte sacándole lo mejor a la vida.
Ella era la chica que se enamoró de Pablo. Juntos vivieron unos días llenos de amor, de fuerza, de esperanza y también dolor. Ahora escribe lo que nunca le pudo contar a su novio, en unas páginas que perdurarán como lo sigue haciendo el mensaje de Pablo. ¡Siempre fuerte!...y de repente en mi cerebro algo me dijo que necesitaba conocer esta historia. Yo he querido leerla como una novela cualquiera y no he podido pues sé que es real y muy emotiva, es bonita y además está contada desde el cariño, respeto y dulzura que se merece.
Sin embargo, entiendo que Andrea no es una escritora experimentada y le perdonaré un par de cosillas que seguro que mejorará si quiere dedicarse a escribir a partir de ahora como aprender a jugar entre el pasado y el presente que no es nada fácil.
Con esta historia tengo sentimientos encontrados porque por un lado me gusta, es romántica, muy espiritual y os la recomiendo si estáis buscando algo auténtico y que os emocione, pero me esperaba algo diferente. Es lo malo de leer con ciertas expectativas.
Esperaba quizás una mayor conexión con el Pablo que conocí a través de las noticias, ese luchador que consiguió un récord de donantes de médula, algo por lo que se merece mi respeto y admiración allá donde se encuentre. Estoy de acuerdo con otras opiniones con que es una historia dulce, bonita, emocionante... quizás un poco comercial, en ocasiones parece que buscaba el eslogan o la frase fácil para ponerla en las redes sociales que lo hacía menos natural.
Pensé que hablaría más sobre el duelo, sobre cómo ha afrontado la situación tras su marcha, también pensaba, no sé por qué, que se conocían desde hace mucho más tiempo pero como ellos bien dijeron, nada más verse por primera vez parecía como si ya se conocieran de toda la vida, quizás casi un instalove, ya que estas dos personas han sido seres muy espirituales muy enfocados a la autosuperación y quizás Andrea con este texto pretendía ayudar a otras personas compartiendo su historia que a mí me ha faltado un puntito de todo para que termine de llegarme.
Yo también he acompañado a personas muy cercanas mientras el cáncer se las llevaba y pensé que me sentiría más identificada, pero es normal, son situaciones diferentes. Quizás el destino, Dios o la fuerza en la que crea cada uno, puso Andrea y a Pablo en el mismo camino por alguna razón que desconocemos pero así es como mucha gente lo piensa.
No os estoy haciendo spoiler si os digo que todos sabemos cómo acaba la historia y saberlo desde el principio hace que vivas la trama de una forma distinta, cargada de esa sensación agridulce pero con un mensaje muy resilente.
Y no quisiera despedirme sin antes dar las gracias a la editorial por enviarme este ejemplar, a Andrea por dejarnos conocer su historia y a Pablo por impulsar las donaciones que tanta falta hacen y que, tras su marcha, sé que siguen con mucha fuerza.