Sinopsis: Este es un libro de anécdotas en el sentido más estricto del término. Cuando un cliente se acerca a una librería no siempre sabe qué quiere leer, y si lo sabe, no conoce exactamente el título del libro que busca, o el nombre del autor del libro, o… La oportunidad para el malentendido, la anécdota o el chiste está servida. Sin embargo, detrás de cualquier chiste se esconden verdades incuestionables, que en este caso tienen que ver con el «despiste» de los clientes y la creciente incomprensión con respecto a esa pregunta tan antigua: «¿Qué es un libro?»
CLIENTE: ¿Tenéis Bridget Jones: Loca por él?
LIBRERO: Lo hemos agotado, pero se lo puedo pedir. Llegará en las próximas 48 horas y podríamos enviárselo por correo.
CLIENTE: No le tengo confianza en la oficina de correos. ¿Me lo podéis mandar por fax?
Reseña: Cumple lo que promete; es un libro de anécdotas que les acontencen a empleados de librerías (especialmente de Reino Unido, aunque también hay una sección patria) en las que reciben las más variopintas peticiones. Para mi gusto, especialmente remarcables las que confunden títulos de libros (quien diga que no le ha pasado nunca, miente). Por ejemplo, la pregunta de "Tienen cincuenta sombras de Dorian Grey"? o las conversaciones surrealistas sobre Dickens o la posible secuela del Diario de Anna Frank.
El problema es que a veces son algo repetitivas, en el sentido de que hay varias anécdotas de gente que entra a la librería preguntando por temas ajenos al negocio y tampoco están muy desarrolladas como para reirte otra vez del mismo asunto.
Está claro que es un libro destinado a entretenernos y echar unas risas sin más, y se ha de leer a ratitos tranquilos. El error que cometí es que básicamente me lo leí en un hora (tiene unas 150 páginas y encima con ilustraciones) y no lo disfruté como debiera.
No es un libro orientado exclusivamente a libreros, pero creo que lo disfrutarán más los amantes de la literatura en general. Entretenido, sin más.