Relaciones ocasionales

La misma palabra lo dice: "Ocasión" o sea, de momento.Eso es: ahora sí; dentro de un rato puede ser; mañana ni en pedo.

¿Cómo viven esta clase de vínculos las mujeres?

¿Bien?

¿Mal?

Depende. ¿De qué depende? Diría el cantante de Jarabe de Palo: "(…) de según como se mire, todo depende…" Y sí ¡tiene mucha razón!

Para experimentar este tipo de contacto y salir, sin un rasguño de ello, hay varias cosas que nosotras deberíamos tener en claro y que ellos podrían rever para llegar a repetir, al menos, esta clase de encuentros.

Veamos algunos ejemplos.

Si te llega un mensaje de un "X"  a las 2 am… ¿significa que te extraña? ¡No! Po supuesto que no. Quiere decir que quiere sexo a la carta y es probable que, el pedigüeño macho en cuestión, pretenda que le toques timbre con un rollo de hilo pasado por tu cintura a la orden de: "Estoy calentita para que me comas y soy la versión Premium de las pizzas delivery". ¿No es mucho, chabón?

Si por el contrario, el que toca timbre en casa de la chica es el varón, hay que tener en cuenta (todo el tiempo por favor) que viene claramente con un objetivo en mente: también comerte (aunque sea un poco tibia) y fuera de él está el interés de repartir el placer entre ambos.

¿Cómo es eso?

La cosa es así: puede pasar que amablemente te visite en tu hogar a modo de "compartir una cerveza, o unos simples mates" (de pretexto, claro, y no está mal, eh!). Lo que sigue, como acto reflejo y consecuente, es la deliberada y absoluta preocupación por satisfacer su necesidad fisiológica de querer rellenar el único agujero que tenga más cerca y disponible. Es aquí donde la mujer pasa a ser ¿una cosa? de la cual se apropia para cumplir su objetivo y hace algo más o menos parecido a esto:

Habla, pero poco y cosas muy ligeras (no sea cosa que pienses que pinta para novio).
Se te va acercando… muy sutilmente. Este es tu momento: el de comentarle todo lo que quieras, porque una vez fuera de vos, ya estará también, inmediatamente, fuera de tu departamento.
Hasta que te parte la boca de un beso (que no necesariamente tiene que ser feo).
Y te lleva a los trapos… (o mejor dicho te saca los trapos).
La cosa es rápida: te toca una goma, te da un par de besos (mientras él mismo se saca el pantalón) y empuja tu cabellera hacia las zonas más bajas e íntimas de su cuerpo.
Después de unos minutos, todo se transforma en un flash (pero no pienses que es porque vas a sentir que volás de placer, no… no!) sino que en cuestión de segundos, él se encarga de penetrarte sin previa ni resarcimiento  placentero alguno para vos.¿Qué?

Sí, sí. Eso pasa.

S.O.S. A este momento lo denominé así porque para esa altura del encuentro, él ya disfrutó de SEXO ORAL SUPREMO y vos sólo podés pedir auxilio para correr de su lado al minuto después en que procuró priorizar su necesidad sexual.

Todo esto pasa en cuestión de unos pocos minutos.

Y listo. No pidas más.

¿Tenés ganas de ver una película o salir a tomar algo? ¿Quizás compartir unos simples mates después del sexo?

Andá al cine o a comprar yerba ¡porque no hay!

Le encantó ir a la cama con vos.

Y nada más.

No necesita nada más.

Te llamo, hablamos- te dice esperando tener suerte de volver a verte.

¿Vos? ¿Necesitás o querés algo más, linda?

Búscalo en otro lado, porque estas son sólo relaciones ocasionales, o sea, de momento.

Y un último consejo: no estés pendiente del celular, porque puede tardar mucho en sonar.