Hola a todos y bienvenidos un día más. Ya estamos a jueves, toca post improvisado así que aquí estoy. Y sin más rollo empezamos.
El otro día Tere me decía que estaría bien que contara lo que sentí la primera vez que fui al cine, la primera que monté en las atracciones de una feria...y me ha encantado la idea de compartir esas primeras veces.
Hay algunas que no recuerdo porque era muy pequeña. Por ejemplo yo siempre he vivido al lado del mar así que no puedo contar lo que sentí al verlo por primera vez porque tenía días.
Pero recuerdo muy bien la primera vez que fui a la nieve. Nosotras habíamos visto nieve más veces, de pasada, pero ir a pasar la tarde jugando no. Ese día nos lo pasamos genial, llevábamos unas antenas verdes porque eran muy fashion y estábamos muy graciosas. Mi muñeca iba perfectamente equipada, of course. A la vuelta paramos a merendar chocolate caliente.
Recuerdo que me sorprendía que el agua al enfriar pudiera ser tan dura, me quedaba escuchando las explicaciones de mis padres, adaptadas a nuestra edad, y me encantaba. Fue un momento genial.
Si os fijáis se ven las antenas. Es que nosotras éramos muy sencillas
Y la del cine...fue un 22 de diciembre y fui a ver una reposición de Blancanieves. Mi madre nos había contado que en el cine apagaban las luces(siempre he tenido miedo a la oscuridad) y que allí la pantalla era enorme y el sonido envolvente. Tanto mi madre como mi padre nos contaban historias de su infancia en el cine y yo lo combinaba con lo que había visto de cines en las pelis y claro, estaba emocionadísima. Si cierro los ojos recuerdo a la perfección como olía el cine ese día, incluso como olía en la calle, pues olía a Navidad. Me acuerdo de nuestros pasos en el suelo albombrado y lo mullidos que eran los sillones. Para que viéramos bien mis padres improvisaron un alzador con chaquetas.
Recuerdo con precisión el momento en que apagaron las luces, los nervios que teníamos mi hermana y yo, mi madre animándonos y poniéndonos aún más nerviosas y lo interesante que me parecía todo lo que anunciaban en aquella enorme pantalla.
Hace poco busqué por curiosidad en la hemeroteca de un periódico local la cartelera de aquel día y claro, allí está, Blancanieves y los siete enanitos. Y ese cine, ubicado en un edificio precioso desapareció para dar paso a un Mcdonald´s que también se ha ido. La vida pasa.
Lo de las atracciones de feria también lo recuerdo. Fue en una fiesta patronal justo debajo de mi casa. Había bastantes atracciones pero mi hermana y yo nos decidimos por un carrusel con cochecitos. Pedimos un coche de bomberos y nos pasamos el viaje tocando la campanilla. Recuerdo la emoción que sentía mientras mi padre compraba los tickets, los nervios para elegir cochecito y lo emocionadas que estábamos cuando sonó la sirena que anunciaba que empezaa la vuelta. Y el olor de la feria...podría reconocerlo en cualquier parte. Por entonces las emociones eran muy intensas. Después de varios viajes nos comimos manzanas bañadas de caramelo y algodón de azúcar y cuando anocheció buscamos luciérnagas para que iluminasen nuestra ventana, con la promesa de devolverlas a su hiar un par de días después.
La vida está llena de primeras veces; mi primera vez en bici, mi primer libro, mis primeras vacaciones...
Esas ya las he contado. Fueron muy sencillas,
En realidad mis primeras vacaciones fueron distintas a las de la mayoría. Casi todo el mundo va a la playa, al menos por entonces que no había tantos parques temáticos ni cosas así, pero yo iba muy a menudo a la playa así que fuimos a "secar" a Extremadura.
Tenía 5 años y recuerdo muchísimas cosas, la emoción antes de marchar, mis abuelos que vinieron a despedirse y nos trajeron unos cuentos para colorear(de Jacky y Nuca, nuestros osos talismán), y mi madre nos había preparado algún regalo también que nos fue dando durante el camino.
Fueron unos días geniales, haciendo excursiones, conociendo lugares preciosos, bañándonos en el río y noches contando estrellas. Fuimos a buscar ranas y a jugar a muchos parques, hasta compartimos mesa con Lolita, que me dio calamares, jejeje.
Con los años fuimos a sitios mejores, hoteles con comodidades y lugares maravillosos, porque he llegado a ver un amanecer en el Sahara o una puesta de sol desde la Torre Eiffel, y he sido muy feliz, pero esa sensación de aquellos días no se ha vuelto a repetir.
También recuerdo mi primer día de cole. Antes empezábamos un poco más mayores y mi hermana y yo llevábamos una carterita de El pájaro loco y un mandilón de rayas. Íbamos de la mano de mi madre cantando. Recuerdo que el cole olía acolonia infantil y a lápices, y que era un día soleado. Yo me senté con una niña con la que aún tengo contacto, y cuando vi por primera vez a su hija me parecía estar viajando al pasado. Era un calco de su madre en el cole.
Otra primera vez que recuerdo con mucha ilusión es mi primera vez en tren. A ver, mis padres compraron coche cuando yo tenía año y medio, y hasta entonces íbamos a veces en tren a sitios chulos pero yo no lo recuerdo, lo sé porque me lo contaron y por las fotos.
A mí me encantan los trenes y desde la ventana de la cocina los veía cada día pero no subimos hasta que yo tenía unos 5 o 6 años. Lo cogimos para ir a Oviedo. Siempre hemos ido a Oviedo al menos uno de los días del punete de la Constitución, para comprar adornos navideños, merendar en sitios chulos y ver la iluminación. La verdad es que estábamos emocionadísimas. Y el primer eclipse de sol lo vi desde un tren viniendo de Oviedo. Por entonces se usaban los negativos de las fotos para ver los eclipses y nos pasamos todo el viaje mirando a través de los que mi madre, precavida, había llevado.
Y claro, las primeras veces siguieron. Recuerdo mi primera barra de labios, era transparente y casi ni pintaba, era un brillo que...vamos, que ni se notaba pero yo me pintaba toda ilusionada.
O las primeras palabras con el chico que nos gustaba...ese tímido hola, esos nervios al verle aparecer por la esquina, esos paseos "casuales" por los sitios por lo que solía pasar. Y si nos invitaba a chicle o gusanitos ya era el no va más. Esas sensaciones tan intensas las recuerdo claramente.
Y claro, ese primer beso que nunca se olvida, ese momento en que todo lo que hay alrededor deja de existir y crees que nunca más podrás volver a sentir algo tan intenso.
Que con el tiempo pocos son los que acaban con esa persona porque generalmente tenemos unos 15 o 16 años y nos queda mucho por vivir, pero en el momento todo es mágico e intenso. Yo recuerdo la ropa que llevaba, el perfume que había usado y el olor a frío que me envolvía.
También recuerdo la primera vez que salí de noche, lo mayor que me sentía. O mi primer viaje de estudios, con 13 años iba a estar 10 recorriendo España sin mi familia.
O la primera vez que monté en avión. Por entonces eran más permisivos y los pilotos me enseñaron la cabina y me dejaron grabarla mientras bromeaban y decían que tenía que invitarlos a unas sidrinas. En cambio no sabría precisar cuando monté en barco por primera vez, era muy pequeña pero no me acuerdo bien.
Obviamente, recuerdo cuando fui madre por primera vez; esa sensación de amor infinito, miedo, responsabilidad y felicidad tan plena que no podemos describirla. Me faltan palabras para explicar lo que se siente cuando te ponen encima a ese ser precioso y diminuto que ha llegado para quedarse.
Y también tenemos esas primeras veces malas, las de dolor ante la muerte. En mi caso fui afortunada porque me llegó pasados los treinta pero en cuanto empecé fue un no parar; mis abuelos, tíos abuelos, mi prima, mi padre, mi tío, amigos...una racha enorme con mucha gente joven y lo triste es que aquí no hay primera vez porque siempre duele.
Pero volviendo a lo bueno recuerdo el primer comentario que recibí en el blog, casi no sabía ni responder pero me hacía tanta ilusión.
Y no puedo acabar sin decir lo que sentí al ver a mi gato por primera vez. Con él el mes de enero se volvió cálido y luminoso, hizo nuestra vida más feliz y la sigue haciendo.
La vida está hecha de recuerdos y primeras veces, son las que nos ayudan a crecer y nos hacen ser felices.
El martes me fui con mi familia a unas gestiones y acabamos merendando en un parque comida de lo más insana, y con unos ataques de risa que me han quitado diez años. Pues fue nuestro primer picnic con comida del Mercadona bajo la lluvia. Ya habíamos hecho picnics bajo la lluvia con una mariscada, con un picnic de tortilla y empanada y con una parrillada, solo nos faltaba lo del Mercadona. Os dejé los vídeos en facebook y pongo aquí un par de ellos para que veáis que no somos normales, pero sí que somos felices.
Y ya me despido porque menudo post, me he pasado pero claro, me pongo y no puedo parar.
Mil gracias por leerme y nos vemos el sábado en el resumen semanal y también con algún especial, como siempre.
*Perdonad por la parte final, que está amontonada, he probado de todo, incluso he vuelto a publicar el post y no sé porqué no me deja separar los párrafos.