Cuando te vas a mudar a otro país, lo mejor que puedes hacer es comenzar tu lista de equipaje con las cosas que definitivamente necesitas para estar allá. En el blog escribí justo una entrada para eso en la que puedes descargar una lista en PDF para que, por una vez, no se te quede la pijama. Ahí están todas las cosas prácticas: la ropa, el adaptador de corriente y todo eso que es útil y necesario, de alguna forma.
De hecho, hay otra entrada con las cosas menos comunes para viajes un poco más específicos. La mayor parte de estas cosas las puedes encontrar donde sea que estés yendo. Llevarlas, cuando te estás mudando, es más cuestión de querer ahorrar cuando llegues que el no poder conseguir algo allá o no querer comprar duplicados de algo cuando solo estás de vacaciones. Pero algo distinto es qué llevar para sentirte en casa cuando te mudas y tienes un espacio de equipaje limitado… Probablemente, a dos maletas de 23 kg + una de mano de 10 kg, ¿no?
La necesidad de sentirte en casa cuando te mudas a otro país
Entonces, ya hiciste la lista de eso: lo práctico y lo útil y lo necesario. Ya tienes (casi) todo listo, ¡yey! Pero falta algo que es más sentimental que otra cosa, pero que puede ayudarte a sobrellevar esos momentos frustrantes y tristes en que no recuerdas por qué hiciste todo el esfuerzo. Decidir mudarte a otro país, o incluso a otra ciudad, es un decisión gigante. Racionalmente, es muy posible que tengas claro por qué lo estás haciendo. Aparte, llevas meses o incluso años de preparación que han llevado a este momento, en el que comeinzas a organizar lo que te vas a llevar y tal vez te hacen una fiesta de despedida o dos.
Sin embargo, una vez instalado en ese lugar con el que soñaste tanto, seguro van a pasar muchas cosas. Algunas, te van a encantar (¿quién iba a creer que la gente sí respeta las señales de tránsito en algún lugar?). Otras te van a ser completamente indiferentes. Otras te van a extrañar (¿por qué anda descalza la gente en algunos barrios de Sídney?). Pero también, otras te van a hacer falta, como la comida o la simple sensación de familiaridad en el caos que siempre habías dado por hecho. A veces ese lugar que escogiste para ser tu nueva casa te va a parecer tan extraño y poco familiar que vas a echar de menos el departamento del que te habías quejado por años.
¿Qué hace que sientas tu espacio como tu hogar, un lugar seguro y relajante?
Al final, lo que necesitas es algo que te ayude a pasar los primeros días, semanas o, según el caso, meses. Algo que te haga sentir mejor, que te de algo de la familiaridad que hechas tanto de menos. Alguna cosa que te haga sentir seguro en tu nuevo espacio, así por fuera no entiendas todavía la mitad de lo que te dicen en un idioma que no es el tuyo.
¿Qué puedes llevar para sentirte como en casa? Cada quien es distinto. Yo tengo claras algunas cosas: un suéter de esos que solo uso de pijama, una taza consentida, algunas fotos. De hecho, lo que he llevado ha cambiado mucho con los años: cuando me fui a Francia con 15 años a aprender francés, llevé un álbum de fotos y un libro de cuentos (que nunca leí).
Peeeeero…. Hice una lista con todo lo que se me ocurrió, como inspiración para ti. Creo que todos somos distintos, pero que hay temas recurrentes o asociaciones mentales que puedo es hacer… Para que puedas ver alguna pieza y decir “¡sí! ¡Eso es lo que me va a ayudar a sentirme en casa cuando llegue!”. O “Lo mío no es un saco, lo que necesito son mis pantuflas!”.
También existe la opción, obviamente, de que no necesites nada especial para sentirte en casa. Tal vez, con mudarte y decidirlo, ¡puf!, ya es tu nueva casa. O de pronto consideras que lo que sea que necesites para sentirte en casa lo vas a encontrar allá, cuando estés buscando los muebles o ropa de cama o lo que sea. Suerte la tuya. Déjanos un comentario a los nostálgicos y apegados contándonos cómo lo haces.
Al final, es todo el punto de esta entrada. Que te sientas en casa, así tu nuevo hogar esté a 4,500 km de donde estaba el viejo.
15 cosas que puedes llevar para sentirte en casa cuando te mudas a otro país
Tu mascota (¡importantísima! Revisa aquí consejos para poder llevarla sin problemas).
Tu almohada, manta o sábanas favoritas (si tienes mucho espacio en la maleta).
Un álbum de fotos o una(s) foto(s) enmarcada(s). O sin enmarcar, a veces es suficiente tenerlas impresas. De tu perro, tu familia, tus amigos…
Tu taza, plato o vaso favorito, ese en el que tomas siempre cuando estás en casa. Casi todos tenemos un consentido, por alguna razón.
El libro que lees cuando quieres sentirte mejor.
Algo que huela a tu casa (una vela, por ejemplo). En este momento, con Fer, llevaría algo que oliera a lavanda, bergamota y limón. Es lo que hemos estado usando en el difusor de aceites esenciales que me regaló de no-Navidad.
Tu pijama, camiseta o sudadera favoritos, así estén viejos y llenos de hoyos.
Ese muñequito que llevas a todas partes cuando viajas.
Tu café o té favorito, para tener algo que tomar que definitivamente te recuerde y te reconforte. No va a durar indefinidamente, pero tal vez cuando se acabe ya estés más integrado con tu nuevo entorno y tengas un nuevo favorito.
El libro de cocina que te regaló tu abuela y que usas solo para una receta, pero que siempre te hace sentir mejor.
Tu juego de colores o acuarelas favoritos. O si eres más manual, tu herramienta (pequeña) favorita. Probablemente Fer llevaría su dremel, así casi no lo use.
Una playlist con tu música favorita y un parlante o tus audífonos favoritos. Así puedes oír eso que te hace sentir bien.
Un regalo que te haya dado un ser querido y que te recuerde que, así estés lejos ahora, te quieren un montón.
Tu guitarra o instrumento musical pequeño (sé realista, el piano no es una opción fácil, pero tal vez un clarinete sí).
Un adorno de dimensiones pequeñas (una guirnalda, una extensión de luces, un cuadro pequeño, ese adorno que te regalaron tus papás…) que cuando pongas, puedas sentir que ya el espacio refleja un poco de quien eres.
Recuerda: el espacio es limitado
Probablemente, a menos que tengas un presupuesto algo más holgado, vas a tener un límite de equipaje bastante restringido. Primero lo primero: empaca esas cosas necesarias y útiles. No empaques las que se gastan y seguro vas a encontrar donde vas a ir a vivir. El shampoo es un gran ejemplo: pesa un montón y lo venden en cualquier país del mundo.
Cuando ya tengas todo eso cubierto, revisa cuánto espacio tienes disponible y prioriza. No puedes llevarlo todo. Seguramente, cuando alguien vaya a visitarte, te puede llevar un par de cosas más. Para eso, déjalas apartadas o marcadas de alguna forma. Pero piensa en qué llevarías si solo pudieras llevar una cosa, solo una, para sentirte en casa cuando te mudas a cualquier lugar.
¿Ya sabes cuál es la tuya?