Operación Triunfo se ha convertido en el fenómeno del momento. Un fenómeno que cada vez es más interesante gracias a la evidente evolución de los participantes. Ayer, el jurado recordó a Amaia, la gran favorita, que no puede relajarse porque el nivel es altísimo y hay concursantes con un gran potencial, algo muy cierto. Una de las sorpresas de la gala de ayer fue que Ana Guerra fue elegida como la gran favorita de esta semana. Y una semana más, Cepeda volvió a ser salvado por la audiencia. Seguramente, los fans del concursante creen que esta insistencia en salvarle una semana después de otra aporta algún tipo de posibilidad al artista de llegar a la final o incluso de ganar el concurso.
Cepeda, el eterno nominado de OT
Sin embargo, fenómenos repetidos en anteriores ediciones muestran el desgaste que sufre la imagen de un concursante cuando es constantemente nominado por el jurado y salvado por la audiencia. No es positivo posicionar a Cepeda en un rol de víctima, sencillamente, porque conviene observar como algo natural que Operación Triunfo es un concurso en el que conviene aplicar el criterio de la objetividad para salvar a aquel concursante que ha hecho una mejor actuación.
Los fans de Operación Triunfo que salvan a Cepeda deberían preguntarse si comprarían un disco de él cuando esté fuera de la Academia, si pagarían la entrada por uno de sus conciertos… Sencillamente, porque OT es un concurso de televisión, un fenómeno mediático. Sin embargo, la verdadera historia comienza cuando se apagan las luces del plató y entonces, muchos de los concursantes que participan en espacios de este tipo sienten que caen en el olvido porque aquel público que antes sí estaba presente, ha dejado de mostrar apoyo al potencial de talento de ese artista.
Cepeda es un cantante que puede formarse también fuera de la Academia. Y hasta cierto punto, la propia dinámica de la Academia ya empieza a pasarle factura porque mientras que otros concursantes muestran una evolución favorable, él está totalmente estancado. Un estancamiento que también puede ser el propio resultado de la presión psicológica que está viviendo al saberse eternamente nominado.
El hecho de que la audiencia salve a Cepeda no significa que él no sepa, de un modo objetivo, que su nivel es más bajo que el de otros compañeros. Y esto es lo verdaderamente importante: aquello que él opine de sí mismo.
El jurado tiene un criterio objetivo
El jurado de OT y los profesores tienen una función. Y su función no siempre es sencilla. Pero sus comentarios deberían servir de orientación al público para apoyar a aquellos concursantes que realmente han mostrado una evolución significativa en la Academia. Y a su vez, la posición en la que queda Cepeda cada vez que es salvado y nominado es muy incómoda para él mismo.
Aprender a despedirse es un signo de sabiduría en todas las esferas de la vida. También en OT. Y los fans de Cepeda deberían dejarle ir con dignidad.