El Silencio de los Corderos trata sobre Clarice, una aprendiz del FBI asignada para entrevistar al famoso psiquiatra Dr. Hannibal Lecter. Apodado Hannibal el Canibal, está en un asilo por múltiples cargos de asesinato. El objetivo de las entrevistas de Clarice es obtener información del criminal notoriamente astuto sobre un asesino en serie activo llamado Buffalo Bill. La cita mencionada anteriormente es importante porque mientras en la película Clarice se está refiriendo a Buffalo Bill, la cita habla de la idea detrás de la película a la mirada masculina.
Clarice Starling se desvincula de la rerspectiva patriarcal
En los años 70, la crítica feminista Laura Mulvey escribió por primera vez, en su ensayo “Visual Pleasure and Narrative Cinema“, sobre la mirada masculina. Mulvey postula que, en una sociedad patriarcal, el cine refleja intrínsecamente el dominio masculino, ya sea abierta o inconscientemente. Mulvey dice que el cine hace que los espectadores adopten la perspectiva de un hombre (blanco) heterosexual, por lo tanto, objetiva a las mujeres en la pantalla. Al hacerlo, niega a los personajes femeninos su personalidad y en su lugar los presenta simplemente como objetos.
El cine es una forma de voyeurismo en el que los espectadores disfrutan al tener el poder de mantener una mirada que objetiva a las mujeres. La teoría definitivamente no se aplica a todas las películas, pero en una industria donde los escritores y directores dominan ampliamente, los ejemplos son fáciles de conseguir.
La cita anterior descrita es la reacción de Clarice Starling a una declaración televisada de la madre de una mujer secuestrada por Buffalo Bill. Clarice está comentando que para un asesino como Buffalo Bill, ver a una mujer como una persona y no simplemente como un objeto para él le hará difícil consumirla, por así decirlo. Lo mismo ocurre con el arte del cine según la teoría de Mulvey.
Al objetivar a las mujeres en el cine por placer voyeurista (los personajes femeninos son objetos para ser vistos; no como personas pensantes) les negamos su identidad como seres humanos. El Silencio de los Corderos es un raro ejemplo de una película que subvierte la mirada masculina. Demme nos hace ver a Clarice, y a todas las mujeres por extensión, como dice la cita, como personas y no solo como objetos.
Y cómo lo hace…
El Silencio de los Corderos establece esto de una manera simple y sutil que los espectadores no pueden notar inicialmente. La película es famosa por los primeros planos magistrales de Demme. Para nombrar algunos, hay una escena temprana en la que Jack Crawford, el jefe de Clarice, la llama a su oficina para asignarla a una entrevista con Hannibal.
En la escena, Clarice Starling y Jack reciben el tratamiento de primer plano mientras conversan. Lo mismo cuando conoce al Dr. Chilton; o cuando finalmente se encuentra con Buffalo Bill. Y lo más memorable, en sus muchas conversaciones con Hannibal.
Hay algo más importante sucediendo en estas escenas. Todos los personajes masculinos están rompiendo la cuarta pared y mirando directamente a la lente de la cámara mientras se dirigen a Clarice. Pero Clarice nunca mira directamente al lente, y su mirada siempre se va ligeramente hacia un lado mientras devuelve las miradas de los hombres, amigos o enemigos. La razón por la cual esta decisión es significativa es que, inconscientemente, esto nos hace identificarnos con el punto de vista de Clarice.
Cuando los hombres miran a la cámara, sentimos que nos están mirando directamente cuando realmente están mirando a Clarice Starling. Vemos precisamente lo que ella ve. Inmediatamente, esto es una subversión de la mirada masculina ya que nos hacen identificarnos con un personaje femenino, en lugar de un hombre heterosexual. En lugar de ser vista y, por lo tanto, tomado como un objeto de placer voyeurista, Clarice es quien está mirando. Ella sostiene la mirada y, por lo tanto, tiene el poder y que rara vez se les ofrece a los personajes femeninos en las películas.
El objeto del deseo
Para volver al paralelo entre Buffalo Bill y la teoría de la mirada masculina, basta leer una línea de Hannibal:
“Él la desea. Esa es su naturaleza. ¿Y cómo comenzamos a desear, Clarice? ¿Buscamos cosas para desear? No. Comenzamos por desear lo que vemos todos los días. ¿No sientes que los ojos se mueven sobre tu cuerpo, Clarice? ¿Y tus ojos no buscan las cosas que quieres?”
Hannibal dice esto de Buffalo Bill a Clarice. Le está dando una pista para descubrir la identidad del asesino serial. En lugar de que la película reproduzca esta idea, la de los ojos moviéndose sobre el cuerpo de Clarice y los hombres que la codician; a través de la mirada de la cámara, la película desafía la mirada descrita. Ella es la que mira. Este hecho es lo que hace que la película sea feminista. La norma para la mayoría de las películas, especialmente las dirigidas por hombres, sería reflejar este deseo a través de la mirada de la cámara.
Al desafiar la mirada masculina, Demme (y Foster) son capaces de crear un personaje equilibrado y matizado. Ella es una persona interesante, no un objeto. Para responder la pregunta de Hannibal, por supuesto, Clarice puede, como todas las mujeres, sentir que los ojos se mueven sobre su cuerpo. Lo importante es que la película hace que el espectador experimente esto también en lugar de participar en el voyeurismo. Muchas de las escenas de la película captan perfectamente las distintas incomodidades que sienten las mujeres en ciertas situaciones.
Por ejemplo, cuando Clarice se sube a este ascensor cerca del comienzo de la película. O cuando Jack la deja sola en una habitación con un grupo de policías locales escépticos.
Estas escenas son sutiles pero muy efectivas en su mensaje. Cuando los oficiales de policía observan el lente, sentimos la incomodidad que Clarice indudablemente siente. La brillantez de El silencio de los corderos es que la película no solo subvierte la mirada masculina, sino que refleja esa mirada en el espectador en lugar de dejar que contribuyan a ello.
Icono feminista
En este sentido, lo que hace Demme con los primeros planos es importante, pero no lo suficiente. La personalidad y las acciones de Clarice también son necesarias para lo que la convierte en un icono feminista. Clarice tiene que lidiar con los obstáculos cotidianos que conlleva ser mujer en una industria dominada por hombres. Esto incluye los mencionados anteriormente y muchos otros. Su primer viaje al manicomio que alberga a Hannibal lo convierte en un gran ejemplo.
Cuando conoce al Dr. Chilton, hay un momento rápido pero olvidable en el que comenta lo atractiva que es. Podemos ver cuán incómoda está Clarice en este momento en que se encuentra a solas con él en su oficina. En un ejemplo más extremo, siguiendo esta escena, Clarice está sujeta a que un paciente enloquecido se masturbe y arroje su esperma hacia ella cuando sale del manicomio. Un agente del FBI masculino probablemente no tenga que lidiar con ninguna de estas cosas en un día normal en el trabajo.
El sexismo y el acoso siguen siendo una realidad cotidiana para muchas carreras. Ver cómo Clarice Starling trata con estas cosas es empoderador. Especialmente porque ella no deja que nada le impida convertirse en una de las mejores aprendices del FBI en Quantico. Su primera escena con Jack establece esto de dos maneras. Primero, por el mero hecho de que ha sido seleccionada a mano para la prestigiosa tarea de ordeñar información de Hannibal; y en segundo lugar, de la lista de credenciales. Completó una doble especialización en psicología y criminología; se graduó magna cum laude, obtuvo una pasantía de prestigio y así sucesivamente. Todo esto es doblemente impresionante cuando consideramos los obstáculos que ha enfrentado como mujer en su carrera.
Valentía representativa
También hay que mencionar que Clarise Starling es uno de los personajes más valientes de todos los tiempos. Vemos el primer vistazo de esta valentía al principio cuando va a visitar una unidad de almacenamiento abandonada. En una noche oscura y lluviosa, ingresa a la unidad con nada más que una linterna. Permanece incluso cuando descubre una cabeza cortada en su interior. Esto es solo un vistazo inicial de la valentía de Clarice Starling.
Al final de la película, Clarice se encuentra en la puerta de Buffalo Bill. Inicialmente, ella cree que Jack lo está arrestando en Illinois, a cientos de millas de distancia. Sin embargo, una vez que ingresa a la residencia y se da cuenta de con quién está cara a cara; se mantiene firme.
Ella también tiene una convicción increíblemente fuerte para salvar a Catherine, la futura víctima de Bill, de un destino horrible. Lo que sigue es una persecución espeluznante a través de la casa del loco asesino; donde él corta las luces y la acecha con gafas de visión nocturna. Por supuesto, Clarice sale victoriosa. Ella pone un final satisfactorio a los crímenes de Buffalo Bill contra las mujeres. Para colmo, ella logra todo esto mientras aún es aprendiz.
Gracias a Jonathan Demme y Jodie Foster, la película creó un héroe atemporal en la agente especial Clarice Starling. Mientras que Hannibal Lecter es obviamente el personaje más icónico que ha salido de la película; Clarice es la que siempre se ha quedado conmigo.
Fuente: este post proviene de Sexta Butaca, donde puedes consultar el contenido original.
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