Conozco muchas opiniones acerca de viajar a Marruecos, y no es casualidad que el 90% de ellas, me hayan hablado maravillas acerca de este país y que encima, hayan repetido incluso más de una vez.
Yo, desde el momento en el que volví, ya quise ser una de esas tantas personas que repiten.
Viajamos a Marruecos en el mes de Abril, justo la primera semana que coincidió con semana santa y con nuestro aniversario El clima para entonces era ya bastante apretadito, a si que si estáis pensando en visitar Marruecos, os recomiendo la primavera o el otoño para hacerlo sin el agobio de pasar calor.
Nos alojamos en un Riad, ya que deseché la idea de un hotel desde el principio, y sin ninguna duda es acierto si lo que quieres es vivir la experiencia al completo. La tranquilidad de un hospedaje en mitad de la medina que te aleja nada más entrar del bullicio de sus calles y de sus gentes para descansar en un edificio típico con patios centrales y fuentes, fue todo un lujo que volveríamos a repetir y que recomiendo.
La excursión al desierto durante dos noches atravesando el Alto Atlas, recorriendo las calles de la antigua Ouarzazate en la que no deja de rodarse películas y series como Juego de tronos, la entrada al desierto más espectacular con esas construcciones de adobe ese color que predomina en cualquier rincón del país.... el contraste con los textiles que adornan las tiendas que se distribuyen a cada lado de sus calles.....
Es una maravilla de la que llegas totalmente enamorada.
La noche en el refugio en las Gargantas del Todra, ver el atardecer sobre las increíbles dunas del desierto de Merzouga, pasar una noche al más puro estilo Bereber en mitad del desierto.... Creo y espero que son imágenes que no olvidaré jamás.
Una vez pasadas estas dos noches tan exóticas, nos quedaban 5 días más para disfrutar de Marrakech, de la Medina, de nuestro Riad... la plaza de Yamma el Fna, de sus cánticos y oraciones desde bien entrada la madrugada...(eso fue lo que peor creo que llevamos, jeje) de nuestros paseos por el zoco y nuestros incesantes regateos, (los míos! me negaba al timo) de probar sus costumbres culinarias...
Ese té con pastas al que llaman whiskey marroquí a media tarde que sólo allí saben servirte, y sólo allí sabe taaaan bien.... la visita al espectacular Jardín Majorelle de Ives Saint Laurent, si, el también quedó cautivo de este lugar.
Las bugambillas de esos colores que nunca había visto....naranjas...amarillas...se convirtieron en mis favoritas....
Es tal la sensación de bienestar que rodea este país...sus colores cálidos, las texturas y preciosos dibujos de sus alfombras y cojines.....
La visita a la antigua universidad La Madrassa de Ben Yousef... los intentos de timos y los tantos "España banca rota" que escuchábamos y por los que muchas veces nos salvábamos de ser perseguidos para el timo....
Creo que no me importaría repetir de nuevo! Repetiría el mismo viaje, cambiaría algunas cosas, pero otras elegiría las mismas!
Hasta el aeropuerto de Marrakech es espectacular!
Es un país que sin ninguna duda se queda grabado en la retina, que te enamora ese juego del regateo, que te asombras al adentrarte en el laberinto de su zoco.
Sé que me he dejado muchos detalles, pero no me importa contestaros todas las preguntas que os surjan.