Museo de la Aviación en Bélgica
El Vertongen Museum, es el Museo de la Aviación Stampe, un museo para el recuerdo y el homenaje de aquellos aparatos de la aviación belga que sobrevolaron los cielos de la Segunda Guerra Mundial. El museo tiene documentos de la época y algunas piezas y aeronaves entre su colección.
The Stampe & Vertongen Museum
Museo de la Anestesia y la Reanimación
Uno de los más curiosos, aunque no se puede visitar salvo previa solicitud expresa para grupos, merece la pena contemplar algunos de los aparatos e instrumentos que se utilizaban a principio del siglo XIX en Bélgica y otros muchos países de Europa.
Museo de la Patata Frita
Fuera de Amberes, al sur, en Brujas, nos encontramos con otro museo curioso. Se trata del Frietmuseum o el Museo de la Patata Frita, un curioso museo dedicado a la historia del tubérculo, desde sus orígenes en América del Sur hasta las patatas fritas de hoy en día que, según dicen los belgas, las inventaron ellos.
El Museo de la Patata Frita está en uno de los edificios más antiguos y mejor conservados en Brujas, que data del año 1399. Dentro de él, nos encontramos con fotos, pinturas y antiguos puestos de patatas fritas en Bélgica. Eso sí, al salir del museo y ya con apetito, nos podemos dirigir al sótano del edificio donde podemos degustar platos típicos belgas, evidentemente, sin que falte una buena ración de patatas fritas.
Frietmuseum
Museo del cómic en Bruselas
Muy cerca de la Catedral de Bruselas dedicada a dos santos: San Miguel y Santa Gúdula, se encuentra uno de los museos más peculiares e interesantes de la capital belga: el museo del cómic o en francés y como nos lo encontraremos en la señalización local: musée de la bande desinée.
Pero, ¿por qué hay un museo dedicado a los tebeos? Pues porque Bélgica ha sido uno de las naciones con más productores de dibujantes de cómic de toda Europa y, en realidad, del mundo.
El más famoso de todos ellos sin duda alguna ha sido Hergé, el creador del archifamoso Tintín, pero ha habido otros con una gran influencia en los niños y mayores de distintas generaciones. Por ejemplo, ¿quién no conoce a Lucky Luke? Pues su autor fue Morris, cuyo nombre real era Maurice de Bevere y había nacido en Bélgica.
Pero a lo largo del pasado siglo, son muchos los personajes belgas de tebeo que hicieron las delicias de la población, sobre todo francófona. De todos ellos se encuentra cumplida muestra en el Museo del Cómic, donde se pueden ver viñetas históricas, objetos de sus autores, escenografías sobre los personajes más famosos, etc.
En definitiva, la visita al Museo del Cómic es más que recomendable por tres motivos, sea cual sea nuestra edad. En primer lugar, porque supone un acercamiento muy ameno a una parte de la historia cultural belga, de hecho para ellos el cómic es el noveno arte, y tanto es así, que hasta por las calles nos encontramos numerosos murales que recuerdan los trazos de los cómic.
En segundo lugar, porque el museo ocupa un bello edificio de Art Nouveau construido por el prestigioso e internacional Victor Horta. Y en tercer lugar, porque pasear por las salas del museo supone toda una relajación ajena al bullicio de una gran ciudad como Bruselas.
Centre Belge de la Bande Dessinée
Museo fotografía en Charleroi
Charleroi, una ciudad industrial y minera del sur de Bélgica, se ha convertido en un destino preferente para todos aquellos amantes de la fotografía, ya que ahí se puede visitar uno de los museos dedicados a la historia fotográfica, y también a los artistas contemporáneos, más importantes de toda Europa. De esta manera, Charleroi entra en el circuito turístico de los lugares más destacados de Bélgica, como son Bruselas, Brujas o Gante.
De hecho por sus salas se hace un recorrido desde los mismo orígenes de la fotografía hasta la actualidad, pudiendo ver a lo largo de ese itinerario histórico imágenes captadas por los más grandes fotógrafos que ha habido durante los siglos XIX y XX.
Basta comprobar sus dimensiones para hacerse una idea de su importancia. Los fondos del museo se componen de más de tres millones de negativos ¡qué tiempos, los anteriores a la era digital! Además hay más de 80.000 fotografías, evidentemente no todas expuestas, ya que el museo dispone de unos amplios almacenes dispuestos en sus seis mil metros cuadrados de extensión.
Además de almacenes, también ofrece una cafetería y salas de talleres y aulas, ya que se trata de un museo vivo con multitud de actividades vinculadas al mundo de la fotografía, lo que hace que, como he dicho más arriba, toda una meca para los amantes de las cámaras.
Pero no hay que asustarse, la visita al Museo no es algo exclusivo para especialistas, ya que está pensada para todo tipo de públicos, y todos salen satisfechos, tanto por la bella estética de las imágenes que se ven como por las muchas curiosidades que se descubren sobre la importancia de la fotografías en la historia más reciente.
Para descubrir su ubicación, ya que está un tanto alejado del centro de Charleroi, y saber más sobre lo que nos vamos a encontrar en el museo, lo mejor es visitar su web.
Musée de la Photographie Charleroi
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