La protagonista es una niña americana que mantiene una estrecha relación con sus abuela, de origen ruso y que tiene en su poder un sinfín de historias y anécdotas con las que entretener el tiempo que pasan juntas. Todas las abuelas son extraordinarias a ojos de sus nietos, pero la abuela Anna se caracteriza por ser divertida, polifacética e incluso algo estrafalaria. Sabe tocar la balalaika; es buenísima jugando al póker; teje bufandas, chales y medias sin parar; sabe cómo sobrevivir a una invasión de los cosacos y guarda tesoros de gran valor en su mesilla de noche, algunos de ellos ganados en sus partidas de cartas. En fin, que es de todo menos una ancianita aburrida.
Su nieta podrá disfrutar de ella, de sus historias fantásticas y de los prácticos consejos que sabe darle. Incluso aprende a jugar al póker tan bien como ella.
Sin duda se trata de un libro diferente, que transmite muy bien el legado impagable que los abuelos inculcan a sus nietos. Una historia interesante para pequeños lectores que hará que los mayores sientan nostalgia por su infancia y por la figura de los queridos abuelos.