Su objetivo: satisfacer a los consumidores que exigen transparencia y ponen límites a los ingredientes artificiales.
Hamburguesa, patatas y refresco
Empañada por sus polémicas y su "comida basura", la franquicia de hamburguesas no solo nos gusta, sino que nos encanta, como bien dice su archiconocido y pegadizo eslogan Im lovin it. Tal es así que desde su inauguración en 1940 vende cien mil millones de hamburguesas al día en todo el mundo. El éxito está en el precio, su enorme variedad y en los carteles que hacen que su producto estrella sea completamente irresistible.
Hamburguesas de pollo ¿Sabías que su logo es más conocido que la cruz católica? Una encuesta realizada por la compañía de mercados Sponsorship Research International apuntó que el 88% de la ciudadanía mundial es capaz de identificar la famosa M dorada, mientras que solo el 54% reconoce la cruz que representa a la iglesia católica.
La popular M dorada
Te sorprenderá descubrir también que hasta la mismísima reina de Inglaterra es propietaria de un restaurante de la cadena en las proximidades de su castillo Windsor, en Buckingham Palace.
En cuanto a las patatas fritas, ¿sabías que McDonalds vende más de un tercio de todas las que se producen en los demás restaurantes de Estados Unidos? Además la manera de freírlas está patentada, así que, de momento, no las hay iguales en ninguna otra parte. Eso sí, las podemos comer en Kuwait, Macao, Líbano, Fiyi, Samoa, Tahití... ¡hasta en Cuba, compadre!
Lujoso McDonalds en Milán, Italia
De los cinco continentes, la Antártida es el único que no tiene ningún McDonalds instalado. El porqué, la difícil producción y exportación de alimentos a tan bajas temperaturas.
Sea como fuere, los hermanos Dick y Mac McDonald difícilmente imaginaron que aquel primer restaurante se convirtiera años más tarde en la empresa más grande del mundo. Aquí en España podemos comer tranquilos, la mayor franquicia de comida rápida posee la "Q" de calidad.
Una hamburguesa de vez en cuando no hace daño, ¿verdad?
Ronald, la mascota de McDonalds