Sinopsis
Conjunto de relatos cortos que Saki (Hector Hugh Munro) recogió en dos volúmenes entre 1923 (Los juguetes de la paz) y 1924 (La cuadratura del Huevo)haciendo acopio de sus propios artículos que fue editando en las páginas de algunos de los periódicos más prestigiosos de la Inglaterra de principios de siglo: El Morning Post, El Westminster Gazzete y el Bystander. En ellos se puede apreciar todo el talento que precede la fama de este gran novelista y dramaturgo británico al que se considera un auténtico maestro del relato corto y que fue uno de los humoristas más apreciados de su época.
El mismo Jorge Luis Borges dijo de él: «Con una suerte de pudor, Saki da un tono de trivialidad a relatos cuya íntima trama es amarga y cruel. Esa delicadeza, esa levedad, esa ausencia de énfasis puede recordar las deliciosas comedias de Wilde».
El autor
H. H. Munro nació en Akyab, Birmania. Era hijo de Charles Augustus Munro, inspector general de la policía birmana, cuando este país pertenecía aún al Imperio Británico. Su madre, de soltera Mary Frances Mercer, murió en 1872, corneada por una vaca. Este incidente pudo tener influencia en sus relatos. Su niñez se trastocaría al ser después trasladado a Inglaterra con unos parientes puritanos de personalidad severa e intransigente, la convivencia con los cuales amargaría para siempre su carácter. Algún indicio de esto se observa en su famoso relato "Sredni Vashtar". Munro fue educado en el Pencarwick School de Exmouth, y en el Bedford Grammar School. En 1893, siguiendo el ejemplo de su padre, ingresó en la policía birmana. Tres años más tarde, su mala salud le obligó a regresar a Inglaterra. Su primer libro fue una obra histórica sobre el imperio de Rusia. Trabajó como periodista en diversos periódicos de Londres, oficio que le permitió vivir mientras escribía cuentos y novelas. Sus últimas palabras, de acuerdo con distintas fuentes, fueron: "Put that damned cigarette out!" ("¡Apagad ese maldito cigarrillo!"). Frase que se le escuchó decir desde una trinchera durante la Primera Guerra Mundial, dado que Munro se alistó en el ejército al comenzar la misma, a pesar de no tener edad que lo obligara a ello. Fue a Francia como sargento de los Fusileros Reales, y las ya citadas últimas palabras acontecieron en la mañana del 13 de noviembre de 1916, durante la batalla de Beaumont Hamel. Después de su muerte, su hermana Ethel destruyó la mayor parte de sus papeles, redactando seguidamente su versión particular de la historia familiar. H. H. Munro nunca contrajo matrimonio. (Wikipedia)
La lectura
He de confesar, lo primero, que aún no he acabado el libro, aunque he considerado hacer la crítica en este momento porque la sensación es que la lectura va para largo -sobre todo porque no se trata de uno de esos libros que se leen de corrido como una novela, sino mas bien a ratos, degustando cada relato- y, por otro lado, merecía la pena hacer la reseña. Y es que este conjunto de cuentos cortos resulta más que recomendable, mucho más que eso... resulta casi imprescindible, sobre todo si te gusta escribir, por la genial capacidad de este autor para hacer del relato corto un autentico arte. Sus relatos rebosan ese sutil humor británico del que hemos podido disfrutar en autores como Thom Sharpe, Ian McEwan o el mismisimo Oscar Wilde... Toda el conjunto rezuma un punto sarcástico y en ocasiones macabro que, en algún caso, me ha hecho dejar de leer horrorizado... Me estoy acordando, por ejemplo, de "El castigo" o "Hyacynth", donde unos niños hacen gala de una extraordinaria capacidad para la crueldad;... aunque también me he reido con ganas, sonreido y disfrutado, en fin: todo un crisol de emociones que son el resultado de la lectura de unos relatos que seguro no dejaran indiferente al lector más exigente
Opinión
Bueno, pues si he confesado que no he podido esperar para acabar el libro antes de escribir esta reseña cualquiera puede imaginarse las ganas que tenía de recomendarlo. Para mí ha resultado un descubrimiento, ya que no había oído hablar de este autor inglés que, por otro lado, nos toca bastante lejos en el tiempo: principios de siglo. Por eso no he podido resistirme a incluir alguna reseña del autor.
Yo al menos estoy disfrutando una enormidad de su obra leyendo sus relatos uno a uno, despacito, a ratos... cuando tengo uno de esos momentos tontos en los que no sabes si dar un paseo, ponerte la tele o llamar a alguien, por que ponerte a leer te exige un tiempo por delante del que no dispones siempre, no se si me entienden... pues es el momento de Saki: diversión garantizada.
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