Cuando decidí viajar por cuarta vez a Londres, tuve claro que este viaje iba a ser diferente. No pensaba visitar otra vez el Big Ben, la Torre de Londres o su famoso puente. La excusa para volver a la capital del Reino Unido era ir a un concierto del grupo estadounidense Ok Go, aunque finalmente se acabó convirtiendo en un viaje al Londres urbanita de Bethnal Green, comidas del mundos en Spitafields market, mercadillos como Portobello (que también tiene algún lugar de cine) y la mejor guinda del fin de semana (dejando a un lado el conciertazo de Ok Go), la visita de los estudios de la Warner Bros donde se rodaron las 6 primeras películas de la saga de Harry Potter.
Lo primero que os recomiendo que hagáis es planificar la compra de entradas con tiempo. Las entradas de los fines de semana se suelen acabar semanas e incluso meses antes. El transporte desde Londres lo hice en autobús pero creo que en tren puede ser más confortable y rápido. En nuestro caso tuvimos que reservar con una empresa de viajes todo el pack, transporte desde Victoria Station y entradas, porque no quedaban para el día que queríamos ir.
Nada más llegar a los estudios, lo que más me impresionó fue el tamaño de la tienda y su variedad. Si eres un fan de Harry Potter puedes encontrar TODO lo que aparece en las películas y libros: varitas mágicas, escobas "voladoras", uniformes de las casas de Hogwarts y mil cosas más.
A la hora de empezar la visita la puesta en escena es muy importante. (ALERTA SPOILER: Si quieres hacer esta visita y mantener intacta la capacidad de sorpresa, deja de leer aquí) Primero te ponen un vídeo en una sala de cine donde los protagonistas y productores hablan de las películas y posteriormente levantan la pantalla, para asombro de todos, y aparece la puerta del Gran Comedor. Pasar por esta puerta y ver el Gran Comedor es un momento de júbilo y felicidad que cualquier fan debería experimentar (véase mi cara de felicidad de la foto que aparece más abajo).
Posteriormente vas pasando por diferentes salas donde puedes encontrar: la puerta del despacho de Dumbledore, la casa de los Weasley, el coche volador, el autobús noctámbulo, la clase de pociones, la sala de Gryffindor o la casa de Privet Drive. Lo que más me impresionó de la visita, además del Gran Comedor, fueron la maqueta de Hogwarts que utilizaron para los planos generales y el callejón Diagon.
Lamentablemente para mí porque me lo perdí, después de mi visita han añadido al tour una reproducción del tren de Hogwarts Express a escala, en la que puedes subir y ver los diferentes vagones con el atrezzo utilizado en muchas escenas.
En la zona de restauración, además de todo tipo de comida, se puede degustar la famosa cerveza de mantequilla que siempre pedían Harry, Hermione o Ron. Después de mucho investigar para poder ofrecerla a los visitantes, han conseguido una textura y aspecto muy cercano a la cerveza, pero su sabor no es demasiado agradable (aunque he de reconocer que me la esperaba peor).
Para terminar mi artículo he de recomendaros que visitéis este lugar de cine ya que es una experiencia que disfrutareis tanto si sois fanáticos (o no tanto) de Harry Potter.
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