Estos, demuestran la necesidad que desde antiguo ha tenido el hombre de defenderse no sólo de la hostilidad del medio que le rodea, sino también de los pueblos y tribus invasoras.
Su historia
La arquitectura militar, predecesora de los castillos, comenzarían en España con fortificaciones celtibéricas (como las de Numancia o Tiermes), los castros celtas (como el de Coaña) o las murallas ibéricas (las de Tarragona, Ibros,?).
La llegada de los romanos trajo consigo un nuevo tipo de construcción: el castro y las ?turres?. De éstas se encuentran numerosos restos a lo largo de las calzadas romanas que cruzan la península. Los castros
dieron lugar al nacimiento de una gran parte de nuestras ciudades. León o Toledo, por ejemplo, son ciudades que tienen su origen en estos castros.
El pueblo visigodo aportó a la construcción militar española, sobre todo, murallas, siendo la más característica de del recinto primitivo de Toledo.
La invasión musulmana aporta en este terreno el aparejo de mampostería, el ladrillo o el tipo de alcazaba.
Al mismo tiempo, en el norte de la península, se desarrolla una forma de arquitectura militar para la defensa en piedra o sillarejo, de no muy grandes proporciones, que más adelante evoluciona hacia el castillo de La Mota y Bailey, de origen europeo, con torre del homenaje alta, que sobresale del conjunto, y plaza de armas rodeada por la muralla y el foso.
Pero sería durante la Reconquista, cuando las fronteras se hacen más seguras, que los castillos se amplían, multiplican sus dependencias y se decoran y embellecen al ser muchos de ellos residencia de la nobleza. Y, en ocasiones, estos elementos decorativos prevalecerán sobre los defensivos dando lugar al castillo-palacio.
La Reconquista
La época de la reconquista es la que mejores ejemplos del arte militar nos deja: castillos románicos como Loarre; góticos como Olite, Fuensaldaña y Bellver; mudéjares como Arévalo y Coca; roqueros como Frías; árabes como el de Tarifa, Baños de le Encina y Gormaz; de artillería como Grajal de Campos, y un larguísimo etcétera.
Pero no menos importante en esta época es la arquitectura religioso-militar de la que son exponentes valiosísimos, entre otros: los monasterios de San Pedro de Roda y Poblet, las iglesias fortificadas de San Miguel de Palencia y San Juan de Puertomarín y las catedrales de Ávila y Tuy.
Al finalizar la reconquista, tras ocho siglos de lucha, Isabel de Castilla tiene que dominar el excesivo poder de la nobleza ordenando la demolición de los castillos y el desmoschamiento de muchas torres.
El fin de la contienda y el fortalecimiento del poder real, impiden las luchas nobiliarias y hacen innecesarios los castillos concebidos al modo medieval.
En España hay, aproximadamente, unos 3.000 castillos que unidos a otros monumentos de este tipo (puentes, iglesias, monasterios fortificados, atalayas, etc) la cifra alcanza casi los 10.000.
Los castillos no fueron solo construcciones para la defensa frente al invasor, después, al amparo de ellos, crecieron la música, la literatura y la pintura; cobijaron el nacimiento de las ciencias y de la economía.
Las estadísticas
La mayor concentración de castillos se localiza en la provincia de Jaén, ya que está considerada, junto con Siria y Palestina, el lugar del mundo con mayor número de torres, atalayas, fortalezas y castillos por kilómetro cuadrado debido a su ubicación estratégica en las diferentes batallas entre musulmanes y cristianos en su conquista de Al-Ándalus.
Otro núcleo importante de concentración de castillos es Castilla, circunstancia por la cual deriva su nombra.
El año 800 es primer momento en el que aparece en la historia la denominación de Castilla, por estar salpicadas estas tierras de esas fortificaciones para la defensa del reino de León en su frontera contra el Islam.
A medida que esa frontera se fue desplazando hacia el sur, y en tanto en cuanto el reino de Aragón también se unió a la luchase fue creando a lo ancho de toda la península un frente cuajado de fortificaciones castelares.
Estas fortificaciones ?castellanas? junto a las construcciones de defensa árabes, han contribuido al número y variedad de castillos que se encuentran en España.
Pero no hay castillo que se precie que no tenga su leyenda, y sobre eso saben mucho los robustos muros de los castillos españoles.