1. La ciudad del oro negro
El primer ejemplo de ciudades curiosas está en medio del océano. Se llama Neft Dashlari y fue construida en 1949 por la entonces llamada Unión Soviética. Está construida en pleno Mar Caspio y es una gigantesca ciudad que hace las veces de plataforma petrolífera. Tiene más de 300 kilómetros de rutas, edificios que alcanzan los 9 pisos de altura, hospital, bibliotecas y comercios.
La ciudad es muy curiosa y ha perdurado en el tiempo. Incluso aparece como escenario de una película del agente especial James Bond y como eje de un documental llamado “Rocas de petróleo – La ciudad sobre el mar”.
2. La ciudad de los enanos
China es un país con reglas muy estrictas y severas en relación a temas sociales. Por ese motivo, y para evitar la discriminación que sufrían las personas con enanismo, el empresario Chen Mingjing decidió crear un lugar para que los enanos pudieran vivir sin sufrir la discriminación. Así, llevó adelante la construcción de una ciudad con todo lo necesario para la vida de una sociedad con personas cuyo único requisito para vivir, es no superar la altura de 1,30.
Sin embargo, no se quedó allí. Los residentes de la ciudad también forman parte de un parque temática. Los beneficiarios de la ciudad de Mingjing deben estar disfrazados y vivir en las casas con forma de hongo que sirven como atracción turística. De esa forma se genera dinero para seguir solventando la curiosa forma de vida de los enanos en China.
Con más o menos 120 habitantes, la ciudad cuenta con toda la infraestructura que pueden necesitar para vivir de forma cómoda. Hay bomberos, policías y hospital, escuelas y actividades recreativas. Por supuesto que no arregla la cuestión de la discriminación, pero es una iniciativa interesante.
3. La isla de la muerte
Terminamos nuestro primer recorrido por las ciudades más extrañas para vivir, en una isla en Japón. Se llama Miyake-Jima y es una isla que posee un volcán que emite gases y tóxicos y potencialmente mortales de forma regular. Está ubicada a 180 kilómetros de Tokio y el monte Oyama ha hecho erupción en numerosas ocasiones a lo largo de la historia.
Los residentes de la isla técnicamente no pueden respirar a causa de los gases que se han ido acumulando, y por ese motivo las personas que allí residen utilizan durante todo el tiempo máscaras especiales. En total hay una población regular de 2000 personas, pero en realidad viven en la isla de la muerte para realizar investigaciones. El estado japonés les paga para llevar a cabo diferentes pruebas científicas, pero eso no quita que estén sometiéndose a una experiencia extravagante. Al igual que otras ciudades y lugares curiosos en el mundo con nombres extraños, la isla de la muerte invita a sorprenderse por sus condiciones de vida.