¡¡Qué mes de mayo!! Siempre he dicho casi como un dogma que el mes de mayo es mi mes favorito... Muchas cosas buenas asociadas a este mes... Este año en cambio, no dejo de recibir malas noticias, y me visto por la mañana de alegría y entusiasmo, pero llego al final del día con la ropa empapada de pesimismo y preocupación. Quiero ser positiva, pero confieso que me está costando...
¡¡Qué mes de mayo!! Quizás todos esos males que día tras día asoman en las portadas de los periódicos, todas las tristezas de algunas de mis amigas, los sustos, los miedos, qué sé yo... la vida y cómo la vivimos, se me ocurre pensar que tienen unas raíces... que vienen de la más tierna infancia... de las experiencias que en ella vivimos, que nos van moldeando, calando, cambiando, formando... hasta convertirnos en lo que un día de adultos somos... Y en el recuerdo nuestros padres, hermanos, amigos, novios, profesores, compañeros de trabajo, jefes... todas aquellas personas que dejaron huella en nosotros... Qué importante lo que nos enseñaron, lo que nos transmitieron... No determinaron nuestro camino, pero sí influyeron en algunos de sus cruces... quizás nunca sepan cuánto...
¡¡Qué mes de mayo!! Y me da pena que el clima general sea de crispación, cualquier excusa es buena para levantar la voz, para enfadarse, para protestar, para criticar, para no respetar los derechos de los demás, para soltar tacos, para ser groseros, para no escuchar, para no compartir, para no ser amables...
¡¡Qué mes de mayo!! Recuerdo ahora esas frases maravillosas que nos hablan de educar desde el respeto, que nos enseñan que los gritos no educan, que ensordecen el corazón, que bloquean el pensamiento, que destruyen el respeto y que al final te vuelven violento... Pienso en esas frases cada vez que me cruzo con una persona que pierde los nervios y el respeto, que grita... Cada vez que una nueva noticia más horrible que la anterior, vuelve a ser portada... Cada vez que un amigo me cuenta su último disgusto con un jefe que no quiere comprender... y digo qué pena, algo falló en la cadena educativa de toda esa gente, alguien no estuvo a la altura...
La Huella cumple tres años, y os doy las gracias por seguir ahí, por dedicarme un rato de vuestro tiempo. Y os lo digo bajito, sin gritar, porque como dijo el científico español Ángel Jordán Goñi: "En la educación de los niños es más conveniente decir no en voz baja, que decir sí gritando." Que nunca nadie os grite, que nunca nadie os deje la huella que no debió existir...