La ciudad de los Amaneceres
Resulta que no me había dado cuenta que una de las cosas que más me encantan de esta ciudad es su forma de amanecer. Que todo comenzó con esa inquietud que siempre he sentido por lo diferente y lo raro, que a los 15 ya pensaba de una forma independiente y a pesar de todos los temores y excusas que dieron, yo dije SI y fui a conocer esa desconocida ciudad…
Mi mejor amiga, en ese entonces, ya la conocía pues su infancia la vivió allí. Así que me llevo, esa mañana íbamos en el auto-bus y yo solo no dejaba de admirar y memorizar todo lo que miraba a mí alrededor.
Me hechizaban sus colores, sus calles y hasta lo que otros detestan… ¡su gente! mucha gente para ser sinceros; variedad, rostros, colores y formas. Fue entonces cuando me enamore de Caracas.
Para ese entonces yo solo tenía 16 años y vivir tan lejos me quitaba los planes de visitarla constantemente, sin embargo, aunque iba pocas veces, era la misma sensación en mi cuerpo, todo brillaba mejor, fue así como mi primer empleo oficial lo comencé allí en el área de Los Chaguaramos.
Calles pequeñas, no mucha gente y mañanas llenas de vida, mi aventura tuvo pausa por la carrera universitaria aunque ahora la visitaba más a menudo no perdía oportunidad de conocerla mejor, sus Plazas, Parques, Centros Comerciales, Calles y demás.
Una vez terminada la carrera, mi primer empleo como TSU tenía que conseguirlo en mi ciudad y ya han pasado 2 años en ese sin prisa pero sin pausa.
Muchas cosas han cambiado, las personas no son tan agradables como antes pero están las muchas excepciones, conocí su encantadora montaña El Cerro Ávila, aprendo con las vivencias de cada día, en los últimos años he visto como se ha vuelto caótica debido a la descomposición social que vivimos en el país
Algunas mañanas pienso que mis ojos solo miran una mentira, que me muestran solo lo que yo deseo, ya que es sorprendente el terror, el miedo y dolor que pueden sentir y vivir los caraqueños en un día de cotidianidad. Parece un espejismo ese bello amanecer en un entorno tan gris. Es sentirse como se siente un ave en una jaula grande que cree poder volar pero a los escasos metros se da cuenta que sigue atrapada.
Pero a pesar del miedo interno y las ganas de llorar por el desastre que vive la ciudad que tanto quiero, los amaneceres brillan y las mañanas se presentan radiantes como si fuera la ciudad perfecta que deseo, sobre todo los días que utilizo la vía terrestre, porque a pesar del caos en la vía puedo disfrutar de cada amanecer, el sol detrás de su montaña hipnotizante, su brisa y sus muchos sonidos…
Esos días no importa que tan malo este la estación del metro o que tan abrumador sea el trabajo en la oficina, ese día es maravilloso por su forma de amanecer, ese día creo que amaneció para que hiciéramos un aporte y cambiemos la ciudad.
Porque no puedo cambiar la realidad de una ciudad, pero mi mente es libre y puedo soñar con ello!
Nota: Relato e imagen de Valeria Escalona.
Feliz Año Nuevo!!!!!