Frescos de la Capilla Sixtina
Lo cierto es que a Miguel Ángel no le hizo ninguna gracia que le encargaran los frescos de la Capilla Sixtina y es que él, aunque había estudiado pintura, se consideraba un escultor. Las duras condiciones de trabajo le provocaron problemas de espalda y le dejaron medio ciego, por las gotas de pintura que iban cayéndole en los ojos.
Michelangelo Buonarroti (1475-1564) realizó un trabajo muy detallista. Creó 391 figuras en la zona del altar, 9 imágenes con escenas de la historia de la Creación e imponentes desnudos con guirnaldas adornadas de símbolos pontificios.
Los desnudos provocaron tal escándalo que a partir de 1564 se colocó "ropa interior" y paños a algunas figuras desnudas. Afortunadamente, tras su restauración en los 90, la desnudez volvió a salir a la luz, al igual que los vivos colores de los frescos.
Escándalo por los desnudos
Lo más característico de la Capilla Sixtina es un fresco que ilustra el episodio bíblico del Génesis en el que Dios le da vida a Adán, el primer hombre. En esta composición Dios es representado como un hombre anciano y con barba envuelto en una túnica color púrpura. Su brazo derecho se encuentra estirado para impartir la chispa de la vida de su propio dedo al de Adán.
La creación de Adán
Las manos de Adán y de Dios
¿Sabías que en la obra de Miguel Ángel hay un autorretrato? El arquitecto, escultor y pintor italiano renacentista eligió a un San Bartolomé mostrando su piel desollada, que sería él.
Autorretrato de Michelangelo
Llama la atención la aparición de parejas homosexuales en varias escenas del fresco, así como las dimensiones de la propia capilla, las mismas que las del Templo Salomón, como está escrito en el Antiguo Testamento.
Escenas homosexuales en el Juicio Final situadas en la zona de los salvados
Sea como fuere, la capilla privada del Papa es visitada por 5 millones de personas al año, unas 25.000 al día. Es ahí donde se elige a un nuevo Papa desde 1870. Por algo será.
Turistas en el interior de la Capilla Sixtina