Hola a todos y bienvenidos. ¿Qué tal ha ido el finde? El mío muy bien y he cogido fuerzas para la semana más estresante en mucho tiempo.
Hoy vengo con un resumen de los mejores momentos momentos que nos regaló agosto. Ya sabéis que esta sección es para recordar lo bueno del mes, un repaso de todo lo bueno que nos ayuda a valorar lo mucho que nos da la vida.
Obviamente todos pasamos cosas malas, unas veces más que otras, esto va en rachas, pero este ejercicio de repasar lo bueno a mí me ayuda a superar los meses complicados y a valorar los que han sido buenos como este.
Y sin más rollo empezamos.
Agosto fue el mes de los paseos en familia, de descubrir rincones bonitos y de empaparnos de conversaciones, de esas conversaciones buenas en las que nos olvidamos del teléfono y de las redes sociales, de volver un poco a lo de antes. Y en uno de esos paseos me enamoré de estas flores.
También he tenido playa, playa con sol, con niebla, con gente, sin gente...playa y playa. Y todas las veces han sido especiales como esta de la que os hablé aquí, que estaba llena de gente, no había nada especial y resultó ser un día muy especial.
También pude deleitarme con el encanto de los días nublados, pasear entre árboles solitarios sin gente, charlando sin prisa.
Pero de nuevo volvió el sol y pudimos quedarnos en la playa para ver el atardecer, me encanta cuando el sol nos regala sus últimos rayos, siempre se reserva los mejores.
Agosto llena Asturias de fiestas y pudimos ir a conciertos y por supuesto a disfrutar de la noche más especial del verano, la de los fuegos artificiales.
Este verano ha sido el de las tardes de chicas llenos de paseos por lugares que sin tener encanto son los más encantadores, como esta zona industrial que huele a infancia y que no sé que tiene que engancha.
Si hay algo que me encanta es leer en la playa, con el ruido de las olas acompasando mi lectura y mis pensamientos, haciendo que me empape de todo lo que el libro me transmite.
Y de nuevo llegaron los días que anuncian el otoño, y de nuevo paseamos por sitios tranquilos y llenos de magia.
Algunos días simplemente nos quedamos por el centro de la ciudad, sin más, admirando esos hermosos monumentos por los que paso casi cada día, mirando sin ver.
Pero agosto ha sido playa y playa, y esos instantes en los que apenas queda nadie y nos sentamos a la orilla para hablar de nuestras cosas...ainnnnns no quiero que se acabe el verano.
Siempre me han gustado esas cosas que están donde no tienen que estar, como la casa de la puerta azul de Notting Hill, una casa de planta baja perdida entre rascacielos o un hórreo rodeado de edificios, y este de este parque es mi particular Central Park de Gijón(podéis conocerlo aquí) me encanta.
Por supuesto agosto es el mes de las moras, así que haciendo el chiste malo diré que nos hemos puesto morados. Eso sí, siempre saco foto a las zonas más cutres porque cuando estoy cogiendo me centro en coger con avaricia y me olvido de lo demás, jejejeje.
Y también ha sido el mes de los helados. Por cierto, os llamaron mucho la atención las casetas de la playa y os diré que las heladerías tienen esa forma, y las papeleras, y las cajitas de pastas de muchas tiendas...es que somos pelín cansinos, jejejeje.
Para ir terminando os diré que nos fuimos al monte a coger menta, hierbabuena y manzanilla, porque las infusiones naturales son lo más, no hay comparación con las compradas.
Y esta semana despedimos agosto celebrando fiestas en el barrio alto, en la zona de pescadores, el lugar donde empezó Gijón.
Y el mes se ha ido volando, como estos globos que me dejaron maravillada una tarde de playa.
Y hasta aquí mi mes, espero que os guste.
El post de hoy está programado, me esperan un par de días de muchísimo lío y no creo que pueda responder comentarios ni visitar vuestros blogs pero espero ponerme en breve.
Mil gracias a todos por leerme y hasta el miércoles.