La chica de la curva, los siete años que tarda el estómago en digerir un chicle, la escasa memoria del pez de pecera… Las leyendas urbanas, esos mitos o historias falsas que se hacen pasar por verdades rotundas de la cultura popular suelen ser más falsas que una moneda de tres euros. Las leyendas urbanas son, además, el origen de muchísimas de las conversaciones que mantienen los viajeros para llenar esas horas “muertas” entre destino y destino vacacional. Así que hoy queremos dedicar un artículo del blog de Gretur Viajes a intentar desvelar - y desmentir - algunas de las leyendas urbanas más comentadas en torno a nuestro sector profesional y nuestra razón de ser, el mundo viaje.
Los excrementos que surgen de los aviones.
Comenzamos nuestra lista con una de las leyendas urbanas más escatológicas del mundo viaje: cuando “tiramos de la cadena” en el servicio de un avión, todo lo depositado en la taza del váter es expulsado hacia el cielo. Lógicamente, esta es una de las leyendas urbanas más difundidas por esos locos turistas bajitos llamados niños y no deja de tener su gracia, pero es completamente incierta. Desde los años 80 del siglo pasado, los sistemas de evacuación de residuos de los lavabos de un avión desembocan en un receptáculo sellado que más tarde, y ya en tierra, se vacía, limpia e higieniza. En fin, un mito menos.
Orina para las picaduras de medusa.
Si este verano ha sido uno de los miles de desafortunados a los que les ha rozado una medusa, quizá alguien le haya dicho que orine rápidamente sobre la herida. Esa es una de las peores ideas que podría tener. El mito surge porque la orina contiene una parte de amoniaco, sustancia que alivia el picor y el escozor. Pero la orina contiene muchos más elementos que en ningún caso deberían rozar picaduras o heridas, incluidas las producidas por medusas, esos animales tan típicos de nuestras costas durante los meses de verano. Hay varios remedios rápidos que puede aplicar en el momento en que note la picadura de una medusa como, por ejemplo, lavar bien la herida con agua salada y taparla con un paño frío, pero el remedio más eficaz es el de siempre: acudir lo antes posible a un centro médico.
Los cocodrilos albinos de Nueva York.
La Gran Manzana es uno de los destinos vacacionales preferidos por los turistas europeos, pero también es la ciudad protagonista de una de las leyendas urbanas más comentadas de las últimas décadas. El mito comenzó hace mucho tiempo, en la década de los años 30 del siglo pasado. Al parecer, los neoyorkinos procedentes de Luisiana y Florida, cuando volvían a la ciudad de pasar sus vacaciones en el pueblo se llevaban como recuerdo esos grandes animalitos tan comunes del sur de Estados Unidos: los cocodrilos. Cuando supuestamente el souvenir viviente crecía y ocupaba demasiado espacio, esos mismos turistas lo arrojarían por la taza del inodoro para que pasara a formar parte de la fauna urbana de las alcantarillas de Nueva York. Un mito curioso que sigue arrastrando las miradas de los turistas hacia las bocas de las alcantarillas de esa maravillosa jungla urbana llamada Nueva York.
El chihuahua que no era perro, sino rata.
Terminamos nuestra selección de cuatro leyendas urbanas sobre el fascinante mundo de los viajes con una de las menos conocidas por el gran público: la leyenda del chihuahua que no era perro, sino rata.
Según este mito urbano, una entrañable ancianita estadounidense viajó a tierras mejicanas para descansar unos días entre el sol y las margaritas. Visitando un mercado vio que un niño llevaba en una cesta un adorable cachorrito de uno de los perros más típicos del país: el chihuahua. La amable mujer se apiadó del encantador animalito, se lo compró al muchacho y, ni corta ni perezosa, se lo llevó de vuelta a casa para regalárselo a sus nietecitos. Los niños, lógicamente, estuvieron encantados con el supuesto perrito hasta que una noche este se merendó al gato de la casa. Además, según pasaban los días, al perro se le iba afilando el hociquito, le iban creciendo los dientes y las uñas y la cola se le iba alargando inexplicablemente. Al llevar al perro al veterinario, este les confirmó la peor de sus sospechas, el perro no era perro sino rata, un ejemplar hermosísimo de roedor procedente de las cálidas tierras mejicanas.
Como ve, esta es una de las leyendas urbanas más elaboradas, pero como el resto de la selección de hoy de Gretur Viajes, es completamente incierta.
¿Conoce más leyendas urbanas en torno al mundo de los viajes? Deje su comentario en nuestro blog.
Fuente: Pinterest https://www.pinterest.com/pin/493777546618326549/