Se me ha olvidado decir dónde íbamos... Hoy era el día de la excursión y decidimos pasarlo nada más y nada menos que en Bellagio!! (Nada de hotel de Las Vegas; Bellagio original!)
Todo pasó muy rápido. Amaneció un día muy soleado (perfecto porque allí siempre hay niebla). Nos fuimos a toda prisa a recoger a los chicos del avión a su piso y cogimos un metro hasta la estación. Al bajar del metro hicimos una carrera: quien antes llegara a la estación de tren ganaba
El billete hacia Como costó 8 ??? (ida y vuelta), me pareció bastante barato y encima los trenes eran súper modernos y tenían dos plantas! La estación está muy bien situada, justo al lado del lago y en pleno centro de la ciudad, por lo que no tardamos ni 10 minutos en encontrar un barco que nos llevase a Bellagio. El problema es que el barco zarpaba en una hora así que tuvimos tiempo de disfrutar la pedazo de postal que nos regaló Como.
Y por fin subimos al barco, 15 ??? por media hora de recorrido y encima era cubierto... los barcos siempre me parecerán carísimos ¬¬. Pero en un barco descubierto tiene que ser una gozada disfrutar de las vistas, ver todos los pueblos de la costa, las montañas llenas de nieve... en fin, una pasada. Todos los pueblos tienen que ser preciosos pero nosotros escogimos ir a Bellagio por ser el más conocido del lago y por tener fama de "el más bonito", pero me creo que en realidad eso quiera decir "el más turístico". Aun que para nada nos decepcionó. Era un pueblo precioso, muy turístico eso sí, pero era encantador, de callecitas estrechas y empinadas, suelo empedrado, maceteros en las ventanas, casitas de colores con vistas al lago... TOTALMENTE DE PELÍCULA.
Simplemente dedicamos el día a perdernos por esa maravilla de paisaje y a disfrutar de ese sol bien hermoso que nos hizo. Allí conocimos a una pareja más que se unió al club de los viajeros en Milán: Jackie Jie Liu y su novio Xiao-shu Su, una pareja de chinos que vivía en Estados Unidos y estaban dando la vuelta al mundo (Me pongo los dientes largos cada vez que veo sus fotos en facebook de moais en la Isla de Pascua, de los templos de Java, fotos en los Alpes suizos, y cómo no: Estados Unidos!). A su vez ellos conocieron a otro chico de la India y también se unió. Juntos nos pusimos a andar hasta cuando nos dimos cuenta nos habíamos ido de Bellagio por una carretera! Perdidos y cansados entramos a comer a una pizzería con unas vistas muy muy privilegiadas. (Lástima no haber comido en la terraza, porque a la sombra hacía frío). Sin embargo la pizza... en fin, prefiero las que me hago yo en mi casa, es verdad, creo que lo de Italia y las pizzas es un mito falso (solo lo creo).
Y estas eran las vistas desde la cristalera de la pizzería
Y ya terminamos la tarde viendo la puesta de sol en el lago y fue una de los momentos más alucinantes de mi vida! vale que tal vez exagere pero es que en ese momento pensé: DI-OS ESTO ES VIDA, QUE NADIE ME MUEVA DE AQUÍ. El sol estaba casi detrás de las montañas y daba de pleno en la colina de Bellagio coloreando todo en un tono anaranjado. No hacía frío y yo me distraía viendo a los patos (y acordándome de mi novio) y disfrutando a la vez de ese espectáculo de atardecer hasta que llegó el bus que nos llevaba de vuelta a Como y rompió la magia. Costó solamente 5 ???, súper barato!
El bus fue una experiencia alocada, cualquiera de nosotros diría que fue deporte de alto riesgo. ¿A cuanto iría? La carretera era estrecha, llena de curvas y al borde de un barranco que terminaba en el lago. El conductor creía que iba haciendo rally y se iba abriendo paso por donde pasaba, porque a esa velocidad a nadie le da tiempo a reaccionar de otra forma que no fuese ¡apartarse de en medio! (Sí, nos recordó al conductor del autobús mágico de Harry Potter)
Nuestro conductor de autobús
Parece gracioso pero teníamos miedo a no sobrevivir a ese recorrido que duro más de media hora y se nos hizo interminable. Independientemente de la vida o la muerte, vimos como anochecía en el lago. Casi no había luz en el cielo y las luces de los pueblecitos a oscuras se reflejaban en el agua y fue precioso!!
Al subir al tren uno de los chicos del avión compró una botella de vino para bebérnosla de camino. Comienza la juerga. Por si fuese poco, al llegar a Milán ya no quedaba botella de vino, es más, ya nos habíamos hecho con una botella de whisky y muchos Red Bull"s para beber en el piso. Tras un rato de descanso - botellón y entre risas tontas, salimos a disfrutar de nuestra última noche en Milán. Nos recorrimos las calles principales y bordeamos la catedral a plena noche, cuando ya no quedaba nadie. Teníamos que hacer tiempo hasta las 5 de la madrugada para coger el bus en dirección al aeropuerto y regreso a España, pero mucho antes terminamos en el piso sopando pan en leche con muuuuuucho chocolate. De ahí al aeropuerto y Bérgamo a España.
El vuelo de regreso fue otra experiencia, esta vez muy mala. Hacía muchísimo viento y el avión al despegar no conseguía tomar altura y se notaba como tenía descensos bruscos en plena pista. Por fin comenzó a subir y nos fuimos de allí. Pero a medio vuelo comenzaron las turbulencias. El avión se movía mucho, como si un toro gigante nos embistiese por el lateral y se notaba como descendía bruscamente por segundos! Además se oían ruidos. Siendo Ryanair seguro que se estaban desprendiendo de algunas alas o motores. El truco estaba en fijarse en la gente que parecía "acostumbrada". Si no hay alarma, no hay que alarmarse. Y no sabemos cómo, pero llegamos media hora antes al aeropuerto de Alicante, sanos y salvo.
Así fue como terminó nuestro viaje a Milán! La experiencia fue taaaaan buena que estoy deseando ahorrar para hacer decenas de viajes más como éste por Europa o donde sea, pero esta vez acompañada también de mi novio :)