Os cueeento, a mí me gusta empezar el año jugando a los Sims hasta quedarme ciega. En plan tres semanas (tres días o, si me pica, tres meses) a morir para luego dejarlo y no volver a tocarlo hasta el año siguiente. 2016 y Windows 10 han decidido que esto era muy de irme a morir sola y me han cerrado el grifo, o lo que es lo mismo: que le das y no va. Y no me está molando esto un pelo, no sé cómo deciros. Encima me acaban de arreglar el portátil y lo mismo me dura dos años más, o sea que dos años sin jugar a los Sims, ¿estamos locos? ¿Con qué me voy a distraer ahora, petits? Porque he empezado enero de un cenizo que pa’ qué:
«Me parece importante que no dejéis de subir fotografías de los modelitos de Nochevieja porque para una vez que os arregláis, qué menos que ponerlo en toda red social habida y por haber. Porque anda que no hay trabajo ahí de chapa y pintura que amortizar».
Lo dicho, creo que no he empezado el 2016 muy católica que digamos, petits. Bueno, católica, ya me entendéis. Que no dejo de ver fotografías de estas finas-finas de diversas fiestas de fin de año y no puedo dejar de pensar maldades. Principalmente en la línea de «¿Cómo de chabacana hay que ser para llevar eso?» o «¿Por qué nadie me había explicado que en Nochevieja hay que ir como una morcilla?» Estoy de un
Os preguntaría qué tal habéis empezado vosotros el año, pero eso haría que luego me preguntaseis a mí, porque la gente es muy de preguntar cómo va el año los primeros días.
P.D.: ¿Habéis visto que vuelvo a ser youtuber?
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