Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, provincia de Granada, 5 de junio de Murió ejecutado tras la sublevación militar de la Guerra Civil Española, por su Desde los 2 años, según uno de sus biógrafos, Edwin Honig, Federico García
La España de García Lorca era la de la Edad de Plata, heredera de la
Generación del 98, con una rica vida intelectual donde los nombres de Influyeron, además, en la sensibilidad del poeta en formación Lope de Vega,
Estatua de García Lorca en la plaza de Santa Ana de Madrid.
Juventud y primeras obrasEn 1918 publicó su primer libro Impresiones y paisajes, costeado por su En esta época frecuentó activamente a los poetas de su generación que En 1929 marchó a Nueva York. Para entonces se habían publicado, además
De su viaje y estancia en Nueva York surge el libro Poeta en Nueva York. En La Segunda República y «La barraca»Al instaurarse la Segunda República española, Fernando de los Ríos fue En 1933 viajó a la Argentina de la Década Infame para promover la puesta en
La casa de Bernarda Alba y trabajaba ya en La destrucción de Sodoma Guerra Civil y asesinatoColombia y México, cuyos embajadores previeron que el poeta pudiera ser En esos momentos políticos alguien le preguntó sobre su preferencia política y ...José Antonio. Otro buen chico. ¿Sabes que todos los viernes ceno con él? Se sentía, como él lo dijo en una entrevista a El Sol de Madrid poco antes de Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites Las últimas investigaciones, como la de Manuel Titos Martínez, determinan que La fosa se encuentra en el paraje de Fuente Grande, en el municipio de H. G. Wells envía el siguiente despacho a las autoridades militares de H. G. Wells, presidente Pen Club de Londres, desea con ansiedad noticias de cuya respuesta fue la siguiente:Coronel gobernador de Granada a H. G. Wells.Ignoro lugar hállase D. Después de su muerte se publicaron Primeras canciones, Amor de Don En 2009, en aplicación de la ley para la recuperación de la memoria histórica ObraEl universo lorquiano se define por un palpable sistematismo: la poesía, el EstiloLos símbolos: de acuerdo con su gusto por los elementos tradicionales, Lorca La luna: es el símbolo más frecuente en Lorca. Su significación más frecuente El agua: cuando corre, es símbolo de vitalidad. Cuando está estancada, La sangre: representa la vida y, derramada, es la muerte. Simboliza también lo El caballo (y su jinete): está muy presente en toda su obra, portando siempre Las hierbas: su valor dominante, aunque no único, es el de ser símbolos de la Los metales: también su valor dominante es la muerte. Los metales aparecen La metáfora: es el procedimiento retórico central de su estilo. Bajo la influencia El neopopularismo: aunque Lorca asimila sin problemas las novedades
PoesíaLa obra poética de Lorca constituye una de las cimas de la poesía de la La época de juventudAquí se incluyen sus primeros escritos: Impresiones y paisajes (en prosa, La Diputación de Granada edita en 1986 una antología poética, seleccionada, La época de plenitudComienza con el Poema del cante jondo (1921) que, mediante la unidad En Primeras canciones (1927) , y Canciones (1936) emplea las mismas La muerte y la incompatibilidad moral del mundo gitano con la sociedad Lorca escribe Poeta en Nueva York a partir de su experiencia en EEUU, donde El Diván de Tamarit (1940) es un libro de poemas de atmósfera o sabor Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías (1935) es una elegía de La obra poética de García Lorca se cierra con Seis poemas gallegos y la serie
Libros de poesía
Impresiones y paisajes (1918)Libro de poemas (1921)Poema del cante jondo (1921)Oda a Salvador Dalí (1926)Romancero gitano (1928)Poeta en Nueva York (1930)Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935)Seis poemas gallegos (1935)Diván del Tamarit (1936)Sonetos del amor oscuro (1936)
TeatroEl teatro de García Lorca es, con el de Valle-Inclán, el de mayor importancia Entre las farsas, escritas entre 1921 y 1928, destacan La zapatera prodigiosa, Consciente del éxito de los dramas rurales poéticos, Lorca elabora las Los problemas humanos determinan los dramas. Así, el tema de la
Obras teatrales
Mariana Pineda (1927)La zapatera prodigiosa (1930)Retablillo de Don Cristóbal (1928)El público (1930)Así que pasen cinco años (1930)Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (1933)Bodas de sangre (Puesta en escena en 1933, pero publicada en enero de Yerma (1934)Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935)La casa de Bernarda Alba (1936)La fuerza de la sangre (inacabada) (1936)
FilmografíaSobre la vida de LorcaLorca, muerte de un poeta (1987), serie de televisión dirigida por Juan Antonio Muerte en Granada (1997), dirigida por Marcos Zurinaga. El actor Andy García Lorca (1998), dirigida por Iñaki ElizaldeLa luz prodigiosa (2003), dirigida por Miguel HermosoLorca. El mar deja de moverse (2006), documental dirigido por Emilio Ruiz Sin límites (Little ashes) (2008), dirigida por Paul Morrison semibiográfico sobre Buñuel.El deseo y la realidad (2009), documental dirigido por Rafael Zarza y Fernando Mudanza (2009) , dirigida por Pere PortabellaAdaptaciones de su obraBodas de Sangre (1981), de Carlos Saura"Nanas de espinas" (1982) espectáculo de Salvador Távora inspirado en La casa de Bernarda Alba (1982), de Mario CamusProceso a Mariana Pineda (1984), de Rafael Moreno Alba, serie de la Viaje a la Luna (1998), cortometraje de Frederic Amat.Yerma (1998), de Pilar Távora"Yerma mater" (2005) espectáculo de Salvador Távora inspirado en Bodas de sangre (2010), de José Carlos Plaza.ÓperasIn another five years or so, zarzuela de Paul Bowles, 1944, sobre Así que La zapatera prodigiosa del compositor argentino Juan José Castro (1895-Bodas de sangre de Juan José Castro, 1952Yerma, ópera de Paul Bowles, 1955Bodas de sangre (Bluthochzeit) del alemán Wolfgang Fortner ( 1907-1987)Yerma de Heitor Villa-Lobos, estrenada en la Santa Fe Opera en 1971La casa de Bernarda Alba del catalán Miquel Ortegaópera basada en una ficción biográficaAinadamar de Osvaldo Golijov, estrenada en el Festival de Tanglewood,2003 y
Citas
"¡Ay, qué terribles cinco de la tarde!¡Eran las cinco en todos los relojes!¡Eran las cinco en sombra de la tarde!"Últimos versos de la primera parte de Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935)"Como no me he preocupado de nacer, no me preocupo de morir.""Desechad tristezas y melancolías. La vida es amable, tiene pocos días y tan sólo ahora la hemos de gozar.""El hombre famoso tiene la amargura de llevar el pecho frío y traspasado por linternas sordas que dirigen sobre él otros.""El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta.""El teatro es poesía que se sale del libro para hacerse humana.""En la bandera de la libertad bordé el amor más grande de mi vida.""Esperando, el nudo se deshace y la fruta madura."
"La poesía no quiere adeptos, quiere amantes."
"La soledad es la gran talladora del espíritu."
"Quiero llorar, porque me da la gana."
"El toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo"
EL POETA PIDE A SU AMOR QUE LE ESCRIBA
Amor de mis entrañas, viva muerte, en vano espero tu palabra escrita y pienso, con la flor que se marchita, que si vivo sin mí quiero perderte.
El aire es inmortal. La piedra inerte ni conoce la sombra ni la evita. Corazón interior no necesita la miel helada que la luna vierte.
Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas, tigre y paloma, sobre tu cintura en duelo de mordiscos y azucenas.
Llena pues de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche del alma para siempre oscura.
Federico García Lorca
POEMA DE LA SOLEÁ
ENCUENTRO
Ni tú ni yo estamos en disposición de encontrarnos. Tú... por lo que ya sabes. ¡Yo la he querido tanto! Sigue esa veredita. En las manos tengo los agujeros de los clavos. ¿No ves cómo me estoy desangrando? No mires nunca atrás, vete despacio y reza como yo a San Cayetano, que ni tú ni yo estamos en disposición de encontrarnos.
LA SOMBRA DE MI ALMA
La sombra de mi alma Huye por un ocaso de alfabetos, Niebla de libros Y palabras.
¡La sombra de mi alma!
He llegado a la línea donde cesa La nostalgia, Y la gota de llanto se transforma Alabastro de espíritu.
(¡La sombra de mi alma!)
El copo del dolor Se acaba, Pero queda la razón y la sustancia De mi viejo mediodía de labios De mi viejo mediodía De miradas.
Un turbio laberinto De estrellas ahumadas Enreda mi ilusión Casi marchita.
¡La sombra de mi alma!
Y una alucinación Me ordeña las miradas. Veo la palabra amor Desmoronada.
¡Ruiseñor mío! ¡Ruiseñor! ¿Aún cantas?
Madrid, diciembre de 1919
Federico García Lorca, 1919
ALBA
Mi corazón oprimido Siente junto a la alborada El dolor de sus amores Y el sueño de las distancias. La luz de la aurora lleva Semilleros de nostalgias Y la tristeza sin ojos De la médula del alma. La gran tumba de la noche Su negro velo levanta Para ocultar con el día La inmensa cumbre estrellada.
¡Qué haré yo sobre estos campos Cogiendo nidos y ramas Rodeado de la aurora Y llena de noche el alma! ¡Qué haré si tienes tus ojos Muertos a las luces claras Y no ha de sentir mi carne El calor de tus miradas! ¿Por qué te perdí por siempre En aquella tarde clara? Hoy mi pecho está reseco Como una estrella apagada.
Granada, abril de 1919
Federico García Lorca
ODA A SALVADOR DALÍ
Una rosa en el alto jardín que tú deseas. Una rueda en la pura sintaxis del acero. Desnuda la montaña de niebla impresionista. Los grises oteando sus balaustradas últimas.
Los pintores modernos en sus blancos estudios, cortan la flor aséptica de la raíz cuadrada. En las aguas del Sena un ice-berg de mármol enfría las ventanas y disipa las yedras.
El hombre pisa fuerte las calles enlosadas. Los cristales esquivan la magia del reflejo. El Gobierno ha cerrado las tiendas de perfume. La máquina eterniza sus compases binarios.
Una ausencia de bosques, biombos y entrecejos yerra por los tejados de las casas antiguas. El aire pulimenta su prisma sobre el mar y el horizonte sube como un gran acueducto.
Marineros que ignoran el vino y la penumbra, decapitan sirenas en los mares de plomo. La Noche, negra estatua de la prudencia, tiene el espejo redondo de la luna en su mano.
Un deseo de formas y límites nos gana. Viene el hombre que mira con el metro amarillo. Venus es una blanca naturaleza muerta y los coleccionistas de mariposas huyen.
* * *
Cadaqués, en el fiel del agua y la colina, eleva escalinatas y oculta caracolas. Las flautas de madera pacifican el aire. Un viejo dios silvestre da frutas a los niños.
Sus pescadores duermen, sin ensueño, en la arena. En alta mar les sirve de brújula una rosa. El horizonte virgen de pañuelos heridos, junta los grandes vidrios del pez y de la luna.
Una dura corona de blancos ***ntines ciñe frentes amargas y cabellos de arena. Las sirenas convencen, pero no sugestionan, y salen si mostramos un vaso de agua dulce.
* * *
¡Oh, Salvador Dalí, de voz aceitunada! No elogio tu imperfecto pincel adolescente ni tu color que ronda la color de tu tiempo, pero alabo tus ansias de eterno limitado.
Alma higiénica, vives sobre mármoles nuevos. Huyes la oscura selva de formas increíbles. Tu fantasía llega donde llegan tus manos, y gozas el soneto del mar en tu ventana.
El mundo tiene sordas penumbras y desorden, en los primeros términos que el humano frecuenta. Pero ya las estrellas ocultando paisajes, señalan el esquema perfecto de sus órbitas.
La corriente del tiempo se remansa y ordena en las formas numéricas de un siglo y otro siglo. Y la Muerte vencida se refugia temblando en el círculo estrecho del minuto presente.
Al coger tu paleta, con un tiro en un ala, pides la luz que anima la copa del olivo. Ancha luz de Minerva, constructora de andamios, donde no cabe el sueño ni su flora inexacta.
Pides la luz antigua que se queda en la frente, sin bajar a la boca ni al corazón del bosque. Luz que temen las vides entrañables de Baco y la fuerza sin orden que lleva el agua curva.
Haces bien en poner banderines de aviso, en el límite oscuro que relumbra de noche. Como pintor no quieres que te ablande la forma el algodón cambiante de una nube imprevista.
El pez en la pecera y el pájaro en la jaula. No quieres inventarlos en el mar o en el viento. Estilizas o copias después de haber mirado, con honestas pupilas sus cuerpecillos ágiles.
Amas una materia definida y exacta donde el hongo no pueda poner su campamento. Amas la arquitectura que construye en lo ausente y admites la bandera como una simple broma.
Dice el compás de acero su corto verso elástico. Desconocidas islas desmiente ya la esfera. Dice la línea recta su vertical esfuerzo y los sabios cristales cantan sus geometrías.
* * *
Pero también la rosa del jardín donde vives. ¡Siempre la rosa, siempre, norte y sur de nosotros! Tranquila y concentrada como una estatua ciega, ignorante de esfuerzos soterrados que causa.
Rosa pura que limpia de artificios y croquis y nos abre las alas tenues de la sonrisa (Mariposa clavada que medita su vuelo). Rosa del equilibrio sin dolores buscados. ¡Siempre la rosa!
* * *
¡Oh, Salvador Dalí de voz aceitunada! Digo lo que me dicen tu persona y tus cuadros. No alabo tu imperfecto pincel adolescente, pero canto la firme dirección de tus flechas.
Canto tu bello esfuerzo de luces catalanas, tu amor a lo que tiene explicación posible. Canto tu corazón astronómico y tierno, de baraja francesa y sin ninguna herida.
Canto el ansia de estatua que persigues sin tregua, el miedo a la emoción que te aguarda en la calle. Canto la sirenita de la mar que te canta montada en bicicleta de corales y conchas.
Pero ante todo canto un común pensamiento que nos une en las horas oscuras y doradas. No es el Arte la luz que nos ciega los ojos. Es primero el amor, la amistad o la esgrima.
Es primero que el cuadro que paciente dibujas el seno de Teresa, la de cutis insomne, el apretado bucle de Matilde la ingrata, nuestra amistad pintada como un juego de oca.
Huellas dactilográficas de sangre sobre el oro, rayen el corazón de Cataluña eterna. Estrellas como puños sin halcón te relumbren, mientras que tu pintura y tu vida florecen.
No mires la clepsidra con alas membranosas, ni la dura guadaña de las alegorías. Viste y desnuda siempre tu pincel en el aire frente a la mar poblada de barcos y marinos.
Federico García Lorca
ODA A WALT WHITMAN
Por el East River y el Bronx los muchachos cantan enseñando sus cinturas, con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo. Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas y los niños dibujaban escaleras y perspectivas.
Pero ninguno se dormía, ninguno quería ser el río, ninguno amaba las hojas grandes, ninguno la lengua azul de la playa.
Por el East River y el Queensborough los muchachos luchaban con la industria, y los judíos vendían al fauno del río la rosa de la circuncisión y el cielo desembocaba por los puentes y los tejados manadas de bisontes empujadas por el viento.
Pero ninguno se detenía, ninguno quería ser nube, ninguno buscaba los helechos ni la rueda amarilla del tamboril.
Cuando la luna salga las poleas rodarán para turbar el cielo; un límite de agujas cercará la memoria y los ataúdes se llevarán a los que no trabajan.
Nueva York de cieno, Nueva York de alambres y de muerte. ¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla? ¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo? ¿Quién el sueño terrible de sus anémonas manchadas?
Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman, he dejado de ver tu barba llena de mariposas, ni tus hombros de pana gastados por la luna, ni tus muslos de Apolo virginal, ni tu voz como una columna de ceniza; anciano hermoso como la niebla que gemías igual que un pájaro con el sexo atravesado por una aguja, enemigo del sátiro, enemigo de la vid y amante de los cuerpos bajo la burda tela. Ni un solo momento, hermosura viril que en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles, soñabas ser un río y dormir como un río con aquel camarada que pondría en tu pecho un pequeño dolor de ignorante leopardo.
Ni un sólo momento, Adán de sangre, macho, hombre solo en el mar, viejo hermoso Walt Whitman, porque por las azoteas, agrupados en los bares, saliendo en racimos de las alcantarillas, temblando entre las piernas de los chauffeurs o girando en las plataformas del ajenjo, los maricas, Walt Whitman, te soñaban.
¡También ese! ¡También! Y se despeñan sobre tu barba luminosa y casta, rubios del norte, negros de la arena, muchedumbres de gritos y ademanes, como gatos y como las serpientes, los maricas, Walt Whitman, los maricas turbios de lágrimas, carne para fusta, bota o mordisco de los domadores.
¡También ése! ¡También! Dedos teñidos apuntan a la orilla de tu sueño cuando el amigo come tu manzana con un leve sabor de gasolina y el sol canta por los ombligos de los muchachos que juegan bajo los puentes.
Pero tú no buscabas los ojos arañados, ni el pantano oscurísimo donde sumergen a los niños, ni la saliva helada, ni las curvas heridas como panza de sapo que llevan los maricas en coches y terrazas mientras la luna los azota por las esquinas del terror.
Tú buscabas un desnudo que fuera como un río, toro y sueño que junte la rueda con el alga, padre de tu agonía, camelia de tu muerte, y gimiera en las llamas de tu ecuador oculto.
Porque es justo que el hombre no busque su deleite en la selva de sangre de la mañana próxima. El cielo tiene playas donde evitar la vida y hay cuerpos que no deben repetirse en la aurora.
Agonía agonía, sueño, fermento y sueño. Éste es el mundo, amigo, agonía, agonía. Los muertos se descomponen bajo el reloj de las ciudades, la guerra pasa llorando con un millón de ratas grises, los ricos dan a sus queridas pequeños moribundos iluminados, y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada.
Puede el hombre, si quiere, conducir su deseo por vena de coral o celeste desnudo. Mañana los amores serán rocas y el Tiempo una brisa que viene dormida por las ramas.
Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whítman, entra el niño que escribe nombre de niña en su almohada, ni contra el muchacho que se viste de novia en la oscuridad del ropero, ni contra los solitarios de los casinos que beben con asco el agua de la prostitución, ni contra los hombres de mirada verde que aman al hombre y queman sus labios en silencio. Pero sí contra vosotros, maricas de las ciudades, de carne tumefacta y pensamiento inmundo, madres de lodo, arpías, enemigos sin sueño del Amor que reparte coronas de alegría.
Contra vosotros siempre, que dais a los muchachos gotas de sucia muerte con amargo veneno. Contra vosotros siempre, Faeries de Norteamérica, Pájaros de la Habana, Jotos de Méjico, Sarasas de Cádiz, Apios de Sevilla, Cancos de Madrid, Floras de Alicante, Adelaidas de Portugal.
¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas! Esclavos de la mujer, perras de sus tocadores, abiertos en las plazas con fiebre de abanico o emboscadas en yertos paisajes de cicuta.
¡No haya cuartel! La muerte mana de vuestros ojos y agrupa flores grises en la orilla del cieno. ¡No haya cuartel! ¡Alerta! Que los confundidos, los puros, los clásicos, los señalados, los suplicantes os cierren las puertas de la bacanal.
Y tú, bello Walt Whitman, duerme a orillas del Hudson con la barba hacia el polo y las manos abiertas. Arcilla blanda o nieve, tu lengua está llamando camaradas que velen tu gacela sin cuerpo. Duerme, no queda nada. Una danza de muros agita las praderas y América se anega de máquinas y llanto. Quiero que el aire fuerte de la noche más honda quite flores y letras del arco donde duermes y un niño negro anuncie a los blancos del oro la llegada del reino de la espiga.
Federico García Lorca, 1929-1930
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