Está situado en la plaza Aladro, nº 7, casi en el centro de Jerez. Recomendamos hacer reserva, ya que dispone de una sala de no más de 20 comensales, para que el trato sea exquisito.
Disponen de 3 menús diferentes: Creta, Caliza y Arcilla, que corresponden con los principales elementos de la tierra albariza, en la que nacen los viñedos de los mejores jereces. Además, el nombre del restaurante, Mantúa, hace también referencia a una variedad de uva blanca.
En cuanto al tema sin gluten, ningún problema. Lo indicamos en la reserva. Y desde el principio nos comentaron que podíamos disfrutar del menú completo, simplemente adaptando o cambiando algunos detalles.
Nos decantamos por el menú Creta, ya que era una cena, y pensamos que los otros 2 menús eran más contundentes, ya que son más pases, aunque de diferente tamaño.
Disponen de una enorme bodega, pero como no podía ser de otra forma, nos decantamos por un vino de la zona. Contratiempo, un vino blanco joven elaborado con uva Moscatel de Alejandría 100 %, de El Puerto de Santa María.
Todos los comensales deben elegir el mismo menú, pero los platos dentro de dicho menú pueden variar. Disponen de pan sin gluten, aunque no es casero, pero se agradece.
Nos sirvieron 4 aperitivos, además del entrante a elegir, pescado a elegir, carne a elegir y postre. Los aperitivos fueron: Granizado de fino y yuzu; zanahoria aliñá; bocado de sardina con papada ibérica de Vejer y setas; y buñuelo de ortiguillas con alioli de manzanilla. Solo hay que ver las fotos…
Tuvieron que adaptar el pan del bocado de sardina y papada ibérica (la base de pan) y el buñuelo (harina)
En cuanto a los entrantes, uno de nosotros se decantó por la ventresca de atún curada, crema moruna y sorbete de codium; y el otro por el arroz meloso de hierbas con jugo de berberechos, tendones de ternera y galeras. Ambos muy buenos.
Respecto al pescado, nos decantamos por el mismo: galete de atún con puré de patata en jugo de verduras asadas y salsa de ají amarillo.
La carne, igual, un solomillo de ciervo con cremoso de coliflor y mojo verde. Espectacular.
Y de postre, que sí lo tuvieron que adaptar, albaricoques con naranja sanguina. Buenísimo, también.
Y para finalizar nuestra experiencia sin gluten en Restaurante Mantúa, te sirven una cajita de bombones sobre virutas de chocolate, uno de ellos no era apto, pero el resto sí.
El precio es muy ajustado, para la relación calidad-precio. Evidentemente, no es para ir muy a menudo, pero para una ocasión especial o vivir una experiencia gastronómica única es inmejorable.
Esperamos que nuestra experiencia sin gluten en Restaurante Mantúa os sirva. Os recomendamos ir