¡ESTOY HASTA EL COÑO!

¡Estoy hasta el coño! Hasta el coño de ser menos, de perder, de ser inferior, de ser el sexo débil, de tener que esforzarme el doble, de competir para obtener méritos, de ser insignificante. Estoy hasta el coño de ser subordinada, del patriarcado, de ser y estar dominada, sometida, explotada, dependiente. Estoy hasta el mismísimo coño del machismo y explotación hacia mis derechos, hacia los derechos de mi persona como mujer y el de todas las mujeres ¡hasta el mismísimo coño!



Estoy hasta el coño de andar con miedo por las calles. Cansada y aburrida que sin hacer nada malo camine por la calle mirando a mis espaldas. Cansada de llegar siempre acompañada a casa de noche. Cansada de sentir miedo, intranquilidad, desconfianza. Cansada de vivir con temor y amenazada de ser mujer.

Estoy abatida de demostrar que puedo ser muy profesional y a la vez una buena madre. Cansada de ser menos competente en cada una de mis nóminas. De hacer más y ser menos. De trabajar el doble para ser la mitad. De competir en un mundo de hombres sin apenas derecho a protestar.

Hoy hasta el coño de que me encasillen, que me juzguen, que me insulten, que me señalen, que me presionen, que me controlen, que me gobiernen, que me manipulen, que me culpen e incluso que me investiguen, que duden de mi palabra y actos y que me interroguen.

Estoy harta de pagar un precio muy caro por tener vagina. Como si mi bella vagina tuviera la culpa de todos mis males. Que contradictorio me parece todo. Los hombres deseando tanto tener cerca una vagina, pero a su vez ella es la causante de ser una persona con una baja cotización ¡Qué coñazo!

Por ser mujer debo cargar con una loza sobre mis hombros. Cansada de sentirme mediocre por no tener pene, por no ser hombre. Como dijo Sigmund Freud, debo sentirme frustrada porque mi clítoris no creció hasta el tamaño de un pene.

Estoy cansada de expectativas, de estereotipos, de juicios, de opiniones. Cansada de que me digan lo que sí puedo ser y lo que no. Lo que sí puedo hacer y lo que no. De lo que sí puedo sentir y lo que no. De que juzguen si decido pensar por mí misma, que me miren si quiero pintar "mi dibujo" por fuera de la línea del contorno.

No hagas, no puedes, no debes, no seas, no corras, no vayas, no hables, no pienses, no sientas, no busques, no te resistas, no opines, no critiques... porque si no eres una FEMINAZI o una mala mujer. Estoy hasta el mismísimo coño de sentirme mal por ser mujer, de permitir y tolerar el machismo e incluso los micros machismos que me rodean ciegos para muchos. De tener que mirar para otro lado y no poder luchar por la igualdad sin ser catalogada de feminazi. Hasta el coño de aguantar opresión en un mundo de desigualdades por el mero hecho de tener VAGINA.

Doy las gracias a todas las mujeres antepasadas que lucharon por mis derechos. Por cada una de esas mujeres que alzaron su voz para lograr una igualdad entre mujeres y hombres sin distinción de género ni sexo.

Una lucha que aún no ha acabado, ya que queda mucho camino por andar, pero no perderé la fe de lograr un mundo donde mi sexo no sea un impedimento para ser feliz.
Att: Una vagina libre.



LES QUIERO CON MUCHO HUMOR


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Etiquetas: PSICOLOGÍA

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