Entre que vino mi hermana y me fui a Budapest, o sea en menos de 24 horas, me di cuenta de que en París ya no quedaba nada para mí y de que tenía que salir de allí cuanto antes. Le he regalado a Francia un otoño, un invierno y una primavera; el verano lo tenía que pasar entero en España. Así que decidí que en cuanto volviera de Hungría cogería un vuelo hacia Madrid y terminaría mi Erasmus. Y eso hice. El día 21 estaba volando de vuelta al nido y os lo contaba con esta maravillosa fotografía (entenderéis porqué no uso IG) con el siguiente mensaje:
Porque a estas alturas mi relación con la ciudad de las luces era un poco como «No eres tú, soy yo. Que ya no te soporto». Así que tenía que
Entenderéis ahora también porqué os decía lo de que me iba a morir el viernes, y es que en menos de 36 horas estuve en 3 países diferentes. Y eso no hay cuerpo que lo aguante, la verdad. Muchas-demasiadas horas de avión y otras tantas de aeropuerto (aunque madre mía cómo estaba el
Que además tendríais que haberme visto yendo por el aeropuerto con dos maletas hasta los topes y dos bolsos enormes A REVENTAR (con un modelito superadecuado, como podéis comprobar). Y ya mi cara de pánico cuando llegué a
Y nada, estas son todas las novedades por hoy y esta, mi cara de
P. D.: ¿Queda muy raro si empiezo a terminar los posts con «Un besito» o algo así? Porque a veces como que me sale por inercia.
P. D. 2: ¿Os he dicho ya que sigáis el blog en Facebook? Pues eso.
P. D. 3: Un besito.