Generalmente la forma de contacto dentro de las redes sociales acorta considerablemente los tiempos de encuentro entre las personas de diferentes sexos. Claro está que es por el fin exclusivo de tomar este medio como una herramienta fácil, práctica y referente del "sin compromiso" para los encuentros pasionales.
¿Digamos que el Facebook vendría a ser como una especie de boliche virtual?
Lamentablemente sí, y utilizo ese adjetivo porque, en una disco, al menos existe la posibilidad de la comunicación corporal: poder ver en vivo y en directo a la otra persona e interactuar con las armas de seducción del cuerpo y todo lo que implica estar en un contacto cercano y sin pantalla de por medio.
Sin embargo, si te conectas a Facebook o Skype (aunque estés online) no tienes la obligación de hablar, ni responder, o hacer lo que no quieras; hasta te da la libertad de contestar cuándo y cómo quieras los dichos que otros te hagan.
En el contacto cara a cara esto es más difícil de evadir. No puedes, tan fácilmente, escapar para no hacerte cargo de algo que quieres omitir. Por una cuestión de códigos, aunque no todos se manejen así, si estás saliendo con una persona y quieres terminar la relación, mínimamente la llamas por teléfono o la citas para decirle que no quieres saber nada mas con ella. Pero los contactos y encuentros originados desde una red social presuponen que no está nada mal eliminarse y/o bloquearse del Facebook, por ejemplo, sin explicación como indicador del fin.
¿Por qué? Porque la falta de compromiso que existe es aún mayor al tipo de vinculo que se genera.
Se buscan libertades.
Se evaden posibles problemas.
En la mayoría de los casos se eligen momentos cortos, buenos, placenteros, donde cada persona es aceptada sin ningún peso extra que requiera hacerse cargo de sus problemas. Pero puede haber excepciones…
¿Y ahora? (te preguntas cuando ya cumplen el mes de "conocidos" y no tenés idea de cómo seguirá la onda entre ustedes)
Todo ocurre muy deprisa y con sorprendentes buenos resultados diarios.
Primera cita: perfecta. Pautaron entre los dos el encuentro en un lugar neutral, cerca de sus trabajos. Compartieron unos tragos, y mientras vos saboreabas la aceituna que traía tu Martini él te robaba el primer beso.
Desde ese momento hasta ahora todo marcha impecable.
Dice que te llama, y lo hace.
Promete volverte a ver, y lo cumple.
Demuestra interés, ganas de conocerte, de compartir.
Cada día que pasa se sienten más ilusionados que antes.
Pero algo en tu interior también crece, al mismo ritmo que tu amor. Es el miedo a exponerte y volverte vulnerable frente a una persona que ya marcó tu vida en un antes y después.
¿Cómo no sentir desconfianza frente a un desconocido que dice amarte como nadie antes?
Digo: si venís teniendo mala suerte en la puntería con el sexo opuesto y, de un día para el otro, cae como del cielo un amante taaaaan diferente como inverosímil, mi pregunta es: ¿Cómo reconocemos en el otro un amor verdadero?
Me encantaría tener la certeza sobre cuál es el tiempo necesario (aunque sea aproximado) en que una persona supera el desamor y se atreve a ir por más, sin dudar ante nada.
Es probable que muchos piensen que el duelo lleva tiempo si hubo amor verdadero. Sí, claro, lo comparto. Y agrego que para sobrepasar ese desapego hacen falta momentos de soledad interna que conecten con un yo más profundo y podamos ver qué queremos y qué no queremos cerca de nuestra vida.
¿Rechazo? ¿Soledad? ¿Infidelidad?
Son algunos de los miedos que cualquier amante reinsertado necesita enfrentar y vencer para volver a enamorarse
¿Estás lista para el desafío?