Encuentro con Meryl Streep y Antonio Banderas
Hola a todos y bienvenidos un día más. ¿Qué tal ha ido el finde? Espero que genial.Hoy vengo con un post muy especial para mí, y que, al igual que otros de este estilo, al ponerlo aquí me queda como una especie de diario.
El miércoles tuve la enorme fortuna de acudir a un encuentro con Meryl Streep y Antonio Banderas. Aquí en el blog he compartido mis encuentros con Coppola, Nuria Expert, Les Luthiers, Martin Scorsese y Siri Hustvedt (tenéis enlaces a todos ellos aquí). Va a ser un post muy largo, voy a escribir todo de memoria, no quiero leer nada en los medios para no contaminarme y que quede natural y real. Espero que no se me olviden muchas cosas. Y ahora, sin más rollo, empezamos.
Esta vez el encuentro tuvo lugar en Oviedo, en el Palacio de Congresos. La Fundación Princesa de Asturias puso a disposición del público 2400 entradas en su web, y recibieron 165.000 peticiones, así que me considero muy afortunada por haber podido asistir. El día anterior al encuentro nos enviaron un email pidiendo que estuviésemos una hora y cuarto antes del encuentro. Y cuando llegué y vi la cola que ocupaba varias calles, comprendí que era un acierto ir pronto.
Acceder fue un poco lento, y luego tuvimos que ir a por los auriculares para escuchar la traducción, dejar el DNI...pero al final pudimos sentarnos.
La gala empezó siendo presentada por una miembro del jurado, que, por cierto, cuando Antonio Banderas entró ella decía: Guau, Guau, y creemos que pensaba que ya habían apagado su micro. Tuvo un momento fan, jajaja.
Presentaron a Antonio y entró alegre y sonriente, y desde el centro del escenario se dirigió al público. Recordó su primera vez en Oviedo, cuando tenía solo 21 años, participaba en la obra de teatro "La hija del aire", con Ana Belén como protagonista. También explicó que cuando le invitaron a acudir a este evento había pensado en escribir algo sobre Meryl Streep, pero llegó a la conclusión de que todo el mundo sabe mucho sobre su trabajo. Y hablar de su faceta humana es difícil, se estaba metiendo en terrenos farragosos, así que no escribió nada. Y comentando que ella había sido nominada 21 veces a los premios Oscar, y él solo una y le faltaban 20 para alcanzarla, la presentó.
Entró corriendo, bromeando, y la sala se puso en pie y se llenó de aplausos.
Ella saludo, diciendo: "Oh, my God, oh my God"... Cuando vio el sillón en el que iba a realizar la entrevista se tumbó, de broma, como si fuera el diván del psicólogo, y al ver a tanta gente dijo que se sentía como Taylor Swift. Y entonces comenzó la charla entre ellos.
Antonio quería empezar por el principio, por su principio en realidad. Cuando era pequeño sus padres eran muy aficionados al teatro y lo llevaban con cierta frecuencia en los 60/70, cuando tenía unos 6 o 7 años. Y aunque también veía películas en la televisión y en el cine lo que le atrapaba era el teatro. Esa sensación que producía ver una obra en directo le parecía muy difícil de reproducir en la pantalla. Y eso fue lo que le hizo decantarse por la actuación. Entonces él quiso saber en que momento Meryl había decidido ser actriz. Ella no lo tenía tan claro, no fue algo que surgiera en la infancia. Sí que hizo de robot siendo pequeña, algo que cree que le puede servir para el futuro, jajaja. En el instituto hizo un musical, "El hombre de la música", y al principio le daba mucho miedo, estaba nerviosa dentro de una caja, pero cuando oyó la obertura sintió que todo estaba en su sitio, la música la hacía entrar y cuando percibió esa sensación de formar parte de la obra, de ese mundo, se enamoró.
Cuando era niña su padre era un hombre de negocios que tocaba el piano, y componía sus temas y revivía cuando llegaba a casa del trabajo y se ponía a tocar. Y su madre adoraba el teatro. Una vez o dos al año la despertaba, a ella y a sus hermanos, les decía que era su día y se iban a Nueva York a ver una obra de teatro. No iban al cole pero hacían algo inolvidable que jamás olvidó. Ella le dio su amor por el teatro.
De niña, además, tomó clases de canto con una famosa cantante de ópera (que entonces aún no había debutado), pero a pesar de vivir tan expuesta al arte tuvo un tira y afloja con la interpretación porque quería aprender todo tipo de cosas y además pensaba quera algo frívolo. Algo tonto incluso. Pero a los veintitantos comprendió que no era algo tan superficial, que había algo más. Pero no estuvo segura hasta después de la universidad. En su época universitaria había tumultos y revueltas, eran los 60/70 y decidió ir a vivir a una comuna en Vermont, huyendo un poco del militarismo d su universidad. Allí sí que sintió la conexión con el teatro, con la gente...
Entonces decidió estudiar arte dramático. Miró en varias escuelas, en una muy famosa la matrícula costaba 40 dólares y en Yale 15, así que fue a Yale. Fueron tiempos duros, trabajando como camarera, haciendo teatro de noche y estudiando. Trabajó todo el tiempo, y ella cree (y yo también) que cuando trabajas duro, y en especial si te pagan mal, valoras más las cosas. El último año solicitó entrar en una escuela de derecho porque quería ser abogada medioambientalista porque siempre, siempre ha estado muy preocupada por el medioambiente.
Cuando Banderas (tras una charla muy interesante sobre teatro) le comentó lo bueno que sería crear un teatro nacional en Estados Unidos ella dijo que era imposible conseguir una subvención de un gobierno que ni siquiera funciona.
Luego la conversación derivó hacia Antonio Banderas. Contaba que cuando fue a Hollywood, a grabar "Los reyes del Mambo", se relacionaba principalmente con la comunidad hispana. Y se dio cuenta que todos los actores hispanos hacían de villanos. Y él quiso cambiar eso. Le costó, pero pudo ser el héroe. Y un chico con acento (aprendió inglés a los 31 años) y moreno era el bueno, y los villanos ahora son rubios de ojos azules.
También charlaron de lo importantes que son algunas películas en ciertos momentos. Antonio puso de ejemplo "Philadelphia", en aquella época fue necesaria. Es dura (os hablé en algún post de Juan Botas, el chico de Gijón en el que se inspiran) pero necesaria. Y precisamente durante el rodaje de esa cinta le pusieron un avión (el Concord, nada menos) para desplazarse de Dinamarca a Londres y tuvo que ir a hacer un casting para "La casa de los espíritus", y ahí conoció a Meryl Streep. Estaba muy nervioso y le costó leer su escena, el elenco impresionaba: Jeremy Irons, Glen Close...
Meryl desconocía esa anécdota. También hablaron de Raúl Julia, que reconoció a Antonio en un restaurante. En ese momento Meryl contó que mientras hacían "La fierecilla domada" blandía el lápiz como si fuese una espada y "la apuñaló ": aún tiene un poco de mina de lápiz en el brazo.
La conversación era fluida, y hablaban de métodos de trabajo. Antonio sigue el método de Anthony Hopkins: repetir y repetir. Meryl, en cambio, tiene muy buena memoria, a veces solo lee el guion una vez. En "La decisión de Sophie" lo leyó una vez, solo insistió un poco en las partes en alemán o polaco.
Ella tiene una opinión muy clara sobre las películas. A veces hacen falta obras en los que la gente se identifique con el personaje y otras solo diversión, chick flick, y puso como ejemplo "Mamma Mia", que yo adoro y readoro.
En su caso, los hombres se identifican con ella en "El diablo viste de Prada", quizás porque representa a una persona poderosa, con un buen cargo y que puede decidir. Después de la película se hicieron encuestas y, efectivamente, los hombres esta vez sí se identificaron con el papel. Y eso es difícil. Su ejemplo fue claro, las niñas podemos identificarnos con Peter Pan, Wendy o Campanilla, pero al revés no pasa, los niños solo se identifican con Peter Pan.
Las mujeres en la industria del cine no lo tienen fácil, suele estar monopolizada por hombres blancos de, entre 50 y 60 años. Y sin querer denigrar a los hombres, insiste en que hay que innovar y hacer otras cosas. Su amiga Greta Gerwing lo ha logrado con "Barbie" y es genial.
También habló de "La dama de hierro", aunque en ese caso nadie se identifica con Margaret Thatcher. Y aclara que la película en realidad trata sobre la vejez.
Entonces Antonio Banderas le preguntó por la inteligencia artificial. Y ella salió del paso con otra pregunta: ¿la gente querrá ver eso? No son personas de verdad. Da miedo pensarlo. Al parecer dentro de tres años la IA hará que desaparezcan miles de puestos de trabajo de programadores e ingenieros. Actualmente, ellas mismas se están enseñando. Da miedo.
Respecto a lo que quiere ver la gente, en Hollywood se hace lo que da dinero. Es así de simple. Hace años, las películas que emitía la televisión eran un poco simples. La televisión se mantiene con la publicidad, y por entonces eran anuncios dirigidos a las mujeres, que eran las que adquirían lo anunciado. Y para que vieran esos anuncios ponían películas atrayentes (o que ellos creían atrayentes) para ellas. Actualmente ha mejorado la cosa, y además están las plataformas. A Antonio Banderas le pasa como a mí, a veces está media hora buscando algo para ver y luego se duerme sin haber visto nada.
El papel más difícil de Meryl fue "Kramer contra Kramer". En aquella época la mujer sale malparada. Ella empieza dejando las llaves, la tarjeta y al niño. El resto de la película transcurre con el padre y el hijo, y ella aparece al final para solicitar la custodia. Ella no quería dejar ese final. Acababa de quedarse embarazada y pensaba mucho en lo duro que tiene que ser vivir como aquella mujer. Le permitieron escribir un alegato en el que dejase claro que si esa mujer no se iba tendría un brote psicótico. Ella cree que en cierto modo es una película feminista, un grito de ayuda.
Cuando estuvo en China la reconocían, y al parecer fue la primera película americana que permitieron después de la "Revolución cultural". La idea era dejar en mal lugar a las americanas, pero parece ser que las muchas chinas entendieron a la protagonista.
Quiero ir terminando, pero no paro de recordar cosas, jajajaja. Hablaron también de vivir emociones para poder representar a los personajes. Antonio sufrió un infarto en enero de 2017. Fue en Londres y esa noche una señora le dijo que iba a pasar unos días muy tristes. Él preguntó si iba a estar deprimido. Le dejó claro que no, la depresión tiene una causa médica, va a sentir tristeza porque el corazón es algo más que un órgano que bombea sangre. Pues así fue, pasó una temporada con una tristeza terrible, y ese año que estuvo convaleciente lloraba por todo. Pues esa pena fue lo que permitió que interpretara "Dolor y Gloria" de Pedro Almodóvar. Sin esas vivencias seguramente no habría podido.
También decían que no siempre hay que llorar, los sentimientos en el cine se muestran de otras formas. En una de las películas que dirigió Banderas, un actor, al encontrar a su amada muerta (al final no estaba muerta pero él creía que sí) insistía en llorar, pero no le salía. Al final buscaron una alternativa con unos zapatos porque lo importante es transmitir esas sensaciones de manera natural, nunca hay que forzar.
Luego llegaron preguntas del público. Las leyó la señora que los presentó, pero Meryl no entendía nada y acabó leyendo las preguntas directamente ella de la tablet.
La primera fue muy chula. ¿Qué decisión de tus personajes cambiarías? Ella explica que todo el mundo le dice que debería haberse bajado de la camioneta en "Los puentes de Madison". Esa mañana había estado en un instituto, unas niñas que habían visto la peli le dijeron que no debería haber ido ni con uno ni con otro, debería haber tomado su camino. A ella le encantó.
Le preguntaron también como hacía par ano encasillarse. Ella dijo que al principio siempre hacía papeles de rubia. Cuando estaba en el teatro Dino De Laurentis la rechazó por ser muy fea. No la veía en el papel de King Kong. La curiosidad es que lo dijo en italiano, pero ella hablaba algo de italiano y lo entendió, y respondió: esto es lo que hay. Meryl cree que lo tenía difícil con esa nariz, así que qu sello siempre han sido mujeres con carácter.
También preguntaron, para ambos, si podrían vivir sin arte. Y fue un no rotundo. Decía Antonio Banderas que no solo le gusta, trata de entenderlo. Adora la ópera, pero se "conformaba" con Puccini y Bizet. No comprendía a Wagner, le costó, pero siguió y siguió hasta que lo logró. Y ahora lo disfruta. Insistió en que nuestros niños tienen que empezar por el principio y leer a los clásicos. Leer a Lorca o Machado, y El Quijote. Meryl ya había dicho al principio del evento que en Estados Unidos no tienen clásicos, la literatura es reciente, del siglo XX en su mayoría. Aquí los hay, y no deben olvidarse.
Decía Antonio que nos pasamos demasiado tiempo con el móvil. Hay que sentarse a leer. Reflexionar. Pensar. Leemos en diagonal, no nos cala lo que pasa por nuestra vida.
Luego llegó el momento de las despedidas. Se acercaron al público y todo el mundo se puso a grabar, ya que estaba prohibido, y yo también grabé un poco. Sale fatal, yo lo veía genial, pero claro, era el móvil. Hay algunos momentos en los que no enfoco bien, estaba mirando con tanta atención que me despistaba. Podéis acercar un poco el vídeo, si queréis.
Bueno, si habéis llegado hasta aquí os merecéis un premio, o que Meryl comparta un trocito del suyo, jajajaja.
Mil millones de gracias por leerme y nos vemos el miércoles.