Su alma añoraba la calidez del hogar, así que el cansancio fue reemplazado por un deseo incontrolable de llegar a los brazos que un día lo despidieron al desvanecerse en la distancia, para buscar un sueño, uno que no se pudo cumplir, el de viajar por el Mundo descubriendo tesoros y riquezas, a cambio, una bitácora llena de recuerdos y experiencias dentro de su mochila, es lo que le quedó.
La perseverancia le dio frutos al ver su reflejo en la entrada de esa casa, de la que un día se marchó. Llamó a la puerta, esperó unos segundos, que parecieron horas, y a la distancia la misma persona ahí, su espíritu entero se estremeció al ver la silueta. En ese momento se abrió, no sólo la entrada de nuevo a su hogar, también se abrió su alma y las puertas del mismo cielo.