Hablaba la leyenda que la primera persona enterrada en el cementerio de Cádiz era un hombre cuyo exclusivo oficio era afeitar a los negros que los mercaderes de esclavos desembarcaban en las playas de Puntales. Se decidió darle sepultura en un alejado patio de la Iglesia de San José. Sin embargo, en 1932, una investigación demostró que no había constancia oficial de dicho enterramiento ya que el primero correspondía al gaditano Miguel María Chacopianete, sepultado el 9 de junio de 1802.
El cementerio de Cádiz contaba con un patio, convenientemente separado del resto, destinado a los no católicos. Sin duda debido a las malas condiciones del lugar, la colonia británica residente en Cádiz decidió adquirir unos terrenos al final del callejón de la Figurina (actual avenida de Portugal), lindando con las vías del ferrocarril, para destinarlo a cementerio.
En realidad los primeros antecedentes de enterramientos de otras culturas y religiones los encontramos en el siglo XVII. En la fiesta de San Antón se celebraba la romería “del cochinillo” A estos festejos asistían no sólo los cristianos, sino moros y turcos esclavos, entonces residentes especialmente en extramuros. De ahí que se dispusiera el enterramiento de dichos infieles en la Punta de las Vacas.
La historia del cementerio inglés de Cádiz es clave para conocer la espiritualidad de la ciudad. La ciudad de Cádiz, la Cales para los ingleses, constaba de una pluralidad y cosmopolitismo excepcional desde mediados del XVII, y a su vez se encontraba inmersa en una pluralidad religiosa, que llevaba consigo el enterramiento de los fallecidos no católicos. Serán los diplomáticos ingleses los primeros que piensen en una sepultura para aquellos súbditos de la Gran Bretaña que murieran en tierra española según un Tratado hispano- británico de 1630, que en su artículo 31 decía lo que se debía hacer con los súbditos ingleses que murieran en España, pero no se mencionaba nada de cementerios.
Es en 1650, cuando un enviado de Cromwell, Mr.Ascham, fue asesinado en España y su cuerpo introducido en tierra, sin más. Cromwell mostró su enfado y el gobierno español acabó cediendo y aceptando la existencia de un cementerio para protestantes en el Tratado de Paz de 1664, pero hasta 1796 no se harían realidad los acuerdos.
En 1831, Fernando VII, zanja esta cuestión y autoriza su construcción, con la condición de que “se observen las formalidades prevenidas, a saber: que cierren con tapia, sin iglesia, ni capilla ni otra señal de templo ni culto público ni privado, poniéndose de acuerdo con las autoridades locales”.
Pero fue a raíz de la revolución de 1854 cuando se comienza la construcción de cementerios civiles, existiendo ya muchos españoles que no profesaban la fe católica.
Según documentos del Negociado del Ayuntamiento de Cádiz se hace una cesión de terreno de cien varas por el Gobierno Militar al cónsul de S.M. Británica en los retamales de los Extramuros de esta ciudad en 28 de noviembre de 1832, para servir de cementerio de los ingleses protestantes. Aunque hasta 1871 no llegó a abrirse la capilla protestante.
La primera referencia al cementerio de los protestantes de Cádiz, la encontramos en un documento fechado en 1873 del Obispado de Cádiz al Ayuntamiento Republicano de la ciudad, que hablaba de que en el cementerio católico se habían enterrado protestantes, y que ese cementerio era para católicos, y no para sectarios de demás creencias, y qué sería lo que pasaría si fuera al revés y los católicos se enterraran en el cementerio protestante.
También en la Guía oficial de Cádiz, la Rosseti la encontramos en 1876: “Entre la Aguada y San José, está el cementerio inglés, adquirido y cuidado por el señor Brakenbury, padre del cónsul actual, para los cuerpos de los herejes, que antes eran enterrados en la orilla, más allá de la línea de pleamar, por miedo de que pudieran corromper a los católicos de Cádiz. Ahora existe aquí “un cómodo lugar”, lo que es un alivio para los protestantes que esperen morir en Cádiz”
Un documento de negociado del año 1895 nos indica que hubo un intento de clausura del cementerio por motivos de salubridad, que hablaba de la R.O. de Gobernación del 18 de Julio de 1887 según la cual quedaba prohibida la inhumación fuera de los cementerios comunes excepto los de familia real. Sigue diciendo que no hay datos precisos de la inauguración pero que en noviembre de 1831 se expidió por el Ministerio de Estado una R.O. por reclamación del represente de Inglaterra de terrenos para la Coruña para un enterramiento, y que es de presumir que el de Cádiz date de la misma época, hablándonos de una cesión de terreno de cien varas echas por el consistorio al cónsul británico el 28 de noviembre de 1832 con destino a cementerio de los ingleses.
Desde 1904 en la Guía Rosetti encontramos la siguiente descripción; “en el mismo barrio de San José y en la calle Adriano (antes Figurinas) se halla situado otro cementerio, de propiedad particular, destinado a los que profesan religión protestante. Tiene un extenso y bien cuidado jardín que da vistas a la vía férrea. Hay en él algunos monumentos sepulcrales de gran costo y artística construcción. De ellos no dejaremos de citar los de familias como Haynes, el de Willian D.West, el de Richar Daviés, el de Ernesto Kropf, o el de Leopold Wade, etc.”.
Fueron muchos los enterrados en este suelo durante fines del siglo XIX y hasta mediados de los 60 del siglo XX, siendo este lugar clave para conocer la espiritualidad de la parte de los habitantes de nuestra ciudad que no profesaban la fe católica.
Este cementerio presentaba a la vista una galería llena de monumentos en un gran jardín. Era un parque, un jardín inglés, plantado de árboles. Una galería rectangular plantada de árboles de arbustos y flores.
Con el fin de la dictadura franquista, y con la naciente laicidad del Estado español, el mantenimiento de un cementerio protestante separado perdió definitivamente su significado, y en pro de la integración y la igualdad se procedió a su clausura.
En Abril de 1976 visita la ciudad Sir Chales Douglas, embajador de Gran Bretaña, para proceder a la cesión del terreno del cementerio al ayuntamiento. Con fecha de 23 de enero de 1980 se procede al traslado de los cadáveres existentes que no habían sido reclamados al cementerio católico y en la actualidad se encuentran en el Cementerio Mancomunado Bahía de Cádiz.
El antiguo cementerio procedió a ser un parque y los alrededores se llenaron de viviendas, aunque el parque aún conserva en parte la estructura del antiguo lugar de depósito de almas que no profesaban la fe católica, y la estampa del inglés fallecido sigue sintiéndose bajo los suelos de la plaza.
Bibliografía:
– Prieto Orcero, Eva María . El cementerio de los Ingleses de Cádiz. CEMABASSA, 2005