El nacimiento de los planetas
Nacimiento del sistema solar.
La mayoría de los astrónomos creen que los elementos del Sistema Solar desde el gigantesco sol hasta el más pequeño de los asteroides nacieron de una inmensa nube giratoria de gases y polvo la nebulosa solar. El proceso empezó hace 5 millardos de años con la formación del sol. Los planetas y otros objetos se formaron con los materiales sobrantes. Cuando el sistema solar estuvo casi terminado 500 millones de años después no quedaba más que un 0.002% de la masa original de la nebulosa solar, el resto se había dispersado en el espacio.
La nebulosa primitiva.
Mientras la enorme nube giraba y se enfriaba los materiales eran atraídos hacia el centro que cada vez era más denso y caliente hasta que empezó a generar energía mediante fusiones nucleares; acababa de nacer el Sol. Al mismo tiempo el resto de la nebulosa se transformó en un disco de hidrógeno y helio con polvo, rocas, metales y hielo. Las rocas y los metales próximos al sol se unieron para formar los planetas telúricos mientras que en las regiones más alejadas y frías, el hielo, las rocas los metales y el gas se combinaron para dar lugar a los planetas gigantes.
La onda de choque de una supernova.
Una supernova es la explosión de una estrella masiva al final de su vida. En algunos casos, el núcleo de la estrella produce una potente onda de choque que se expande en el espacio. Algunos astrónomos creen que la contracción de la nebulosa primitiva pudo haber sido causada por esto.
Nacimiento de los planetas.
Los planetas empezaron a formarse hace 4.6 millones de años a partir de una masa inicial de materiales en forma de anillo que rodeaba al sol, todos menos Plutón que se formó de los restos que sobraban de esta masa. Las finas partículas se fueron agrupando para formar granos que a su vez formaron piedras y finalmente cuerpos mayores llamados planetésimos. Cuando estos alcanzaron algunos kilómetros de diámetro su gravedad aumenta lo suficiente como para atraer cada vez más materiales.
Las estrellas, todas, nacen de una nube de gas y polvo. Muchas de ellas aparecen a partir de los restos de sus abuelas, muertas hace tiempo, e incluso estas mismas provocan que con su último suspiro se generen zonas de mayor densidad en estas nubes multicolor. A partir de un punto más denso, como desde millones de años antes ya estaba ocurriendo en el universo para que se crearan otras estructuras, aparece un disco girando y al que progresivamente se va acumulando materia.
Los elementos se distribuyen dentro de este torbellino, amalgamándose el hidrogeno, el helio y otros elementos en el centro del torbellino donde la presión y una densidad cada vez mayor, producirá un aumento importante de la temperatura hasta que se encienda una mecha que provoque la primera fusión y la estrella nacerá.
La materia que no sucumbe a este encendido queda girando alrededor de la recién nacida.
La materia más ligera es empujada a las zonas más externas del sistema por el primer viento solar, donde nacerán los gigantes gaseosos, Jupiter, Saturno, Urano y Neptuno, y en la zona más interna quedará la materia más pesada y que constituirá los cuatro planetas interiores, Mercurio, Venus, Tierra y Marte, y un cinturón de asteroides, que conformará una especie de frontera entre los hermanos planetarios.
La formación de los planetas interiores o terrestres, al estar formados por materia sólida, se denomina acreción. Es un proceso en el que cuerpos sólidos, conocidos como planetésimos van chocando y uniéndose. A medida que los planetésimos ganan masa aumenta su gravedad y su poder de atracción sobre otros menores que se verán abocados a chocar contra estos y unirse para formar poco a poco una masa cada vez mayor. En su interior el calor fundirá las rocas e ira dividiendo el interior, creando un núcleo de hierro y una capa a su alrededor formada por silicatos, algo en común en los cuatro planetas del sistema solar.
Todos estos aspectos son importantes, pero aún es más que cada uno de ellos posee una geología, o más bien planetología, diferente. La dinámica de las rocas en Mercurio no es igual a la de Venus, ni tan siquiera a la de La Tierra y no digamos a la de Marte. Cada uno posee una personalidad muy marcada tanto por su creación como por la evolución que ha sufrido desde entonces.
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