Montpellier es una ciudad del sur de Francia, se ubica en la región Occitania y es la capital de Hérault. La acarician dos ríos, por el este el Lez y el Mosson al oeste. Es una de las pocas ciudades que ha ganado 12.000 habitantes anuales, alcanza una población superior a 100.000 habitantes. Gracias a su situación geográfica durante el siglo doce comienza a tener un desarrollo cultural y económico y alcanza una gran relevancia mercantil. Entre el siglo diez y el catorce fue la capital del señorío de Montpellier, una boda Pedro II y María de Montpellier en 1204, la ciudad se adhirió a la Corona de Aragón, al fallecer Jaime I, hijo del matrimonio; pasa a formar parte del Reino de Mallorca. Y como si de un bolso se tratara Jaime III de Mallorca la vendió en 1349 al rey francés Felipe VI. Finalmente pasó a la Corona francesa.
Bajando del avión en el aeropuerto coincidieron todos los pasajeros “al fin” cada uno eligió su destino, seguiremos los pasos de dos de ellos, se mezclan en el tumulto, se confunden entre las miradas, recorren las puertas de embarque, no llegan a coincidir, se atisba a ver móbiles…Ifhones, Ipad, Mac, aparatos electrónicos y se oyen avisos de aviones. Torrente de gente que pasea, torrente de gente que corre, es un continuo ir y venir de cuerpos, unos se detienen a mirar los ojos otros de quedan encandilados con un segundo de deleite, bien sea una cara bien proporcionada o un cuerpo bien definido, un segundo, dos tres para mirar y rápidamente vuelves a tu realidad, el wasap, el watch, llama a tu secretaria, devuelve la llamada de tu madre, un mensaje de un amigo, el colgao de la otra noche, la cita de mañana, la cena pendiente, el hotel donde dormiré o con quién dormiré esta noche, en una palabra la cruda realidad. En esos breves instantes cruzando miradas de cuerpos has conseguido alejarte de la realidad que has creado, y tu cerebro ha vuelto a la adolescencia, etapa dorada que salías sin equipaje y entrabas lleno de estímulos, miradas furtivas que te hacen sentir libre porque nadie juzga lo que miras, no se sabe y si te miran tampoco llegas a ahondar en lo que miran. La magia del viaje, no sabes a ciencia cierta si volverás y en esos instantes todo es lícito, siempre es lícito sino se sabe. Dueño de ese viaje disfrutas de la furtividad, de no decir lo que miras, dura apenas dos segundos, no comunicar lo que sientes, es pura sensación, alimenta tu ego, ves y te ven, únicamente te pertenece a tí. Fabricas una ilusión donde el único dueño eres tú. Una ilusión etérea e irresponsable, se almacena en tu inconsciente, lo puede todo y no hay límite.
Nuestra historia transcurre en un lugar tranquilo, la mirada que es juguetona e inquieta se posa sobre unas líneas perfectamente contorneadas, líneas que han sido esculpidas para ser observadas, el negro define una figura insinuante que invita a cualquier amante activo a lubricar y humedecer el labio inferior, lineas que se sustentan en dos tacones de quince centímetros, escondidos y disimulados por la campana ancha del pantalón que la cubre que aún acentúa más esta figura: -Un chocolat!
Después del vuelo no se puede pedir otra cosa, caliente y espeso dejarlo caer en tu garganta es puro placer….. (continuará…)