El mago para eventos y fiestas que hace la diferencia

Ya sea para un bautismo, un cumpleaños, una fiesta empresarial o la celebración de una boda, cualquier fiesta o evento es preparada con anterioridad, pensada detalladamente, y el resultado de la misma suele estar dado de acuerdo a su organización. La música, los centros de mesa, la comida y el show son fundamentales para que una fiesta sea la mejor. Pero la parte del espectáculo es fundamental, ya que un show bueno realmente hace la diferencia, y es lo que la gente recordará en mayor medida.

Hoy en día, es cada vez más común contratar un mago para eventos y fiestas. Un buen ilusionista sabe cómo llevar la fiesta, hacia dónde encaminarla y cómo entretener a los presentes. Un buen mago para eventos y fiestas no pasa inadvertido, y es el condimento perfecto para que un evento salga de la mejor manera.

Pongamos el ejemplo de una fiesta empresarial. Obviamente que la elección del salón es un punto muy importante, pero esta tarea ya suele estar resuelta en las empresas, ya que acostumbran manejarse en los mismos salones que le han dado éxito en otras oportunidades. Seleccionar un servicio de catering también es fundamental, aunque en general las empresas ya suelen trabajar con tres o cuatro de diferentes estilos de acuerdo a la ocasión, por lo que también es algo que ya tienen solucionado. La música suele ser bastante parecida en todas las fiestas, a no ser que sea una fiesta temática, pero con contratar un disc jockey que sea profesional y serio, la cuestión también resulta más simple. Pero a la hora del espectáculo o del show, son muchas las empresas que se complican, ya que hay múltiples opciones para elegir.

En este punto, el mago para eventos y fiestas aparece como una opción diferenciadora en una fiesta, porque un buen ilusionista cuenta con numerosos atributos y reúne una gran cantidad de características que no todos los artistas poseen. Un buen mago para eventos y fiestas no solo brinda entretenimiento, sino que también deja una marca, un recuerdo y una sensación.

Hace poco tiempo tuve que asistir a una fiesta empresarial que daba una empresa para sus clientes. Habían contratado a Carlos Fortuna, un prestigioso ilusionista español. Si bien todo el resto de la fiesta estuvo muy bien, especialmente la comida, lo que quedó en mi memoria y en la de la mayoría de todos los presentes fue el show de magia que dio Carlos Fortuna.



Además de reírse a carcajadas durante todo el show y de no sacarle la vista de encima por los impresionantes juegos de magia que realizaba, todos los presentes hablaron del espectáculo durante toda la velada. Todos hablaban sobre sus trucos e intentaban descubrirlos, y todos seguían riendo de sus humoradas luego de finalizada su actuación. Carlos Fortuna, un gran mago para eventos y fiestas, había dado la nota, y realmente logró que una fiesta buena pase a convertirse en una fiesta estupenda.

Obviamente que el maravilloso espectáculo estuvo bien acompañado. El salón era impecable, la comida exquisita y la música luego del show fue agradable, pero el espectáculo de magia fue lo diferente, la frutilla del postre, el ingrediente perfecto que le dio sabor a la fiesta. Y eso lo logra únicamente una persona como Carlos Fortuna.

Porque un buen mago para eventos y fiestas reúne varios requisitos que lo hacen diferente. He visto buenos magos, muy talentosos, pero sin chispa, sin demasiada gracia, que si bien pueden entretener con sus juegos de magia, no dejan un recuerdo duradero. Pasan, entretienen un poco y se van. En cambio, un verdadero artista como lo fue Carlos Fortuna en esta ocasión, deja mucho más al espectador. Hace mucho más que entretener. Los presentes deben pensar, participan activamente, utilizan su inteligencia, y se divierten enormemente, no sólo por el talento del mago, sino también por ser parte del espectáculo.

Carlos Fortuna no sólo brindaba su arte de ilusionista, sino que demostró ser un gran observador del público, y a partir de ahí creaba y lo incluía en su actuación. Una especie de planificación improvisada, o de improvisación planificada. Porque el show era contundente y armonioso, pero sorprendía profundamente.

Quizá lo que logró Carlos Fortuna en esa ocasión sea algo difícil de alcanzar para cualquier ilusionista. Pero cuando uno concurre a cualquier evento, y hay un espectáculo que desborda creatividad, originalidad, arte y risa, la gente lo recordará y el evento se convertirá indefectiblemente en un éxito total. Y ahí es donde un gran ilusionista dedicado a fiestas y eventos hace la diferencia.
 
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