Foto de Klaus Weis
El día que tuve que dejar de comer chocolate, descubrí que mi cuerpo era el campo de guerra.
Ya hace un par de años el chocolate sino es un buen chocolate, me cae mal, o si era chocolate con edulcorante era terrible para mi organismo.
Escuchar la palabra guerra era común en mi familia, porque mi abuelo vivió la segunda guerra mundial y mi papá vivió una especie de guerra en su país y tuvo que irse también.
Este año en noviembre del 2022 realice un taller con Andreina Atencio y ella nos hablaba de dejar la lucha.
Me di cuenta que desde que nací vivo en estado de supervivencia y de lucha.
Obviamente, mi cuerpo responde a ese sentir y he descubierto que he me he creado mi propio campo de batalla, dentro de mi.
Yo nunca había querido renunciar a no comer chocolate, en esta oportunidad, ya no tuve escapatoria, y tuve que hacerlo. Descubrir que hay vida más allá del chocolate es nuevo para mi.
Aquí estoy apoyándome de mi creatividad otra ves para atenuar los efectos de vivir sin mi chocolate caliente.
Después de experimentos conmigo misma te cuento que descubrí que la canela y la leche de almendras van de la mano perfectamente y me encanta, tanto como el chocolate y si a eso le agrego un toque de toronja queda mi "toronja brûlée"
Aquí sigo, indagando como alzar mi bandera blanca en nombre de la paz para mi misma y mi cuerpo.