La inteligencia emocional es la capacidad del ser humano de sentir, entender, controlar y modificar los estados emocionales en uno mismo y en los demás.
Poseer habilidades emocionales aporta satisfacción, eficacia, dominio de los estados mentales, mayor productividad en el trabajo…La carencia del buen manejo de las mismas, comporta desequilibrios interiores que interfieren en la capacidad de concentración y evitan la claridad del pensamiento.
Adquirir la manera de manejar las emociones, es posible mediante toma de conciencia, práctica y repetición de buenos hábitos.
Entrenarnos para conseguir canalizar las emociones nos permitirá elegir la emoción idónea para cada acción, regular su aparición, mantener el equilibrio y transmitir a los demás buenos estados de ánimo que desembocarán en respuestas y actitudes positivas hacia nosotros.
Según Goleman, (autoridad mundial indiscutida en el tema de la inteligencia emocional y dos veces ganador del Premio Pulitzer) el coeficiente intelectual sólo garantiza el éxito en un 20% y en un sólo ámbito: el profesional. El 80% restante depende de la inteligencia emocional.
A veces nos preguntamos por qué un compañero de trabajo, amigo o conocido tiene más éxito en la vida, más amistades, dinero o buen entendimiento con su pareja. Nos creemos más inteligentes y luchadores pero es muy posible que estemos en desventaja por el hecho de no saber canalizar nuestras emociones. El miedo al fracaso, la inseguridad, falta de empatía, timidez… y un largo etc. obstruyen nuestro camino haciéndolo cada vez más complejo.
Las emociones influyen en nuestra vida y en nuestras decisiones y se manifiestan a través de nuestro cuerpo.El cerebro emocional, por tanto, mantiene mayor intimidad con el cuerpo que el cerebro cognitivo.
Debido a esa estrecha relación con el cuerpo, suele resultar más fácil actuar sobre el cerebro emocional a través del cuerpo que mediante el lenguaje.
Nuestro cuerpo es el más indicado para transmitirnos cómo nos sentimos ante una situación determinada. Preguntar a nuestro cuerpo nos será de gran utilidad ante cualquier cambio que deseemos introducir en nuestra vida. Identificar con qué actividad nos sentimos mejor y saber qué es lo que nos produce rechazo, nos servirá de guía para actuar.
La organización del cerebro emocional es mucho más simple que la del neocórtex, además es más rápido y está más adaptado a reacciones especiales para la supervivencia.
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