El martes 3 de marzo el Ministerio de Antigüedades de Egipto publicó una breve nota de prensa en la que anunciaba el hallazgo de una nueva tumba en Luxor, la del funcionario Amenhotep, el guardián oficial de uno de los dioses más importantes del antiguo Egipto: Amón.
La tumba ha sido descubierta por un equipo de arqueólogos del ARCE - “The American Research Center in Egipt” - con el apoyo de varios investigadores egipcios. Como suele suceder, el descubrimiento fue completamente fortuito. La expedición norteamericana estaba haciendo unas rutinarias labores de limpieza en el patio de una tumba denominada TT110. La sorpresa fue mayúscula cuando, al retirar una pila de escombros, apareció escondida la puerta de acceso a una estancia mortuoria desconocida. Las primeras investigaciones del hallazgo ya nos ofrecen datos concretos: el complejo funerario está construido en forma de letra “T”, mide algo más de 5 metros de largo y 1,5 de ancho y consta de una estancia principal unida a una habitación más pequeña por un pasillo. Y es precisamente en esta estancia secundaria donde se encuentra un pozo que, seguramente, dará acceso directo a la cámara subterránea donde descansan los restos de este alto dignatario del Antiguo Egipto.
Según declaraciones del Ministro egipcio Mamdouh Eldamaty, la tumba de Amenhotep se construyó en los años de la Dinastía del Imperio Nuevo (1543-1292 a.C.) y sus paredes están decoradas con escenas pictóricas muy coloristas que muestran distintas escenas de la vida familiar de Amenhotep, Otro alto funcionario egipcio - Sultan Eid - afirma en el mismo comunicado que los investigadores habían hallado pruebas de que esta tumba fue profanada y dañada en la antigüedad.
No disponemos de más datos, pero a pesar del laconismo del comunicado oficial, todo apunta a que este es uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes que se han realizado en Tebas, la Ciudad las Cien Puertas de Homero.