Su posición estratégica en el Golfo Pérsico y sus buenas relaciones comerciales con China, India y Pakistán, la convirtieron en un apetecible pastel del que todos quería apoderarse a través de luchas y enfrentamientos. La crisis económica de 1929, la segunda guerra mundial y la proliferación de la fabricación de perlas artificiales en Japón, propiciaron el cese definitivo del comercio del perlas, y la redirección de la economía hacia otros ámbitos.
Un buen día, el emir, tomo una decisión salomónica: Decretó el fin del comercio de perlas y proclamó que los esfuerzos de la población y los suyos propios irían encauzados a la exportación de bienes y el petróleo, creando las bases de lo que es hoy la ciudad de Dubai. Pero centrémonos en la parte turística y más conocida de esta ciudad, esa que todo el mundo tiene en su cabeza cuando oye la palabra Dubai. Si partimos de que uno de los factores más importantes que influyen en las corrientes turísticas hacia un determinado destino es la seguridad que éste ofrece al viajero, Dubai va a la cabeza, como casi en todo, ya que es una ciudad segura y mucho. Si a esto le añadimos su posición estratégica en Oriente, que permite hacer una parada en un gran viaje entre América o Europa y Asia, la gran variedad de hoteles de todas las categorías y precios, y la gran oferta turística, unido a las políticas de marketing que la han convertido en un destino de referencia como Singapur, New York, o Hong Kong, el éxito está asegurado.
Es cierto que no faltan razones para asociar Dubai a lujo, derroche y glamour. En pocas ciudades del mundo, se puede decir que “si es oro todo lo que reluce”, y Dubai es una de ellas. Es posible, no sólo comprar joyas de valores incalculables, coches de cifras astronómicas, o lingotes de oro en una máquina expendedora, como si de chucherías para niños se tratase, si no que también puedes comprar lámparas bañadas en oro, griferías cubiertas con este fino metal y caprichitos por el estilo ¡en el centro comercial al lado de casa!. Y lo sorprendente, es que en esas tiendas, siempre hay alguien comprando ¡ahí lo dejo!
Pero no os asustéis, que Dubai en contra de lo que muchos creen, es un destino apto para todo el mundo que busque pasar unas vacaciones diferentes y divertidas, sin pretensiones de volver a casa con la mochila cargada de incansables rutas turísticas por monumentos y museos. Por que en Dubai, lo auténtico está en el día a día de la ciudad, en lo inmediato, en lo tangible, que no por ello deja de ser efímero, en los contrastes, y en ver todo lo que se puede hacer con dinero.
Hoteles que ellos califican como 7 estrellas, islas artificiales, y las cadenas hoteleras más prestigiosas del mundo han recalado es esta ciudad, para ofrecer al mundo una imagen exclusiva y de calidad. Por que en Dubai, todo se hace a lo grande. El centro comercial más grande del mundo, la fuente más grande del mundo, el edificio más alto del mundo, el puerto artificial más grande del mundo, el mayor parque temático cubierto del mundo, la pista de tenis más alta del mundo, y todo así.
Vistas de Dubay desde el Hotel Burj Khalifa
Pero aun hay más, y esta es la parte que pocos conocen:Y es: Que si has tenido la suerte de ser emiratí, de padres emiraties, abuelos emiraties, y así hasta donde el árbol genealógico llegue a sus raíces amigo, tienes la vida resuelta. Aquí el gobierno cuida de sus ciudadanos desde que llegan a este mundo, con el llamado “cheque bebé”. Una cuenta con unos 12.000 dólares para sus primeros gastos. Pañales y esas cosas básicas, por que si no, ¿ para qué?.La educación es gratuita desde que un niño pone un pie en el cole, hasta que decida terminar sus estudios universitarios, siempre que los haga en territorio emiratí. Si decide hacerlos fuera, le dan una “pequeña” ayuda consistente en billetes de avión, más una parte importante de los gastos que conlleva estudiar fuera. Obviamente allí que un joven sea no universitario, sería como ver un extraterrestre. La sanidad también es gratuita, hasta el punto que la cirugía plástica también está incluida. Si decides casarte, (con un/una emiratí), existe también el “cheque de boda”, y regalito de otros 12.000 dólares, coche y casa para empezar una nueva y cómoda vida, más exención de impuestos, luz, agua y gas a bajo coste. ¡Hay más!
Cada año, el gobierno central, con sede en Abu Dhabi, reparte entre sus ciudadanos (emiratíes ) un tanto por ciento, muy muy muy pequeño de los beneficios obtenidos del petróleo, y así cada persona recibe una notificación de su banco informándole que 45.000 o 50.000 dólares le han sido ingresados en su cuenta, en concepto de beneficio obtenido por la venta del oro liquido. Así sí. A eso le llamo yo calidad de vida. ¡Así es fácil entenderlo todo! Es fácil entender que las firmas más prestigiosas de todo el mundo abran sus puertas en esta ciudad, donde lo habitual es ver a las señoras comprarse bolsos de 5000 dólares como para el resto de los mortales comprar uno de 50. Es fácil entender como esas mujeres perfectamente maquilladas, lucen entre su abaya (que por cierto no es de uso obligatorio como en otros países árabes) zapatos de las marcas más prestigiosas del mundo, pasean por los centros comerciales a la búsqueda de lo último en moda, y no entiendan muy bien cuando un extranjero deja de comprarse un capricho, alegando que es caro.
Coches millonarios recorren las carreteras de 12 carriles, sin temor a gastar toda la gasolina que puedan, ya que quizás quien lo conduce tenga su propio pozo de petróleo, por lo tanto, ¡quién dijo miedo! Se pagan millones por la matricula 1, por el mejor caballo de raza árabe, por el mejor camello, por el mejor halcón, el brillante más puro, o el capricho mas estridente.
Y mientras tanto el turista “ojiplático”, disfruta de todo eso que el dinero ha creado para él.En Dubai, se apostó por un turismo de calidad, lo cual no quiere decir turismo para ricos, que también. Todo está cuidado y limpio. La atención es esquisita, y si te dejas el móvil olvidado en una mesa de restaurante, puedes volver a por él, por que allí estará.
En esta ciudad hay hoteles de 3*, 4*, 5*, 5*lujo y el más emblemático de todos: El hotel Burj Al Arab, el hotel de la vela como muchos le llaman. Un hotel que como decía antes, es oro todo lo que reluce.
Suite del Hotel Burj el Arab
Todas las habitaciones tienen dos plantas, grifo bañados en oro, amenities de Hermes, servicio de recepción en cada planta, un restaurante dentro de un macro acuario, y exquisiteces por el estilo. Allí sólo puedes entrar si estás alojado o tienes una reserva para tomar algo, como un “indulgence tea”, cenar o almorzar, es decir, mínimo 150 dólares, un té con pastas. Eso sí, con unas vistas de Dubai, espectaculares, y regocijándote por estar en un hotel “de ricos “.
Pero vayamos al mundo “terrenal “.Hay hoteles de 4* y 5* a precios muy asequibles, al igual que en otros lugares como del mundo.Visitas con guía en Español, para recorrer la ciudad, visitar el mercado del oro en la parte “antigua “ de la ciudad, y cruzar el creek (ria ), en un “abra”, taxi acuático que la gente de a pié usa para ir de una parte de la ciudad a otra. Parques acuáticos para toda la familia, playas de arena blanca y aguas turquesas, pistas de hielo cubiertas, y todo tipo de actividades de aventura, como escalada, tirolinas, salto en paracaídas, etc.
Pero sin duda, la guinda del pastel para el turista, es el safari en 4x4 por las dunas del desierto de Arabia. ¡Adrenalina en estado puro!.
Conductores expertos en conducción en arena (tienen un carnet especial) , recogen a sus clientes en los hoteles para comenzar con esta vibrante excursión, apta para los amantes de las emociones fuertes.
Después de hacer el proceso de desinflar las ruedas de los toyotas 4x4, eso conductores, comienzan lo que en principio parece un agradable paseo por pequeñas dunas de arena. Nada más lejos de la realidad, cuando te dicen: Póngase el cinturón.Cabeza arriba, abajo, de lado, inclinada, oblicua, gritos, emoción y adrenalina, mucha adrenalina, subida a una duna, curva de 360 grados en un cráter, la arena cubre todo el coche, tu dentro, a todo gas, o eso crees, y mientras no sabes dónde tienes la cabeza y los pies, ves al chofer conduciendo con una mano, haciendo fotos, y diciendo: ¡Go, go, go! Lo que traducido seria: ¡Vamos chicos, lo bueno empieza ahora! ¡Entonces es cuando el más ateo se vuelve creyente!
Después de esto, es normal, que quieras ir a un centro comercial, pisar tierra firme y sentarte a tomar una cerveza bien fresquita, frente a una fuente. La más grande el mundo, claro.
Fdo: Obdulia Bonillo.Directora Viajes El Reino de Saba.Directora Indo Destination, touroperador especialista en viajes a Asia.