Hola Patarranes y Patarranas.
Volvemos a la carga.
Maestre Patarrán... con su venia.
En la anterior crónica nos quedamos... en el día 11 de moto.
Y en la playita.... ¿Lo Recordais?
(Ver: Los Los Balcanes Patarranicos (III) )Seguimos con la aventura.
(Y os aconsejo que... no os perdáis el vídeo del final Es una joyita)
DÍA 12. PREVEZA-THEODORIANA. 175 kms
El descanso de la insustancial etapa anterior me vino de perlas para afrontar nuevas emociones en las montañas Tzoumerka. El trayecto desde Preveza hasta más allá de Theodoriana fue básicamente offroad y en pocas horas pasé del calor asfixiante de la costa... a la nieve y las tormentas en las cumbres.
Las imponentes montañas de la región de Épiro no decepcionaron en ningún momento.
Algunas señales situadas estratégicamente junto al camino parecían querer asustar a los forasteros, pero no me arredré.
Seguí y disfruté de un sube y baja contínuo amenizado con algunos riachuelos,
Y también chubascos débiles y alguna una breve granizada.
Por suerte siempre encontraba algún ermitorio abierto donde refugiarme.
Podías entrar hasta la cocina y ver qué comía y fumaba el sacristán.
Mientras tanto el paisaje se volvía más y mas "alpino"...
A mediodía alcancé uno de los hitos que me habia marcado: el fabuloso puente sobre el río Arachtos en Plaka.
Los truenos sonaban persistentemente en la lejanía y, con la esperanza de que mejorase el panorama, paré a comer allí cerca, junto al puente nuevo. La camarera me sacó unas "serias albóndigas" y una genuina ensalada griega. Genial.
Como no dejaba de tronar le pregunté a la chica por el tiempo:
-¿Sabes algo de la previsión meteorológica?
-¿Previsión? No hace falta. Aquí siempre es igual.
-¿Entonces?
-Un poco de sol por la mañana, y luego nubes y tormenta. Prepárate.
-Jopé.
La chica tenía toda la razón, no iba a poder esquivar la tormenta. Tomé la decisión de continuar igualmente, total sólo había que subir del tirón desde el valle de Plaka a 200 metros de altitud hasta los 2200 del puerto cerca del pico Megalolivado.
Al menos, el paisaje, rabiosamente verde y alpino, compensaría el esfuerzo y la incertidumbre. El caminito... se las traía.
Y el cielo... tan pronto se despejaba como se cerraba completamente.
Los rayos caían más cerca o más lejos alternativamente... me iba a mojar bien.
A mitad de subida paré a refugiarme unos minutos en la caseta de Basili, junto a su granja.
Una vez cesó la lluvia me animó a continuar, y me avisó de que todavía podría resguardame más arriba en otro refugio que encontraría en el camino. No hizo falta parar. El sirimiri me acompañó en el último tramo, y tras innumerables zigzags de la pista (y también incontables dudas acerca de dónde me estaba metiendo) conseguí coronar.
Unos enormes "neveros" naturales me decían que debía de ir con mucho tino...
Pero... Anda que no me gusta a mí la nieve, y más en verano.
Para cuando llegué arriba, más helado y mojado que un pingüino, la tormenta se había disipado. Disfruté poco de las vistas y del subidón de adrenalina tras franquear el collado, una lástima, pero es que se hacía tarde y no tenía nada claro si la bajada hacia el siguiente valle estaría despejada.
De hecho, nada más empezar el descenso el camino empeoró súbitamente. Tocaba sufrir unos kilómetros, pero a lo lejos se distinguía una pista decente. Lo conseguiría. O no...
El tramo en bajada sobre pedruscos mojados... fue exigente.
Y para cuando llegué a la siguiente caseta habitada me encontraba bastante fatigado e igualmente estresado. Como aquello no cambiara lo iba a pasar mal.
Los chavales que me recibieron me contaron que eran primos y que pasaban allí todo el verano cuidando sus rebaños.
Me invitaron a refugiarme al calor de su cuchitril y a tomar un café que me revitalizó después de tantos esfuerzos.
Comentaron que la pista era accesible por todoterreno justo hasta su caseta. Peror donde yo había bajado jamás habían visto un coche.
También me dieron indicaciones para llegar al siguiente pueblito, Theodoriana y dónde alojarme, aunque no me enteré ni de la mitad, claro.
En fin, menuda suerte tuve de encontrarme con ellos: me dieron techo, calor, bebida, información y ánimos. Y siempre riendo. Buena gente.
Seguí bajando ya por una pista en condiciones y contacté con otros granjeros así como con sus perros pastores; indicaciones y escolta no me faltaron.
Tras un descenso larguísmo llegué a Theodoriana pero pasé de largo. Pensé que encontraría alojamiento más adelante, cerca de la carretera "principal" que intuía cercana en el gps.
Una vez en dicha carretera alguien me recomendó tirar a derechas, que en esa dirección encontraría pronto algún hotel. Anochecía y yo sin luz delantera. Ningún coche ni pueblo en cerca de 20 kilómetros...es que esta región de Épiro es desolada como pocas.
Llegué a un túnel kilométrico iluminado... hasta que dejó de estarlo.
Creo que es lo más peligroso que he hecho en mi vida: seguir recto entre tinieblas hacia un punto de luz del tamaño de una uña durante XX segundos que me parecieron eternos.
Hubo suerte, y con las últimas luces del atardecer encontré una sórdida taberna a pie de carretera donde me dejaron dormir después de insistir un poco.
Una jornada inolvidable: Pure Patarrán... Oh Yeah...!
DÍA 13. THEODORIANA-IOANINNA. 300 kmsDirectamente al lío. Tenía que volver a pasar por aquel largo túnel falto de iluminación y para evitarlo me metí por la antigua "carretera" que lo bordeaba. Empecé con dificultades pero seguí adelante.
Volví a la boca del túnel y esperé a que pasara algún coche en el sentido de mi marcha.
Cuestión de mucha paciencia, no menos de diez minutos. Ya dije que en esta región apenas hay humanos. En cuanto se presentó mi víctima me enganché cual rémora a su trasera y crucé al otro lado.
¿Cómo es el interior de Epirus?
Montañoso, salvaje, desolado, extremo, siempre verde, frío, deshabitado: ME ENCANTÓ.
Camino de Kalambaka el relieve se fue suavizando... parcialmente.
Pues en Meteora los caprichos de la geología volvían a mostrarse con generosidad.
Allí mismo di la vuelta hacia occidente.
Si bien los monasterios merecían una visita detenida, el exceso de turistas me desanimó
Y... no os voy a engñar. Pronto me vi enfrascado en otros quehaceres mas "patarránicos" y lejos de la multitud enloquecida.
Este otro riachuelo fue infranqueable. Me costó mucho descender hasta allí, y para mi desgracia el camino y el vado habían sido borrados por la erosión. Me pateé la otra orilla buscando la continuación y vi que "sin la colaboración de más zapadores" aquella empresa no era sensata.
Asi que... regañadientes y lamentando el trabajo perdido, regresé por donde había bajado buscando asfalto para escapar de allí.
Siguieron carreteras desiertas llenas de escombros, alguna pista insulsa, frío y, sin más historias, llegué a Ioaninna.
Había comenzado la vuelta a casa y tenía la sensación de que bajaba la motivación y de que ya no volverían las emociones fuertes.
DÍA 14. IOANINNA-KASTORIA. 300 kms
Día con demasiado relax que acabó por pasarme factura. Además, esta sección era la parte menos trabajada del track, y así salió.
Para empezar, un poco de turismo aeronáutico a la salida de Ioaninna. Tenían allí unos cazas tan abandonados como la misma ciudad.
La ruta me llevó por pueblos de nombre kafkiano, y no es ninguna hipérbole.
En pleno delirio con los insectos pasé por puentes con forma de oruga (Kalogeriko)
Y luego por carreteras como intestinos (camino de Papingo).
Vistas de impresión en la garganta de Vikos, dicen que la más profunda del planeta,
Más tarde, descanso acuático en las Rogovo Ovires, algo así como los Ojos del Rogovo.
También hay que descansar, ¿no?
No todos los días van a ser de excesos... digo yo.
Por supuesto... A continuación, los placeres gastronómicos.
Berenjenas, cómo no, estamos en Grecia.
Y somos Patarranes.
Buena cerveza, con un nombre asequible para principiantes del idioma griego.
Y de postre, un chute de ouzo y a dormirla por ahí.
Demasiada desconexión. Cuando llegué a la alta montaña un poco más tarde... se me había olvidado que la etapa era de 300 y no de 200 kms. Y ya era tarde para repostar.
Tuve que saltarme la visita a las montañas Grammos.
Y fué una pena, porque era una excursión que prometía mucho, toda ella por encima de los 2000 metros de altura.
Me desvié por una carretera "importante" según el gps con la esperanza de encontrar combustible. Craso error: unos 40 kms de desolación absoluta por la típica carretera griega de montaña: asfalto blanquecino, pedruscos en la calzada, excrementos de animales por doquier, hornacinas marianas, fuentes casi en cada curva, riachuelos desmadrados sobre la calzada, etcétera.
Muy interesante, pero no cuando lo que más deseas es encontrar una gasolinera con urgencia.
Llegué de milagro a Kastoria. Estoy hecho un animal, como los que pasan por allí.
DÍA 15. KASTORIA-OHRID. 220 kmsEn Kastoria se extinguieron los castores hacía muchos años, de ahí el nombre de la ciudad.
Me lo contó un peluquero local, que me hizo un corte atroz, por cierto.
Hablaba por los codos y creo que se le fue la tijera.
Que si el lago se helaba en invierno, que si los nazis cometieron tropelías en la guerra, que si las pieles de visón...
A poco de abandonar Kastoria la carretera fue ganando altura hasta que pronto me vi solo en las montañas, cruzando alguna aldea solitaria y con escasa vida.
Pero... Yo buscaba la aduana de Med?itlija-Níki para entrar en Macedonia, pero las señales me indicaban el camino a un país extinguido,
Qué extraño todo. Salí de la región de Macedonia para entrar en la república de Macedonia. En la aduana, un recordatorio más de que debería arreglar las luces...
Una primera parada en Bitola con el objetivo de integrarme en el país rápidamente. Fracasé. Me dieron cerveza búlgara.
Camino del lago Prespa, en Otesevo, visité el gran hotel Evropa.
Un hotelazo construído en los 90.
Podías explorarlo a placer: habitaciones, salones, bolera, restaurante, discoteca, piscina, minigolf, cocina...
Tras la guerra este mastodonte quedó varado en la orilla del lago, cada día más destruído y cubierto de vegetación.
Un romántico había dejado en recepción un mensaje para los visitantes apelando a respetar el misterio del lugar, pero allí no encontré más que rastros de vandalismo y rapiña.
Seguí ruta hacia las montañas Galicica, donde me encontré esta hornacina a pie de carretera rebosante de dinero.
Como no había cambiado todavía moneda y nadie podía verme, aproveché para cambiar euros por dinares, total, al santo le daría lo mismo en el cielo.
Por supuesto es broma, ¡malpensados!
Lo que sí hice fue subirme hasta las cimas más altas de Galicica por caminos poco trotados
Con la vista de la lago Ohrid
Y tras extasiarme con el panorama desde la cima, emprendí la larga bajada hacia Ohrid donde tenía pensado hacer noche.
En medio de un atasco conocí a Tom, que me buscó una casita en el casco viejo de la ciudad, y así resolví el asunto del alojamiento.
Ohrid, por cierto,bastante más marchosa por la noche que Pogradec, justo enfrente, en la otra orilla del lago, allí dónde rompí el stator... ¡Que momentos...!Suzuki DRZ400. Trail forever over Balcans Mountains. Greece
TO BE CONTINUED...
La aventura completa... en los links siguientes
DRZ400. Trail Forever. Los Balcanes Patarránicos (I)
DRZ400. Trail Forever. Los Balcanes Patarránicos (II)
DRZ400. Trail Forever. Los Balcanes Patarránicos (III)
DRZ400. Trail Forever. Los Balcanes Patarránicos (IV)
DRZ400. Trail Forever. Los Balcanes Patarránicos (V)
DRZ400. Trail Forever. Los Balcanes Patarránicos. (VI)