Senda boscosa del Camino de Santiago
Ésta última parte del viaje que sobreviene a todo peregrino, tiende a convertirse en un retorno a la realidad percibida a través de nuestras rutinas diarias, sin caer en el detalle de una vez entrado en el Camino y realizado su viaje, te conviertes en un peregrino de por vida.
Aunque no siempre fue así de sencillo. De hecho ese después durante siglos fue un retorno a casa por la misma senda del Camino de Santiago pero a la inversa. Si sobrevivías a esta aventura de ida y vuelta te podrías considerar el más afortunado de todos los peregrinos.
Iglesia de Vilabade, uno de los hitos del Camino Primitivo
Sirvan como ejemplos no pocas reseñas en los registros de antiguos hospitales de peregrinos, donde se certificaba el paso de matrimonios en su peregrinación hacia Compostela, y a la vuelta de la visita al Santo Sepulcro sólo aparecían registrados de nuevo la viuda o el viudo de.
El antiquísimo hospital de peregrinos de Montouto
Hoy en día los “después” son mucho más livianos a pesar de la supuesta dura vuelta a la realidad. La diferencia estriba –además del cómodo viaje de regreso en transporte motorizado– en que ahora nos hemos convertido en peregrinos, un gran detalle que no debemos pasar por alto, y que sin duda alivia la pesada carga de la otra “mochila” del retorno a la rutina de siempre.
Capilla de Santa María de Bustol
Entonces sólo nos quedaría contestar al siguiente interrogante: ¿cómo debería ser el aterrizaje de un peregrino tras semanas de desconexión durante su Camino de Santiago?
Senda boscosa del Camino Primitivo
Tender puentes
No es algo baladí volver a tu vida anterior sobre todo si has realizado una ruta jacobea de más de un mes de duración.El ritmo de vida adquirido en tu día a día como peregrino es completamente diferente al de tu rutina diaria en el lugar donde resides o trabajas.
Monasterio de Santa María la Real de Obona
Conviene por tanto acompasar las distintas velocidades, tender puentes entre ambos mundos sin renunciar a aquellas bondades que el Camino de Santiago te ha enseñado para mejorar tus quehaceres diarios.
Mente sana en un cuerpo sano
La frase completa atribuida a los romanos es:Orandum est ut sit mens sana in corpore sano
Que traducida al español podría sería: se debe orar que se nos conceda una mente sana en un cuerpo sano.
Hacer un Camino supone una desconexión saludable de una realidad cuadriculada en la que muchos de nosotros vivimos. Es una bendición para nuestra mente tener ocupada la misma sólo en aquellas cosas realmente imprescindibles para viajar como un peregrino.
Tramo de la épica Ruta de los Hospitales
No sólo la mente nos los agradecerá, también nuestro cuerpo. Caminar es una de las actividades físicas más sanas que existen, y quizá la más recomendada por nuestros médicos de cabecera para practicar diariamente.
Tras al menos una semana de caminatas por las sendas del Camino de Santiago, habremos adquirido un buen grado de forma física.
Aprovechar este empujón que el Camino nos depara para adquirir una cierta rutina diaria de largos paseos, es una gran oportunidad para nuestra salud. De hecho dejar de caminar de repente tras unos largos días de Camino, no es tarea fácil hasta para los más acomodados. ¡Aprovechémoslo!
Senda del Camino Primitivo
Nuestra nueva mochila
Durante nuestro Camino de Santiago hemos llevado siempre encima una mochila con las cosas imprescindibles para finalizar con éxito este peregrinar.Nos hemos dado cuenta enseguida de lo poco que necesitamos para disfrutar de un viaje como la aventura jacobea.
Vistas de Tineo desde el Camino Primitivo
Muchas veces nos acostumbramos a llevar mochilas demasiado pesadas en nuestra vida diaria, cuando lo que necesitamos realmente es simplificar, aliviar cargas, en definitiva sentirnos mucho más livianos.
Siempre existe la mochila física, ésa que nos presiona los hombros y tira de nuestro cuerpo en las cuestas hacia atrás, pero también en el Camino cargamos con una mochila emocional.
El Camino también te enseña a ir deshaciéndote de cargas que nosotros mismos nos ponemos y que dificultan el natural fluir de nuestra vida cotidiana.
Al final de tu Camino, ambas mochilas quedarán reducidas a su mínima expresión, haciéndonos sentir las personas más livianas del mundo.
Tramo de la épica Ruta de los Hospitales
En el después, se trataría de mantener esa mochila emocional con la mayor carga positiva posible, eliminando como siempre todo aquello que nos lastre en nuestro caminar por la vida, al fin y al cabo: ¿no es acaso el Camino de Santiago una metáfora de la propia vida?
Lo importante es el recorrido
Una de las máximas para todo peregrino que entra en el Camino de Santiago alude a la importancia del recorrido en detrimento del destino.Cuando ponemos el foco en el recorrido, comenzamos a valorar y disfrutar detalles del Camino antes del final de cada etapa.
Esta visión del Camino, y por ende de la propia vida, te da una perspectiva que se aleja de los objetivos que a veces nos exigimos olvidándonos del mientras tanto, es decir de tu presente, de lo único que realmente existe, percibes y disfrutas.
Mojón en el Camino Primitivo
Solemos escribir a menudo en este mismo blog que el Camino de Santiago comienza en el mismo instante en que decides hacerlo. Desde que tomas una decisión hasta que llegas a Santiago de Compostela el Camino se conforma un recorrido único, lleno de preparativos y alicientes al principio, para después disfrutar de un viaje único que antes habíamos sólo imaginado, quizá documentado y siempre deseado.
¿Por qué tendríamos que esperar a pisar el Camino para comenzar a disfrutarlo? En mi opinión no hay razón lógica alguna.
Una gran amistad
En el clásico del cine Casablanca, Rick se dirige con estas palabras al Capitán Renault mientras se alejan entre la bruma de un aeropuerto:Louis, creo que éste es el comienzo de una hermosa amistad
Bien podríamos retocar un poco la cita y escribirla de la siguiente manera:
Santiago, creo que éste es el comienzo de una hermosa amistad
¿Sabes cuántas rutas se dirigen a Compostela siguiendo los diferentes Caminos de Santiago?
Podríamos estar sólo recorriendo España gracias al Camino durante muchos, muchos años sin repetir un solo tramo, bueno quizá uno sí, aquél que transita por las calles empedradas de Compostela hasta la Plaza del Obradoiro.