Su localización idílica y su clima estable, varia con una máxima de 23 ºC en los primeros meses del año y alcanza una mínima de 18 ºC en junio, manteniéndolo hasta septiembre, hacen de este lugar un sitio turístico de gran valor para todos aquellos que necesiten desconectar del ajetreado mundo actual. En sus casi 164 kilómetros cuadrados de superficie, en la isla de Pascua, parece no pasar el tiempo y permanecer invariable con el paso de los siglos. Su única población y desarrollo humano se da en la capital, Hanga Roa, con 3800 habitantes, manteniendo el resto de la isla prácticamente inalterable.
La extensa vegetación de la isla de Pascua crece abundantemente debido a su clima tropical y sus continuas lluvias y cuenta tanto con una flora como fauna autóctonas únicas en el mundo, como sucede con hau hau, árbol cuya corteza se utiliza para la creación de cuerdas o los reptiles moko uru-uru kau y moko uri uri.
Pero, si por algo es conocida la Isla de Pascua es por sus moáis, esculturas realizadas en piedra, concretamente en toba, una roca ignea predominante en la isla debido a la acción volcánica, que tan sólo se hallan en esta lugar del mundo. Su temática son rostros retratados, algunos con cuerpo, que siguen siendo un misterio a día de hoy. Se han contabilizado un total de 600 moáis terminados y casi 400 más sin acabar.
Tanto el inicio de la construcción de los moáis como su finalidad y creencia, se ha perdido con los nativos que los crearon. Si bien, se calcula que pudieron ser realizados entre los siglos XII y XVII. Las hipótesis que se barajan para darle una explicación a este fenómeno único e irrepetible son infinitas, desde un culto a los muertos hasta alabanza y representación de los dioses.
Tristemente, a día de hoy, casi todas ellas están destrozadas o incompletas, ya que desde que se tiene constancia tras las continuas colonizaciones europeas, la primera en 1722 al mando del holandés Jakob Roggeveen, los moáis han sido derribados, arrojados al mar y fragmentados. Además, casi todas ellas se elevaban sobre una plataforma que las sujetaba, llamadas ahus, y de las cuales fueron bajadas a partir del siglo XVII.
Aun así, el respeto y culto por estas edificaciones místicas ha llevado a que, desde comienzos del siglo XX se haya intentado restaurar y rescatar del océano gran parte de ellos, pero su excesivo tamaño, peso y número hace que se avance de manera muy lenta.
Fuente: wikipedia, Youtube