Ésto, no solo me da material para seguir escribiendo sino que es la excusa perfecta para salir de la rutina. Dejar de pensar en lo que viene por un rato, y detenernos a pensar en el ahora, en lo que tenemos y valorarlo.
Aprender a disfrutar de los placeres de la vida sin dejarnos llevar por la ansiedad, sin perdernos los detalles. Por ejemplo, ¿alguna vez les paso eso de ir caminando y descubrir un edificio, estatua o negocio que nunca habían percibido antes a pesar de hacer ese recorrido regularmente?
Hace aproximadamente un año, sentí esto. En una clase del curso de fotografía, nos citaron en Puerto Madero para practicar algunas técnicas y a pesar de vivir en Buenos Aires desde hace tanto tiempo, nunca había observado un atardecer en este lugar.
Pongamos esto en práctica, dejemos de lado las quejas, el acelere diario y caminemos lento para percibir todo lo que nos rodea.
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