Cada castaños tiene su dueño, estando escrito así desde antiguo y que proporcionaban al propietario del árbol ingresos tanto por el fruto (la castaña), la madera o incluso, aquí viene lo curioso, por la sombra que daban. Esto último viene porque los ganaderos que bajaban de la sierra pactaban con los dueños del castaño la sombra que proporcionaban para que su ganado descansara, pasando la noche incluso, antes de su entrada en el pueblo. Siendo los que estaban situados junto al río los más valorados ya que también el ganado se podía abastecer mejor.
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 2.5 España.