Continuamos con nuestra serie dedicada a la ciudad de Venecia. En la primera entrada os expliqué cómo llegar a la isla, cómo moveros y cómo evitar ser timados. En esta segunda entrada, sin embargo, os voy a mostrar, a través del objetivo de mi cámara, la belleza de la impresionante plaza de San Marcos y os contaré, además, algunas cuestiones básicas que debéis tener en cuenta.
Venecia. Plaza de San Marcos, belleza y cuestiones a tener en cuenta
La plaza es impresionante, sin duda. Cuando llegué a ella vinieron a mi memoria las diapositivas con las imágenes de los distintos edificios que componen la plaza cuando estudié Historia del Arte en el instituto.
Ojito con los cafés y con dar de comer a las palomas…
Ahora que digo “plaza”, ojo al dato a dos cuestiones:
A menos que seáis ricos, absteneros a tomaros un café en cualquiera de las cafeterías porque el precio medio ronda los 6 euros (las vistas se pagan y bien);
Cuidado con aceptar el maíz que algún indio os ofrecerá (de hecho a mí hasta me agarraron la mano para que lo cogiera y la tuve que retirar) para que se os suban las palomas (hay miles) y poder echaros una foto con ellas, porque después os pedirán dinero a cambio del alimento.
Ubicación real de la oficina de turismo
La cuestión es que dada nuestra desorientación fuimos a buscar la oficina de turismo para conseguir un plano de la ciudad. Según el GPS (y ahora que lo veo según Google Maps), está situada cerca del arco que da entrada a la Plaza, pero después de recorrer todo el rectángulo descubrimos que estaba en la esquina que os indico en la siguiente imagen (no sé si es que habrán cambiado la ubicación y no están actualizados los datos en internet). Como para encontrarla. ¡Era un cuchitril en el último rincón!
Algunos desencuentros en la oficina de turismo
Bueno, entramos y pedimos un plano de la ciudad por el que nos cobraron creo recordar que 2,5 euros. Fue el único país del viaje (os recuerdo que también pasamos por Austria, Alemania y Eslovenia) en el que nos cobraron por él. En fin…
Asimismo le conté a la señora que nos atendió el suceso con la comida que os relaté en la primera entrada. Por un lado me preguntó que a qué sitio habíamos ido comer, que era imposible que hubiera un chino ofreciendo comida italiana (luego descubrí, como ya os he comentado, que había muuuuchos de estos sitios) y, por otro, exclamó que por supuesto había que pagar el coperto, que era lo más normal del mundo (con cara de indignada, además).
Le pregunté también por la Casa de Casanova y casi se rió en mi cara asegurando que no había ninguna. Bueno, pues mientras escribo esta entrada he hecho unas búsquedas en internet y, el citado galán, vivió no en una sino en varias y de hecho la más famosa está junto a la de Marco Polo…
Finalmente le preguntamos por alguna pizzería buena italiana (de las de verdad) y no sabía de ninguna. Le preguntó a varias de sus compañeras y nadie sabía darnos una respuesta. Al final dos de ellas nos dijeron que diéramos una vuelta o por la zona de Dorso Duro / La Giudedecca para disfrutar de las vistas al mar al atardecer o por el barrio de Santa Croce.
(Fuente)
Sí, yo creo que tuvimos mala suerte con las mujeres…
La cuestión es que tras dar una vuelta por la Plaza, no subimos al Campanile porque estábamos muertos, volvimos paseando al hotel gelato en mano. Fue en este recorrido donde descubrí que si te vas fijando puedes encontrar las señales turísticas a la altura de los primeros pisos… sniff.
¿Y vosotros, habéis estado en la Plaza de San Marcos? ¿Cuál ha sido vuestra experiencia? ¿Algún consejo para los futuros viajeros?
* Un dulce besito *