El verano pasado estuvimos en Venecia y guardo un recuerdo agridulce. Por un lado, puedo decir sin dudar que es uno de los sitios más bonitos en los que he estado y que probablemente estaré en mi vida. Por otro, creo que puedo asegurar, en la misma medida, que es el sitio más agobiante en el que he estado (y estaré jamás).
Con esta entrada iniciamos una serie dedicada a esta ciudad italiana. Como su título indica os explicaré cómo llegar, cómo moveros y cómo evitar ser timados, en la medida de lo posible, para poder disfrutar un poco más de la isla.
Cierro los ojos y todavía puedo ver la magnificencia de los edificios. Todos y cada uno de ellos me quitaron el sentido, hasta los más modestos… No, estos lo hicieron más, con sus cuerdas para tender la ropa, sus paredes desconchadas, sus azoteas… Una preciosidad.
Creo que ello compensa en buena medida, no, en cierta medida, el bochorno asfixiante, el gentío desmesurado que impedía a ratos transitar por las calles, la falta de señalización y de información…
Sin más, paso a detallaros mi experiencia por si os puede servir. Espero que sí.
Cómo llegar, moverse y evitar ser timado
Del aeropuerto a Piazzale Roma (puerta de Venecia)
Llegamos al aeropuerto Marco Polo desde Ljubljana en coche de alquiler. Justo en la puerta del parking por la que hay entrar a devolver el vehículo hay una gasolinera para llenar el depósito del vehículo antes de entregarlo.
Una vez en la terminal hay que salir fuera. Allí se puede coger para llegar a Venecia o el autobús número 5 o el autobús azul de ATVO. Ambos terminan el trayecto en Piazzale Roma, plaza en la que finalizan su recorrido las líneas de los autobuses que unen la ciudad con el resto de Italia. El primero cuesta 6 euros y tarda 1 hora y 45 minutos, porque hace varias paradas, y el segundo vale igual pero tarda 20 minutos. Nosotros cogimos el de ATVO comprando el billete de ida y vuelta en una máquina expendedora situada en el hall de llegadas, pero también se puede adquirir en las oficinas.
Adquisición del bono para los vaporetti: artículo de necesidad
Una vez en Piazzale Roma, andando un poquito, se encuentra la ACTV Ticket Office en la que compramos un bono de dos días (con viajes ilimitados) para los vaporetti (los autobuses acuáticos de Venecia). Aquí os enlazo a la página con los precios de los billetes.
VeneziaUnica CityPass: nada rentable
He de puntualizar que en esta oficina (y también en el aeropuerto) se puede adquirir la VeneziaUnica CityPass, pero no la cogimos porque antes de ir leímos en muchas páginas, foros y blogs que no sale rentable. Algunas webs hasta aseguraban que era un timo porque no incluye la visita a las mejores (o más famosas) atracciones turísticas. Y es verdad. Aún así os dejo este enlace a su página con más información.
Por mi experiencia, es mejor adquirir un bono de vaporetti y pagar solo la entrada de aquellos sitios que realmente se quiera visitar.
De Piazzale Roma al hotel, en nuestro caso el Casa Martini
Una vez comprado el bono hay que bajar al embarcadero. Ojo con las marquesinas: aseguraros antes de montaros si el vaporetto se dirige hacia la izquierda o hacia la derecha.
(Fuente)
Nosotros nos alojamos en el Hotel Casa Martini, del que os hablé en una entrada anterior, que está situado en el barrio de Cannaregio…
(Fuente)
…así que cogimos el vaporetto de la línea 1 (la más importante, que une Piazzale Roma con la isla de Lido pasando por Rialto y San Marcos) hasta S. Marcuola. Cual fue nuestra sorpresa cuando descubrimos que nos habíamos pasado de largo y que hubiese sido mejor bajarse una parada antes, en la de Ferrovia.
Aquí os dejo un enlace a un plano con las líneas de los vaporetti.
Fue bastante agobiante tratar de subir al bus con las maletas, con la gente empujando hacia el fondo bajo las órdenes de los revisores, con el bochorno del ambiente… Para colmo, como ya os he comentado, una vez en tierra tuvimos que deshacer el camino. No había indicaciones por ningún sitio (luego descubrí que existen algunas pero en alto, a la altura de un primer piso), las coordenadas que aparecían del hotel en internet eran incorrectas, no parábamos de darnos de bruces con calles que terminaban de repente en un canal o en un muro… Un desastre vamos. Al final preguntando en inglés dimos con el alojamiento que estaba situado en un angostísimo callejón :s
Muchísimo ojo con los falsos restaurantes italianos y con el coperto
Tras registrarnos en el hotel, dejar las maletas y comprobar que las instalaciones no se correspondían mucho con las fotos de internet, nos dispusimos a buscar un sitio para comer. Dimos con un bar que tenía buenos precios en la puerta, entramos, nos sentamos, descubrimos que estaba regentado por unos chinos, y después de media hora sin ser atendidos nos marchamos a otro lugar.
En el otro restaurante el camarero era indio y el dueño chino. Resumiendo diré que fue uno de los peores menús que he probado en mi vida. Aparte de que la calidad de los alimentos (no me atrevería a llamarle comida) era pésima, acabamos pagando casi el doble de lo que se indicaba en el cartel de la puerta. Resulta que el precio que ponía fuera era para estudiantes (y nosotros no lo éramos) y que a eso había que añadirle el pan, la bebida y…. el coperto (cubiertos, literalmente).
Mucho, mucho pero que mucho ojo con esta cuestión antes de entrar a ningún sitio (lo suelen indicar fuera). Son las propinas que hay que pagar por obligación en concepto de uso de los cubiertos y/o del pan. En algunos restaurantes pone coperto y en otros taxes (impuestos). Varían desde 1,5 hasta 5 euros, o desde 5 al 15% del precio de lo consumido.
Madre mía, si es que lo recuerdo y me vuelvo a encender como si estuviera pasando ahora mismo. Vaya bronca, o intento de bronca, le pegué con mi inglés “aturullao” al chino porque pensaba que me había timado: “Coperto??!! What means coperto? (tras su gesto de cortar con un cuchillo y tenedor invisibles) CUBIERTOS? are you telling me que me has cobrado por utilizar los cubiertos?! pues cómo querías que me lo comiera? with the hands?!!!”
Bueno, otra cuestión con la que hay que ser precavido es que puede que en la puerta haya un italiano preguntándoos si queréis comer o cenar, a modo de reclamo, pero que dentro haya sirviendo/cocinando indios y/o chinos. Que por cierto, yo no tengo nada en contra de esta gente, al revés me encanta la comida china e india (de hecho esta última es de mis favoritas), pero si queréis comer realmente comida italiana… echad un vistazo desde la calle antes de entrar. De todas formas, en las sucesivas entradas os comentaré un par de sitios buenos.
De Cannaregio a San Marco pasando por Rialto
Después de mal comer decidimos hacer algo que había leído en muchos blogs de viajes: volver a Piazzale Roma (la primera parada de los vaporetti) y coger un vaporetto para llegar a S. Marcos navegando a lo largo de todo el gran canal. Bien, pues cogimos un bus y como no miramos en la marquesina en qué dirección iba fuimos hacia S. Marcos en lugar de hacia Piazzale Roma.
La cuestión es que nos cabreamos y nos bajamos en la siguiente parada y decidimos ir paseando hasta la Plaza de San Marcos pasando por Rialto.
(La foto anterior ha sido mi fondo de escritorio durante muchos meses, jeje). Según Google Maps se tarda 20 minutos andando desde el Hotel Casa Martini, con lo cual, si ya habíamos hecho un trecho con el vaporetto, sería menos… bueno pues tardamos más de 2 horas porque nos perdimos… varias veces. Pasar pasamos por Rialto, pero parecía una romería… había trechos en los que tenías que andar a empellones y si a eso le sumamos el calor sofocante…
Unas semanas después de la vuelta del viaje entendí cuando dijeron en el telediario:
“Venecia, esa ciudad que sólo se puede disfrutar al alba (cuando aún no se han despertado los turistas)”.
La cuestión es que tiramos del GPS del coche (sí, sí, el Tomtom del coche porque en los móviles no teníamos datos) y, a base de gelatos (cucuruchos), conseguimos sobrevivir y llegar a S. Marcos, pero eso será otra historia…
¿Y vosotros, habéis estado en Venecia? ¿Cuál ha sido vuestra experiencia?
* Un dulce besito *