Mika, voz y color sobre el escenario


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Ayer tuve la oportunidad de ver a Mika en concierto. La verdad es que no es de mis artistas favoritos, ni siquiera había oído nada de su último disco, pero me ofrecieron una entrada y yo a estas cosas no me suelo negar. Lo primero comentar que estaba lleno, se agotaron las entradas y el Palacio de los Deportes empezó a llenarse de público (bastante hetereogéneo, que si familias con hijos, que si fans quiniceañeras, grupos de amigos jóvenes, parejas...).


A la hora señalada, los técnicos empezaron a montar un escenario un tanto especial. Una circunferencia inclinada hacía las veces de salón y en ella se ubicaban un sofá, una televisión antigua, una lámpara y una ventana. Empezaron a salir personajes vestidos con ropas años 70 y una proyección retransmitió el famoso apolo XIII que siguieron en 1970 miles de personas y que terminó en un catastrófico accidente. Tras la explosión, llegó Mika, colgando del techo y vestido de astronauta. En su brazo, una maleta mágica que traería mucho, pero que mucho juego en el espectáculo de luz y color que le seguiría.


Y tras un número digno de un buen actor, Mika arrancó el show con la canción que más famoso le ha hecho. Al ritmo de ‘Relax take it easy' consiguió que un público aún frío se empezase a mover, con las manos en alto, aplaudiendo sin parar. Esto sólo era un principio de todo lo que seguiría.


Mika, acompañado de sus cuatro músicos dio vida a sus canciones, ya de por sí cargadas de energía y de ritmos muy bailables. A su espectacular voz (un solo de trompeta a capella con sus cuerdas vocales y una balada que estremeció al público lo atestiguan), a su falsete (uno de los más famosos del panorama musical actual), a su belleza y su energía, le acompañaron una puesta en escena muy trabajada con todo tipo de detalles.


En este ‘teatro' que se montó el artista destacamos unas piernas de mujer gigantes que se hincharon sobre el escenario durante su canción ‘Big girl', unas proyecciones preciosas a todo color, un desfile de diversos personajes disfrazados con calaveras fluorescentes y cabezas de dragón muy llamativas y mucha, muchísima emoción.

Cuando ya parecía que no podía sorprendernos, se despidió al estilo ‘Mayumaná' al ritmo de unos tambores improvisados, confetis y serpentinas bañando a su público y dando protagonismo a sus acompañantes del show. Simpático, guapo y encantador, nos dejó a todos bailando y sedientos de diversión.


¡Y todo esto tras haberse recorrido media Europa en taxi! ¡Bravo por él, que siga llenándonos la vida de color!


 


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