Debes decir siempre la verdad.
Siéntate bien en la mesa.
Respeta a los mayores.
No se grita.
No pongas los codos sobre la mesa.
Mira a los ojos cuando hables con otra persona.
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Quizás, solo quizás todas estas normas cívicas no sean tan necesarias, o por lo menos ya para mí. Quizás llevo toda la vida haciéndome otra serie de preguntas que me han ido inquietando mucho más. Preguntas que nadie me respondió, secretos que nunca me resolvieron. Muchas preguntas que mi alma o mi corazón necesitaba conocer.
Desde que nacemos nos bombardean con normas sociales que debemos aprender, y cumplir, pero nadie se para a darnos las verdaderas claves de la felicidad. Enigmas que debemos ir experimentando y descubriendo poco a poco a lo largo de los años.
Nadie me enseñó que un beso se saborea mucho mejor con los ojos cerrados.
Nadie me dijo que los animales también lloran.
¿Cuánto es mucho tiempo? ¿Cuánto es poco tiempo?
¿Cómo debo comportarme en una primera cita?
¿Quién dice que es lo correcto?
¿En qué medida métrica se mide el extrañar a alguien?
¿Quién debe llamar primero después de una cita?
¿Qué distancia es la que separa los labios de dos amantes?
¿Duele el corazón? ¿Duele el alma? O simplemente es la razón la que impera y maneja nuestros sentimientos.
¿Cómo reconoceré al amor de mi vida?
¿Las notas de una canción pueden recordarme a una persona, momento o incluso aroma?
¿Hay distintas formas de amar?
¿Cómo se borran las huellas de mi piel y de mi recuerdo?
¿Qué técnica es la más eficaz para formatear algunos recuerdos?
¿Dónde imparten clases de lenguaje no verbal?
¿Cuánto es para siempre?
¿Podemos pensar los sentimientos?
¿Cuánto de bondadosa puedo llegar a ser sin parecer estúpida?
¿Se puede ser muy sincero, o simplemente se es o no se es sincero?
¿La melancolía nace en el corazón o en la memoria?
¿Hasta cuándo me aguantarán las fuerzas contra las adversidades?
¿Cuándo será la última vez?
¿Cómo puedo afinar mis sentimientos, pensamientos y actos?
La voz de mi interior habla y se cuestiona todas estas cosas y muchas más. Ella grita, patalea incesantemente buscando respuestas.
Quizás nada de estas preguntas tengan sentido. Quizás nos enseñen de pequeños las cosas que realmente importen, el saber actuar correctamente para vivir en armonía y en sociedad.
Quizás la búsqueda incansable a lo largo de mi vida sea necia y absurda. Quizás encontrar un significado un camino, o una respuesta a las preguntas de mi alma no tenga ningún valor. Pero siempre he necesitado entender los conceptos y comprender los procedimientos, pero por encima de todo, he necesitado resolver los enigmas de la inteligencia emocional, y dar de lado a cuestiones para mi persona mucho más triviales y banales.
La voz de mi interior se cuestiona incesantemente, pero lo que realmente me da las respuestas es VIVIR, SENTIR Y APRENDER.
Cupidero, creo que me moriré convencida que los soñadores somos el gran motor de que aún funcionen las cosas en el mundo. Pura magia hecha azúcar y sal (Carlos Pusso Lezcano)
LES QUIERO CON MUCHO HUMOR
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