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¿Qué es lo que quieres haber logrado en diciembre de 2018?
Vamos a comenzar el año con ganas. El post de hoy viene completo, muy completo.
Te hablaré de los objetivos y los propósitos. En qué se diferencian, porque no son lo mismo, y por qué debes tener ambos a la vez, en mente. Te mostraré también cómo se definen objetivos de forma que no los dejes tirados.
Objetivos vs. propósitos
Es fácil confundir ambos conceptos, pero no, amiga, no son lo mismo.
Los objetivos son esas metas o ese a dónde queremos llegar, en un plazo determinado (objetivo diario, semanal, mensual, anual, etc...), es un logro que queremos alcanzar. Por ejemplo: "Perder 5 kilos en 3 meses".
Es algo concreto, claro y realizable, si lo analizamos, planificamos y nos ponemos en marcha. Usamos nuestra imaginación para vernos en el futuro, tal como nos gustaría estar (con 5 kilos menos, o hablando inglés fluidamente en un viaje, por usar los más comunes). Una vez sabemos a dónde queremos llegar, establecemos los pasos que hay que recorrer hasta llegar allí. Se tiene en cuenta qué es lo que queremos lograr, en cuánto tiempo y con qué recursos necesitamos contar, para lograrlo.
Los propósitos son algo más abstractos. Intentaré explicarme.
Un propósito tiene un aspecto más emocional que un objetivo (que es claro y tiene unos pasos a seguir, identificados). Es lo que eres, a día de hoy, y por tanto, no se puede forzar, es la energía que te sale de dentro. Es tu voluntad, de cara a hacer algo, tu motivación. Es decir, el porqué y el para qué haces algo.
Es una fuente de energía que nos resulta muy útil para poder establecer nuestros objetivos. Si defines tus propósitos, es como si dibujases el mapa de a dónde quieres llegar: cómo quieres vivir tu vida, quién quieres ser. Siempre podemos volver a nuestros propósitos cuando necesitemos un empujón o una motivación, para seguir adelante con nuestros objetivos. No lo puedes forzar. Un ejemplo sería "tener una actitud más positiva" o "dejar atrás el miedo". Estos ejemplos no tienen pasos intermedios, no es algo claro, pero es una actitud que (podrías) querer desarrollar.
Es muy recomendable pensar y trabajar en tus propósitos y objetivos, a la par. Para entendernos, estableciendo un propósito, como una ruta de vida, algo a lo que aspiramos, y estableciendo los objetivos que nos aporten para llegar a recorrer ese camino marcado por el propósito.
Definiendo nuestros propósitos
Lo primero a tener en cuenta, es que debes tener compromiso para cumplirlo. La mejor manera de comprometerte con ello es poniéndolo por escrito (poner en papel tus pensamientos es una manera de darles forma, y tenerlos muy en cuenta) y haciéndolo público (un poco de presión social, siempre de forma positiva, es bueno, ya que te esfuerzas, sabiendo que se espera algo de ti).
Tus propósitos deben estar muy relacionados con tu mentalidad, tus valores. Son una especie de deseo, que puede ser claro y muy concreto, o puede ser una frase motivadora (o incluso una palabra) con la que quieres alinearte, como "fuerza", "compasión", "apertura de mente"...No sigas las modas, usando las palabras o ideas de otro. Tiene que ser algo que te nazca dentro, que tenga importancia para ti. Solo de esta manera te motivarás realmente.
Trata de que esté en positivo, es decir, que motive, evitando palabras o términos más negativos. No es lo mismo decir "pasar menos tiempo sola" que "comunidad".
Los propósitos son evolucionables, y al igual que tu realidad, tu cuerpo y tu mente cambia con el paso del tiempo, tus propósitos deberían hacerlo también (pero, ey, nada de cambiar cada semana de propósito, que así no vamos a ninguna parte!).
Algunas preguntas que te pueden ayudar
¿Qué te preocupa?
¿Qué te gustaría crear, construir o lograr en tu vida?
¿Qué te gustaría dejar atrás? ¿Qué te gustaría olvidar?
¿Qué te hace feliz? ¿Qué te hace sentir orgullosa?
¿Qué miedos te gustaría dejar atrás?
¿De qué estás agradecida?
¿Qué palabras te gustaría que te definiesen?
¿Qué te motiva?
Algunos ejemplos de propósitos son: tener equilibrio (vida laboral y personal), tranquilidad, relax (menos estrés), valor, dar y recibir amor, conectar con los demás, más calidad en tus relaciones con amistades, ser más agradecida (quejarse menos), vivir el presente (olvidar el pasado), abrirme a la abundancia, saber perdonar, meditación.... Pero recuerda, tu propósito debe ser 100% personal, algo a tu medida.
En tu día a día: Los propósitos son una gran ayuda cuando necesitas volver a centrarte, cuando has perdido la motivación para llevar a cabo tus objetivos. Volver a revisar tus propósitos te ayudará a darles claridad ¿y si ese objetivo que se te ha atascado, en realidad no te aporta nada?, o a darles de nuevo el fuego que necesitas para ponerte en marcha (recordando tus motivos, el porqué quieres hacerlo).
Dedícate un rato (cada mes, por ejemplo) para repasar todo lo que has logrado en los últimos 30 días. Piensa en agradecer todo lo que has logrado, recibido, gente a la que has visto. Los buenos momentos. Ese agradecimiento hace que no te sientas en un estado de constante necesidad y calma tu mente (si solo vemos las listas de tareas como tal, como cosas que necesitamos hacer, es un pensamiento que nos genera ansiedad; con este pequeño ejercicio de agradecimiento, aliviamos un poco esa sensación).
Definiendo nuestros objetivos
1. Comienza haciendo una reflexión previa -tu pasado-
Hablé de esto hace un par de entradas. Y es que es fácil dejar abandonados los objetivos, si no realizamos un análisis previo de lo que ya hemos hecho, para saber qué nos ha funcionado...y qué no. Vamos, para evitar caer dos veces en la misma piedra.
Presta atención a las respuestas que tú misma te das a las preguntas de la reflexión e indaga más aún, si es posible.
2. Visualízate en el futuro
¿Cómo te gustaría verte en diciembre de 2018? ¿qué es lo que te gustaría haber conseguido?
Sueña, usa tu cabeza e imagínate a final del año que viene. Las cosas que imaginas que has logrado, esas son tus objetivos.
3. Detalla los objetivos de manera SMART
Los objetivos, para facilitar el trabajo, es recomendable definirlos de manera SMART, es decir:
Deben ser específicos (S), lo más claros y concisos posibles.
Deben ser medibles (M) para poder valorar al final si se cumplen o no.
Deben ser alcanzables (A), es decir, deben suponer un reto, pero nunca resultar imposibles.
Deben ser relevantes (R), importantes para ti, que realmente quieras lograrlo.
Deben tener plazo temporal (T), para que no se alarguen en el tiempo, y estés años y años persiguiéndolos.
4. Define los pasos intermedios
Ya sabes a dónde quieres llegar, ahora es el momento de establecer qué pasos tenemos que dar, hasta llegar a nuestra meta. Estos serán las acciones que iremos realizando a lo largo del tiempo.
El hacerlos más pequeños, nos ayudará a llevarlos a cabo:
Nos parecerá más fácil de abarcar
Es fácil repartir o agendar las acciones a lo largo del calendario (y evitamos olvidarnos del objetivo)
Siempre sabremos cuál es el siguiente paso a dar
Estos pasos intermedios serán siempre acciones concretas, claras y definidas en el tiempo.
Por ejemplo: Para un objetivo "perder 2 kilos al mes", las acciones concretas y claras, podrían ser:
Crear un menú equilibrado (domingo por la noche)
Comprar alimentos para el menú (lunes)
Apuntarme al gimnasio del barrio (martes)
Asistir a 3 clases en el gimnasio (martes, jueves y sábado)
5. Planifica tus jornadas ¡Saca tiempo para tus objetivos!
Vale, sé que la vida, ya de por sí, es ajetreada, pero si de verdad quieres conseguir algo, tienes que dedicarle tiempo, porque no va a venir solo.
Ya tienes tu lista de acciones concretas para tu objetivo, ahora tienes que buscarle un hueco en tu día a día. Lo mejor que puedes hacer es bloquearte el tiempo necesario, al igual que haces con una reunión o una cita médica. De esta manera, te obligas a dedicarle tiempo. Usa una agenda, los recordatorios del móvil o cualquier herramienta que te resulte útil.
6. Consejo extra: Registra tu progreso
Da lo mismo que uses un papel, un diario o una app específica. Anota tu progreso cada vez que des un paso en tu objetivo. Puede que sea una parte aburrida, o que no veas en inicio el uso que puede tener, pero créeme, que es una parte importante, porque te servirá de motivación, para esos días en los que creas que no puedes seguir adelante, simplemente, mirando el camino que ya has recorrido. Además, te permitirá analizar qué te está funcionando y qué no.
Con estos consejos, ¡no habrá propósito ni objetivo que se te resista!
Así que, recuerda, coge papel y boli, dedícate un rato de calma e introspección, y reflexiona: ¿qué quieres hacer este año? Te dejo pensando en ello, que yo voy a hacer lo mismo por mi parte :)
Si te apetece contarme qué decisión has tomado, me encantará leerte en comentarios.