Charles Dickens fue uno de los novelistas más destacados de la era victoriana. Junto con otros escritores como las hermanas Brontë, George Eliot, Thackeray o Thomas Hardy. Sus maravillosas novelas le proporcionaron gran popularidad, e incluso la reina Victoria seguía con gran interés el desenlace de sus historias, que se publicaban por entregas en folletones. En épocas posteriores, también ha sido muy celebrado por todos los públicos en numerosos lugares del mundo. Y muchos escritores importantes lo han leído y citado en mulitud de ocasiones. Convirtiéndose así en un escritor de referencia.
Charles Dickens nació el 7 de febrero de 1812 en Portsmouth, en el Hampshire. Su abuelo había sido jefe de mayordomos para lord Crewe. Y su abuela que anteriormente había servido en casa de lord Chamberlain, pasó al casarse a ejercer como ama de llaves en Crewe Hall. Así que al hijo de ambos, John Dickens, no le costó mucho acceder a la clase media, logrando un empleo de oficinista en la Armada, en el cual percibía un buen sueldo. Pero no fue un adecuado gestor de su dinero ni de su vida, lo que le llevó con su familia a la bancarrota, y a él a la cárcel.
Esta dura etapa marcó muchísimo a Dickens, que en aquel momento contaba con doce años. La marca de estas duras experiencias prevaleció durante toda su vida, determinando claramente su obra. Pues al hecho de ver a su padre entre rejas, se unió la circunstancia de tener que dejar la escuela y trabajar en una fábrica de betún del Londres más marginal. Posteriormente, su padre recibió una herencia con la que pudo salir de la cárcel, y además sacar a su hijo del trabajo de la fábrica. Después de todo aquello volvió a la escuela y trabajó de escribiente para un abogado. Más tarde se haría reportero de tribunales.
En esa época sufrió el rechazo de una joven a la que pretendía, por considerarlo poco solvente, y ese hecho impulsó de una manera muy fuerte el ímpetu que Dickens mostró durante toda su vida de tener éxito y ganar dinero. Así que alrededor de 1835 compatibilizó su trabajo de reportero con la toma de unos apuntes sobre la vida y escenas cotidianas que pudo publicar en la revista The Old Monthly Magazine, y que tuvieron un gran éxito. Dichos textos aparecieron hasta el año siguiente con los Papeles póstumos del Club Pickwick, y le hicieron célebre en toda Inglaterra. Siendo leídos por todo tipo de personas, ya fueran los lores del Parlamento, como los trabajadores o las verduleras de los mercados.
En ese momento de su vida en que se encontraba en la cresta de la ola se casó con Kate Hogarth, la hija del redactor jefe del Evening Chronicle, con la que llegó a tener diez hijos. Tenía 25 años y estaba deseoso de escribir más, así que simultaneó el Picwick con Oliver Twist. Además, dando un gran giro a sus escritos, ya que pasó de la comedia al melodrama. Oliver Twist quedará para siempre como una gran obra donde se retrata claramente la imagen de la infancia maltratada. Aunque la novela va más allá de las propias desventuras del protagonista, ya que también se ven representados en ella personajes del submundo londinense como Fagin o Sikes. En esta parte de la obra se describe ni más ni menos que el rostro del mal.
A partir de este momento Dickens continúa con su carrera a un ritmo trepidante. Entre 1838 y 1845 publicó Nicholas Nickleby, La tienda de antigüedades y Barnaby Rudge, su primera ficción histórica. Hay que añadir que aunque estas obras le proporcionaron cuantiosos ingresos, no tenía tiempo de darse muchos respiros, dado el numeroso tamaño de su familia, su afición por los viajes y por los lujos y comodidades. En 1850 mientras se embarcaba en la creación de una revista de gran tirada llamada Household Words, escribió su magna novela David Copperfield, que apareció en cuadernos semanales. Se trataba de su primera novela en primera persona, y en ella introdujo episodios de su propia vida.
Paralelamente a su gran ritmo de trabajo su matrimonio con Kate se fue deteriorando con el tiempo. En 1848 el matrimonio se rompió, y Kate se mudó a otro domicilio. Lo que provocó un escándalo en la mojigata sociedad victoriana. De hecho, el escritor perdió algunas de sus amistades, aunque su público ni se inmutó y le fue fiel hasta su muerte. Por otro lado, hay que decir que según algunos especialistas en su biografía la relación clandestina que tuvo el escritor con la joven actriz Ellen Ternan pudo haber influido en mayor o menor medida para que se produjera la separación definitiva del matrimonio. En cualquier caso, hacia el final de su vida debía mantener tres casas: la suya, la de su ex mujer y la de su amante actriz. En el año 2013 se estrenó una película basada en este amor oculto de Dickens llamada La mujer invisible (The invisible woman).
En 1860 volvió a crear una obra que bebía de las aguas de su infancia, Grandes Esperanzas, protagonizada por Pip. Quien al igual que David Copperfield cuenta su vida en primera persona. Esta novela es para muchos una de las más equilibradas de la bibliografía de Dickens. En esta época el escritor fue envejeciendo más rápidamente, a la fuerte presión económica de mantener tres casas había que sumarle la pérdida de algunos seres queridos como su hermano y su madre o el escritor William Thackeray. Su salud fue mermando con el tiempo, aunque no sus energías por seguir escribiendo y por seguir cautivando a su público en grandes auditorios, en los que él mismo dramatizaba sus elogiadas obras. Finalmente, cuando aún no había terminado de escribir la que sería su última obra, que dejó inconclusa, una novela donde abordaba el género de suspense. murió de un ataque cerebral a los 58 años.
Fuente: Galería de clásicos de la revista Qué leer del año 2008.
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