Te pongo en situación: estás con tu colega en casa contando las manchas de gotelé de la pared. Una tarde de infarto, te estarás diciendo. De repente, miras por la ventana y a lo lejos ves algo que acelera el ritmo de tu corazón, cansado ya de nacimiento. Es el coche de los chicos de Google, que está preparado para radiografiar tu calle e insertarla en su herramienta Street View (que pornográfico me ha quedado esto). Es entonces cuando en tu cerebro se activan una serie de conexiones neuronales que sólo están presentes en el lóbulo frontal de los seres supremos del masmolamiento, y decides ponerte rápidamente el traje de buceo con tu colega, pones unas hamacas en la calle y te dispones a esperar a que el coche de los chicos del buscador con gafas pase por la puerta de tu casa.
Tras unos minutos de espera, llega el momento, empiezas a sudar, miras en todas direcciones buscando una señal, un signo, algo que te indique qué hacer, un panel luminoso con mensajes bíblicos, una paloma blanca que te susurre al oído algo, un simple avión de papel que llega volando desde el más allá para caer en tus pies con una frase que te ayude a entrar en la historia del mundo googleriano. Tras pasarse el efecto del porro de María y darte cuenta de que tienes el google car en los morros, y viendo que Dios está muy ocupado organizando terremotos en países tercermundistas, haces lo único que has aprendido en tu vida: ponerte a correr como un retarded detrás del coche de San Google.
Y así, amigos míos, te conviertes en un fenómeno de la red, en un ejemplo a seguir, tu existencia se convierte en el fin mismo del camino de la vida de millones de personas. Sí queridos, a partir de ahora, tus hijos, los hijos de tus hijos, los hijos de los hijos de tus hijos, abrirán sus libros de historia y encontrarán la foto de sus antepasados en primera página, vestidos de buzo, con un arpón en la mano y persiguiendo un coche en medio de la calle.
Puedes conocer a estos dioses pinchando en este enlace , no tienen desperdicio.
Resumen para vagos: dos colgaos ven el coche de google street view, se visten de buzos, esperan a que pase y se ponen a perseguirlo por mitad de la calle.